actualidad

“Me fascinan los seres humanos”

Tiene más vocación de antropóloga que de estrella. Quizá por eso, triunfa en Hollywood sin dejar de ser la gran musa del cine francés. Ahora estrena la película que la situó en el centro del huracán Brangelina.

Marion Cotillard en la presentación de 'Aliados'. / Gtres

I DÍAZ LANDALUCE Madrid

Los ojos de Marion Cotillard cuentan historias. No son simplemente bonitos, de un azul casi celeste, son también una ventana a cada uno de sus personajes. Así de expresivos. Por algo, se ha dicho que Cotillard es la mejor actriz del cine mudo de nuestra era. Por algo es dueña de un Oscar. Y por algo, es una de las intérpretes más respetadas de su generación, tanto en Hollywood como en Europa. Cotillard no es un producto de marketing manufacturado por los grandes estudios ni tampoco es la estrella de moda, sino una de esas actrices apasionadas por su ofi cio y sus misterios.

Famosa por ser extremadamente meticulosa en su proceso creativo, cada vez que prepara un papel, crea una nueva forma de hablar, de reír o de andar para sus personajes. Por eso, ninguno habla o llora igual. Y esos ojos azules nunca miran del mismo modo. “Soy actriz porque me fascinan los seres humanos –explica–. Quería saber cómo funcionamos y la mejor forma de hacer eso es visitando diferentes culturas, diferentes almas, diferentes corazones… Ser actriz es la manera de explorar todas esas cosas. Así que supongo que estaba escrito…”.

Cotillard creció en un apartamento del extrarradio de París, en el barrio de Alfortville, donde sus padres, un dramaturgo y una actriz de teatro que trabajaban como profesores para llegar a fi n de mes, les dejaban pintar en las paredes a ella y a sus hermanos gemelos.

No me gusta demasiado hacer planes, simplemente voy allí donde siento que pertenezco"

Marion Cotillard - Actriz

Pero pese a la libertad creativa que se respiraba en su casa, ella fue una niña tímida, melancólica y solitaria, que con siete años empezaba a hacerse preguntas existenciales y que todavía conserva un recuerdo triste de su infancia.

Entonces encontró refugio en el cine y sus historias. Su padre, un mimo retirado, la introdujo en el cine mudo y ella solía encerrarse en su habitación para jugar a ser Greta Garbo. Cuando la familia se mudó a Orleans, Cotillard empezó a estudiar interpretación y con 18 años debutó como actriz en la serie de televisión Highlander.

Desde entonces, jamás le ha faltado trabajo. Títulos como Taxi, de Luc Besson, o Largo domingo de noviazgo, la convirtieron en una de las actrices francesas más cotizadas, pero en 2003 Cotillard estuvo a punto de dejarlo todo. ¿La razón?

Quería dedicarse al activismo medioambiental, su otra gran pasión. Su agente le pidió que, antes de tomar una decisión tan drástica, acudiera a un último casting. La audición era con Tim Burton; la película, Big Fish, su debut en Hollywood. Cuatro años después, Cotillard estrenó La vida en rosa y su carrera despegó definitivamente. Ganó 27 premios (Oscar incluido) y el reconocimiento de toda la crítica por dar vida a Édith Piaf.

“Aquella película tuvo un profundo efecto en mí. Abrió muchas puertas en mi interior y aprendí mucho sobre el ser humano en general y sobre mí misma, como actriz, en particular”, recuerda sobre su papel más memorable.

Piaf le dejó una huella profunda. Tanto, que Cotillard ha confesado que, más que una interpretación, aquella fue casi una “posesión demoniaca”. No solo se afeitó las cejas y la línea del cabello para parecerse más a ella, sino que se dejó arrastrar por su atormentada personalidad.

De hecho, una vez fi nalizado el rodaje, le costó varios meses deshacerse de ella: seguía hablando con su característica voz grave y viajó a Perú para tratar de sacudirse el personaje sometiéndose, incluso, a rituales chamánicos en Machu Picchu. Ha explicado que solo logró librarse de ella cuando entendió que el mayor miedo de Piaf, que había sido abandonada siendo una niña, siempre fue quedarse sola.

EL AMOR COMO UNA INTRIGA DE ESPÍAS

En la nueva película del director Robert Zemeckis, Cotillard se mete en la piel de Marianne, una miembro de la resistencia francesa que, tras cumplir una misión, se enamora de Max, un espía francocanadiense. Tras casarse, la vida de ambos agentes parece tenerlo todo: aventura, romanticismo, amor… Pero la situación se complica cuando él es informado de que Mariane podría ser, en realidad, una colaboradora de los nazis... La intriga está servida.

El gran salto

Pero Piaf también fue su talismán y su tarjeta de presentación en Hollywood. Poco después, a Cotillard le empezaron a llover los papeles en grandes superproducciones: Nine, Enemigos públicos, Origen, El caballero oscuro: la leyenda renace, El sueño de Ellis… Eso sí, sin dejar de rodar en Francia cintas como la aclamada De óxido y hueso o Dos días, una noche, por la que volvió a ser nominada al Oscar.

De hecho, Cotillard es la actriz francesa más taquillera del siglo XXI. Pero mantener una carrera en Hollywood y otra en Europa no es fruto de una calculada estrategia. “No me gusta demasiado hacer planes, simplemente, voy allí a donde siento que pertenezco. No me digo a mí misma: “Has hecho dos películas francesas, ahora tienes que hacer una en Estados Unidos”. No es así como funciona. Es genial tener oportunidades en ambos sitios y estoy feliz de poder mantener ese equilibrio sin tener que pensar en ello”.

Cotillard es la actriz francesa más taquillera del siglo XXI.

Cotillard estrena ahora Aliados, un drama bélico que protagoniza junto a Brad Pitt. “A mi agente le había encantado el guión. Estaba convencida de que el papel estaba escrito para mí. Y cuando por fi n pude leerlo, a mí también me gustó.

Tres años después, Robert Zemeckis y Brad Pitt se sumaron al proyecto y se convirtió en algo más interesante todavía”, explica. La cinta cuenta la historia de un espía aliado y una agente francesa que se enamoran y comienzan una turbulenta relación sentimental en la Segunda Guerra Mundial. “Marianne es una espía políticamente comprometida, capaz de poner a un lado su propia vida por la causa que defi ende. De pronto, se enamora inesperadamente de otro agente y eso trae una nueva perspectiva a su vida”, cuenta la actriz sobre su personaje.

Todo se complica cuando a él le comunican que Marianne podría ser, en realidad, una agente doble a las órdenes de la Alemania nazi. Cotillard siente debilidad por los personajes de otras épocas. O quizá es que su belleza atemporal y algo melancólica la han convertido en una especie de estrella vintage.

“Me empezó a interesar la historia cuando dejé la escuela. Ahora la encuentro muy interesante. El hecho de que nunca aprendamos de ella es fascinante de una manera algo siniestra... La historia nos cuenta nuestra evolución como seres humanos. Cuando aprendes sobre el pasado, aprendes también sobre ti mismo”, explica.

El New York Post publicó entonces que la relación de Pitt con la actriz francesa había sido el detonante de la ruptura.

Antes de comenzar el rodaje, Cotillard, Pitt y Zemeckis pasaron dos semanas juntos preparando la película. “Nos sumergimos en el guión, intercambiamos ideas y hablamos mucho. Fue casi como un ensayo, pero sin ensayar realmente.

Y resultó muy útil porque, de esa manera, sabes con qué tipo de actor vas a trabajar y te aseguras de que cuando empiece el rodaje los dos vais a contar la misma historia”. La estrecha amistad que Cotillard trabó con Pitt durante el rodaje fue objeto de infinitas especulaciones cuando la noticia del divorcio de Angelina Jolie y el actor saltó a los medios en el mes de septiembre.

El New York Post publicó entonces que la relación de Pitt con la actriz francesa había sido el detonante de la ruptura. Apenas 24 horas después de que estallara el escándalo, Cotillard utilizó su cuenta de Instagram para poner fi n a los rumores y aclarar varias cosas: “No suelo comentar sobre este tipo de cosas ni me las tomo en serio, pero esta situación afecta a personas a las que quiero y por eso quiero hablar. Hace muchos años, conocí al hombre de mi vida, al padre de mi hijo y del bebé que estoy esperando.

Es mi amor, mi mejor amigo y el único que necesito”, escribía en referencia a su compañero, el director y actor francés Guillaume Canet, mientras confi rmaba, de paso, su rumoreado embarazo. “Deseo que Angelina y Brad, a los que respeto profundamente, encuentren la paz en este momento tan tumultuoso”, aseguraba, para fi nalizar su comunicado y terminar defi nitivamente con los rumores.

Ella y Canet se conocieron en 2003 durante el rodaje de Quiéreme si te atreves, pero no iniciaron una relación sentimental hasta 2007, un año después de que Canet se divorciara de Diane Kruger. Desde entonces, forman la pareja más popular de Francia, sobre todo después de que en 2011 la actriz diera a luz a Marcel, su primer hijo. Sin embargo, las estrictas leyes que protegen la privacidad en el país galo les permiten llevar una vida tranquila sin tener que preocuparse del acoso mediático. Quizá por eso, Marion Cotillard nunca se ha planteado seriamente instalarse en Los Ángeles. Ni convertirse en una estrella convencional. Tendría que pagar un precio demasiado alto.

Joanna Johnston, responsable del vestuario en Aliados,

se inspiró en filmes como Casablanca y otros clásicos de los años 40 para los diseños que luce Marion Cotillard. ¿Oscar a la vista?

Las dos Marion

En muchos aspectos, Cotillard sigue siendo una mujer tímida y particular, pero perfectamente capaz de meterse en una jaula junto al Museo del Louvre para denunciar la detención en Rusia de 30 activistas de Greenpeace, organización con la que colabora desde hace más de 15 años.

Aunque se ha convertido en un icono (involuntario) de la elegancia francesa, la moda y las pasarelas nunca le habían fascinado hasta que se convirtió en imagen de los bolsos de Dior. “He aprendido a entender la moda como un arte. Antes, no lo veía así, pero después de trabajar durante años con los diseñadores de Dior, he conocido a auténticos artistas que son capaces de enfatizar la belleza femenina a través del estilo y la moda. Lo que nos ponemos dice mucho de nuestra personalidad. Y aunque reconozco que la moda nunca fue una pasión para mí, ahora me interesa mucho más que antes”, explica.

Su auténtica pasión sigue siendo la antropología, entender a esos seres humanos de los que tanto habla mientras trata de comprenderse a sí misma, es decir, seguir buscando respuestas a todas esas preguntas existenciales que se hacía cuando era una niña.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?