Hillary Clinton: la hora ha llegado

Es un momento histórico. Tras perder la candidatura en 2009 frente Obama, ahora lo tiene todo a favor para convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos. Un paso fundamental para ella, pero también para todas las demás.

Hillary Clinton / Gtres

PEPA ROMA Madrid

Entre el 25 y el 28 de julio, en Filadelfia, debería escenificarse algo inédito en la historia de EE.UU. Se espera que, en la convención del partido demócrata, una mujer obtenga por primera vez la candidatura a la presidencia de la única superpotencia del planeta. Pero para que la "consagración" de Hillary Clinton se convierta en coronación (es decir, para que llegue a la Casa Blanca), tendrá que superar una dura carrera de obstáculos. El más grave es la sombra que puede proyectar en la campaña el contenido de su correo electrónico personal, que ha sido sujeto de investigación por el FBI.

Relaciones personales, tráfico de influencias... Se especula con que mucho de lo que desconocemos de esta mujer está ahí, a la espera de ser utilizado por sus rivales. Más de 30.000 mensajes que casi se cobran su candidatura. Tras una investigación de más de un año sobre el uso de su correo personal para tramitar asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado con el presidente Obama, el FBI ha decidido no recomendar acciones legales contra la señora Clinton. No ve intención dolosa en su conducta, pero sí califica de "extremadamente descuidado" el manejo de los e-mails que enviaron ella misma o sus ayudantes.

La ministra de Justicia, Loretta Lynch, anunció a continuación que se atendría a las recomendaciones del FBI, por lo que Hillary se libra de unas acusaciones que habrían hecho imposible su candidatura. Pero su rival, el virtual candidato republicano Donald Trump, está ya atacándola con toda la violencia verbal de la que es capaz para subrayar que la presidencia no puede ser para quien muestra semejante negligencia en asuntos de Estado.

El asunto de los correos electrónicos añade leña al fuego de lo que muchos consideran una campaña orquestada contra Hillary, convirtiéndola en una candidata cuestionada hasta por los suyos. Pero, pese a todo, la convención demócrata promete ser un paseo triunfal, a mayor gloria de la candidata, sobre todo ahora que Bernie Sanders la ha apoyado públicamente. Atrás quedan duros debates durante las primarias en los que Sanders llegó a cuestionar la honradez e independencia de la exsenadora por Nueva York por sus ingresos por parte de Goldman Sachs y por las elevadas donaciones que su campaña recibía de los grandes grupos económicos.

No es la primera gran batalla que la precandidata ha tenido que librar para llegar hasta aquí. Se esperaba para ella un recorrido relativamente fácil en las primarias los encuentros electorales en los diferentes estados que van eliminando aspirantes hasta llegar a la convención que elegirá al candidato a presidente-; se pensaba que Hillary ganaría con apenas un mohín de desdén hacia sus rivales.

Pero apareció un anciano judío, que no practica ninguna religión, independiente, pero que había decidido presentarse como demócrata. Y Bernie Sanders, quien, a pesar de su aspecto de viejo profesor, solo tiene 73 años, cinco más que la señora Clinton, se presentó como un rival inesperado y el primer gran escollo de Hillary en la carrera por la nominación. Sanders supo ganarse a las bases, jóvenes y liberales, de la formación política demócrata, y las victorias que logró en numerosos estados le da un poder inédito para imponer condiciones a Hillary a cambio de su apoyo.

Junto a su marido Bill Clinton, hace un mes y en su época universitaria. / Gtres / Cordon

Las incógnitas de su campaña

Sanders la apoya en la campaña contra Donald Trump, pero eso no implica que Hillary acepte una gran parte de sus reivindicaciones progresistas: que el salario mínimo nacional sea de 15 dólares la hora; eliminación de la pena de muerte; nuevos impuestos, en especial uno para supermillonarios; ampliación de la cobertura de la Seguridad Social; prohibición del fracking o explotación del petróleo de esquistos; y oposición al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TTP, según sus siglas en inglés) .

En teoría, Hillary promete cosas parecidas a Sanders. Haciendo gala de una creciente retórica populista, lamenta que haya "estadounidenses con múltiples empleos para tratar de llegar a fin de mes", mientras entre los privilegiados de la sociedad hay gestores de fondos de inversiones que "ganan más que todos los profesores de guardería juntos y frecuentemente con una tasa fiscal más baja". Con todo, no ha precisado en qué consistiría su reforma fiscal. Muchas de sus propuestas son menos ambiciosas que las que ha presentado ya Obama y que se encuentran estancadas en un Congreso de mayoría republicana.

Algo similar sucede con la regularización de ilegales. "Debemos ofrecer a las familias inmigrantes que trabajan duro y que cumplen con la ley un camino a la ciudadanía, no un estatus de segunda clase", ha prometido, para ganarse a esa parte del electorado. Pero no ha dado una cifra estimada, a diferencia de Obama, quien aprobó por decreto un plan de regularización de cinco millones de inmigrantes, que está paralizado por la Justicia. Hillary ha prometido también luchar contra el cambio climático y convertir a Estados Unidos en el "superpoder de la energía limpia del siglo XXI".

Pero su campaña ha dado constantes bandazos. Uno de los más sonados ha sido con el libre comercio. Clinton ha pasado de defender el TTP, que EE.UU. negocia con 11 países y que incluye una fuerte liberalización comercial y de las inversiones, a oponerse a él, tal como hace Sanders.

Un largo camino hacia la Casa Blanca:

  • Las fotos de juventud de Hillary rebosan entusiasmo, alegría de vivir, espontaneidad. ¿Cómo se convirtió en la líder curtida que es hoy?

  • Nacida hace 68 años en Chicago, de familia acomodada de ascendencia británica por los cuatro costados, Hillary Diane Rodham se especializó muy pronto en ser la primera. Estudiante modelo, oradora destacada que fue la primera mujer elegida para dar el discurso de graduación en su universidad, el Wellesley College, abogada prominente, el partido demócrata la valoró a ella tanto como a Bill para ser candidata a senadora por Arkansas, pero el elegido fue finalmente su simpático y atractivo marido. Licenciada en Derecho por Yale (1973) y abogada con su propia firma; Primera Dama de Arkansas (1983) por su matrimonio con William Jefferson Clinton, gobernador del Estado; primera mujer elegida como senadora, por el Estado de Nueva York (2000), del que ha hecho su refugio particular. En el primer mandato de su marido fue la fuerza moral y motriz de un proyecto de sistema de seguridad social más completo que el que, soltando lastre por el camino, creó Obama.

  • ¿Cuándo decidió Hillary que quería ser presidenta? Es posible que muy joven. Pero alguien tenía que acompañarla en el viaje y su esposo era el perfecto introductor de embajadores, aunque se produjeran contratiempos, como el affaire Lewinsky. La reacción de la señora Clinton ante las andanzas de quien jamás dejó de tener algo de chisgarabís fue políticamente impecable. Hillary encajó el golpe sin arquear una ceja, apoyando siempre a su esposo. Y eso ha terminado uniendo más a la pareja de lo que lo habría hecho la fidelidad, creando en Bill la obligación moral de corresponder ahora a su mujer con su apoyo y su capacidad de influir en los demás. Hillary está llamada a ser la candidata demócrata, a la que todos dan como futura presidenta de EE. UU. Temperamento, realismo y seguridad en sí misma no le faltan.

La sombra de Trump

Donde se ha mostrado más decidida, y por delante de todos sus rivales, es en el control de armas. Parece dispuesta a dar la batalla y llegar a donde no lo ha hecho Obama. "¿Cuántas personas tienen que morir antes de que actuemos y nos unamos como nación?", declaraba cuatro días después de la masacre de estudiantes en Oregon.

Entonces hizo público un plan que prohíbe la venta y posesión de armas a delincuentes, personas condenadas por violencia doméstica o acoso, o con simples antecedentes penales. El plan también incluye la prohibición de armas de asalto de calibre militar, y el veto a la venta de armas por internet y en las exposiciones de armas, entre otras medidas.

Otra área en la que Hillary pretende marcar la diferencia frente a Donald Trump es en política exterior. "No podemos dejar la seguridad de nuestros hijos en manos de un millonario excéntrico", insiste en sus mítines.

¿Pero qué clase de presidenta puede llegar a ser Hillary?, se preguntan quienes siguieron su trayectoria al frente del Departamento de Estado. Respaldó la invasión de Irak; la incansable e inacabable guerra contra los talibanes en Afganistán; la chapucera intervención en Libia que ha desmantelado un país; no fue particularmente entusiasta del acuerdo nuclear de Obama con Irán; y siempre ha sido partidaria de Israel en el conflicto de Palestina. Todo esto hace que muchos sigan viéndola más cercana a Bush que a las posiciones del propio Barack Obama o al ala progresista de los demócratas.

Pero, probablemente, nada ha dado tantas alas a los críticos como lo que califican de "capitalismo de compinches" de los Clinton. Especialmente en los años que siguieron al fin de de la presidencia de Bill Clinton, Hillary, con ayuda de este, anudó extensos y provechosos lazos con los grandes poderes de la economía nacional e internacional. Gracias a la Fundación Clinton, que procura ingresos millonarios por las conferencias del expresidente, y, según se dice, intercambia favores con sus múltiples benefactores desde las finanzas judias de Wall Street a la monarquía saudí, el matrimonio se convirtió en poco tiempo en una de esas acaudaladas parejas de Los Hamptons.

Todo esto ha permitido a la señora Clinton destinar 26 millones de dólares a publicidad televisiva durante la precampaña. Y eso ha sido de gran ayuda para situarse cinco puntos por delante de Trump en las encuestas. Es evidente que el big money no está con Bernie Sanders, pero tampoco con la derecha xenófoba y populista, sino con la profesional exprimera dama, que conoce el acento de la calle, pero recoge las donaciones de campaña en los salones del gran capitalismo.

Hillary Clinton con Demi Lovato. / Gtres / Cordon

La candidata de las mujeres

Su gran baza son las mujeres. Aunque se ha producido una brecha generacional y ellas tambien se encuentran divididas con activistas, jóvenes y universitarias del lado de Sanders, Hillary no ha dejado de ser el gran icono para todas aquellas que han recorrido un largo camino de emancipación personal y profesional que arranca del feminismo. Hillary encarna el sentimiento de que América debe ya la presidencia a una mujer, de la misma manera en que Obama encarnó ese sentimiento para los negros.

Otro gran comodín es el apoyo obligado de Barack Obama. El presidente y su exsecretaria de Estado no se quieren desaforadamente, pero la personalidad inasimilable de Donald Trump y el temor a que este pueda llegar a vencer obligan a los altos estamentos del partido a cerrar filas contra el adversario común.

Pero, probablemente, el principal factor a favor de Clinton sea el propio Donald Trump, según aseguran los pundits, príncipes de la opinión y el comentario político. Es cierto que nunca habíamos visto dos candidatos con más fobias y filias entre el gran público. Pero el grado de rechazo de los no partidarios es mucho mayor en el caso de Trump.

El megaempresario tiene la educación justita, un conocimiento del mundo exterior de tarjeta postal y se ha especializado en ofender a todos los que no sean blancos, anglosajones y protestantes. Durante las primarias, en las que ha barrido a sus oponentes, ha arremetido contra musulmanes y latinoamericanos; y ha mostrado una saña particular contra los mexicanos, quienes, en cualquier caso, son los que menos inclinación tendrían a votarle, junto con los negros. Incluso los más indecisos se arrojan en brazos de Hillary.

Ella, que últimamente ha agitado la bandera del feminismo contra la misoginia de su rival, puede ganar en todas las etnias, credos es metodista- y colores, pero la gran diferencia deberían marcarla las minorías, a las que habría que sumar la comunidad gay. Todo esto, a su vez, ha llevado a Trump a atacarla, afirmando que, una vez en la Casa Blanca, Hillary sería una mera réplica de Obama. Extraordinaria ironía, porque la señora Clinton no es el calco de nadie... Ni siquiera de su marido, el expresidente Bill Clinton.

En el programa de Ellen DeGeneres junto a la humorista Amy Schumer, la cantante Pink y la propia Ellen. / Cordon / gtres

La batalla de Hollywood:

  • Las estrellas de cine y demás miembros del show business son el mejor indicador de los apoyos de los que goza un candidato, ya que son modelos que ejercen gran influencia sobre su público. Jennifer López (un icono para las latinas) fue de las primeras que se declararon partidarias de Hillary. Le siguieron otras hispanas, como Ariana Grande o America Ferrera. Beyoncé, un modelo para la mujer negra, actuó gratis para recaudar fondos para ella. También se han apuntado Lady Gaga, Katy Perry y no pocas estrellas de cine como Meryl Streep. "Se ha ganado el derecho a ser presidenta y además es mujer, probablemente lo que necesitamos en este momento", ha declarado Robert De Niro. Diane Kruger tuiteó: "Por favor, América, hacedla presidenta". Scarlett Johansson, Lena Dunham, Ben Affleck... también la han apoyado en las redes.

  • Los iconos fashion y las trendsetters, como las Kardashian y en general los bastiones de creadores gay como la moda, también votarán a Hillary.

  • Pero Hollywood, una industria tradicionalmente demócrata, está más dividido que nunca, dando lugar a una guerra de indumentaria que no se había visto jamás. Marc Jacobs diseñó las camisetas "Vota Hillary" con las que se pasean Anne Wintour y Kendall Jenner por desfiles.

  • Del lado de Sanders, Susan Sarandon, Sarah Silverman y otras progres del firmamento hollywodiense lucen la versión "Yo voto Bernie". Spike Lee, Juliette Lewis o Mark Ruffalo han hecho público su apoyo al viejo profesor y siguen viéndole capaz de exigir un pacto de Estado a Hillary que garantice políticas más progresistas. "Tú eres nuestra única esperanza Bernie. Que la fuerza te acompañe", ha tuiteado Danny de Vito.

  • Y, algo insólito para un candidato republicano, tampoco a Trump le han faltado rostros famosos dispuestos a mojarse por él en público. Tom Brady, defensa de los Patriots y marido de Giselle, ha lucido la gorra con el mensaje Trump Make America Better (Haz América mejor). Stephen Baldwin ya ha dicho que le votará, al igual que Hulk Hogan o Kid Rock ("Quién mejor que un hombre de negocios para manejar el país como si fuera un negocio", ha dicho).

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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