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“Cuando se desvanece la amenaza del deseo erótico, la mujer gana en credibilidad”

La apasionada y apasionante mente de Siri Hustvedt nunca deja de hacerse preguntas. Y sus respuestas siempre son eruditas, desafiantes y científicas. Recordamos esta entrevista en la que hablamos con ella en Bilbao sobre Dios, el psicoanálisis y Paul Auster.

Siri Hustvedt / Antón Goiri

Isabel Navarro
ISABEL NAVARRO

La escritora estadounidense Siri Hustvedt ha sido galardonada este miércoles 22 de mayo con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019. Rescatamos esta entrevista realizada en 2017 donde la novelista, ensayista y poeta, de orígenes noruegos, habla de su relación con Paul Auster, de sus ensayos sobre feminismo, arte y ciencia.

Delante de un cuadro puede estar una hora y media. O dos. Siri Husvedt permanece como en trance. Esperando. A veces tan cerca de la obra que el guardia de seguridad le pide que se aleje. Pero ella, como en un encuentro sexual eternamente postergado, nunca toca el cuadro, solo lo mira. Su propósito es cazar al fantasma del artista, penetrar en el misterio humano, entenderlo. A veces, incluso descubre algo que nadie había visto antes.

Por ejemplo, en Los fusilamientos del 3 de mayo encontró un autorretrato de Goya que los historiadores ignoraban; y en Mujer con collar de perlas, de Vermeer, se dio cuenta de que había un huevo en una ventana que cambiaba por completo el significado de la obra. Ahora, según su interpretación, se trata "evidentemente" de una Anunciación.

Por supuesto, mientras la escritora mira los cuadros, el resto del mundo la mira a ella. Siri Hustvedt es una de esas mujeres despeinadas capaces de hacer de una camiseta blanca un ejercicio involuntario de sofisticación. De mirada vehemente y espalda alineada (ese gesto erguido del yoga o la danza, inaccesible para algunas y tan natural para otras), es una mujer de 62 años que mide más de 1,80 y es delgada, elegante, rubia, de ojos azules, minimalista, escandinava.

Todas las noches Paul y yo vemos una película de los años 30 y nos reímos"

Siri Hustvedt - Novelista

Cuando el escritor Paul Auster la conoció en una lectura de poesía en 1982 creyó que era modelo, y lo cierto es que durante su etapa universitaria lo mismo hacía de camarera que desfilaba a en grandes almacenes para ganar dinero. También escribía una tesis sobre Dickens y era una fanática de Sigmund Freud y de Kierkegaard. En eso no ha cambiado.

Hudsvedt siempre dice que se enamoró de Paul Auster al instante; él, que lo suyo fue mucho más lento: tardó 10 minutos. En esa época, el escritor de Trilogía de Nueva York se estaba separando de su primera mujer, Lydia Davis, un matrimonio destructivo cuyo hijo inspira al inquietante adolescente de la novela de Siri Hudsvedt Todo cuanto amé.

Entonces, los dos eran "solo" poetas; pero cuando se fueron a vivir juntos algo se abrió o se amplió en su deseo y empezaron a escribir novelas. Desde esa época, comparten todo lo que escriben. Él le va leyendo fragmentos en voz alta a medida que avanza con el manuscrito que tiene entre manos. Ella prefiere esperar a tenerlo terminado y que él lo lea en silencio.

Para la entrevista, hemos quedado con Siri Hudsvedt en las oficinas de La Alhóndiga de Bilbao, donde es la cabeza de cartel del festival literario Gutun Zuria. A sus 62 años, su presencia sigue siendo igual de imponente que cuando tenía 40, aunque las marcadas arrugas de su rostro la acercan más que nunca a un personaje trágico del cine de Ingmar Bergman.

El psicoanálisis me ha liberado tanto en la vida como en el arte"

Siri Hustvedt - Novelista

Su último libro es un compendio de ensayos sobre feminismo, arte y ciencia con el sugerente título La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres (Ed. Seix Barral). Un conjunto de artículos de divulgación de todos esos temas que tanto le apasionan: la neurociencia, la literatura, la relación entre el yo-la psique-y el cuerpo, la intersubjetividad, el suicidio, la migraña, la diferencia entre síntoma e inspiración, la construcción de los recuerdos, Susan Sontag y el porno; el psicoanálisis. No hay una manera de acercarse a Siri Hudsvedt que no sea intelectual, pero lo paradójico es que para ella lo teórico se funde siempre con lo pasional. "Lo que no se siente, no se recuerda -dice-, porque sin emoción no hay memoria".

Siri Hustvedt / Cordon

Para la sesión de fotos, la maquilladora le ahueca un poco el pelo con las manos, que recupera el volumen. "Se me ha aplastado con la lluvia . ¡No es gracioso? -añade Siri con ironía-. Siempre estamos tratando de levantar cosas que inevitablemente se van a caer...".

Pero a veces, el efecto de la caída es paradójico: "Para mí, tener una cara más vieja ha sido una ventaja. De hecho, ahora me siento más respetada que antes". ¿Por qué? "Bueno, a veces a la mujer le conviene hacerse mayor porque su rostro envejecido ya no encierra la amenaza del deseo erótico y gana en credibilidad".

Paul Auster es una estrella literaria en España, Francia y Argentina, pero en Estados Unidos y Gran Bretaña, la fama de ambos está más igualada y a él se le considera un autor más comercial.

A pesar de la diferencia de estilos y temáticas, inevitablemente, Hudsvedt ha tenido que lidiar a lo largo de su carrera con la etiqueta de "la mujer de", pero se niega a quejarse: "Sé que soy una privilegiada. Mi primera novela, Los ojos vendados, fue traducida a 17 idiomas y ya entonces tuve muy buenas críticas. Nunca me he sentido una persona ni una artista ignorada, pero conozco a una gran cantidad de hombres y mujeres que son excelentes escritores y ni siquiera han conseguido publicar".

Los artistas somos caníbales consumiendo a otros artistas"

Siri Hustvedt - Novelista

Lo que prefiere no decir Siri es que, a principios de los 90, había críticos que insinuaban que "muy probablemente, se la había escrito su marido" o "la había ayudado". Una sombra de sospecha típica en las parejas de creadores, que hoy, con una trayectoria tan personal y más de 10 títulos en su bibliografía, resulta sencillamente ridícula.

Sin embargo, pese a su reticencia a quejarse de su experiencia personal, en su última novela, El mundo deslumbrante (publicada en Anagrama) traza un complejo juego de máscaras y falsas identidades para examinar los prejuicios de género en el arte y acaba transmitiendo un mensaje feminista que resuena radical: "Todas las creaciones intelectuales y artísticas, incluso las bromas, las ironías o las parodias tienen mejor recepción en la mente de las masas cuando saben que detrás de una gran obra se encuentran un par de pelotas".

Siri Hustvedt / Antón Goiri

  • Mujerhoy: ¿Está de acuerdo? Siri Hustvedt: Bueno, no soy yo quien lo dice, sino Harriet Burden, mi personaje. Y yo no soy como ella, que es una mujer extraordinaria pero no consigue ser vista. Mi intención cuando la creé -y tengo que reconocer que fue tremendamente divertido hacerlo- era aplastar todos los estereotipos sobre la feminidad: Harriet es una mujer altísima, con unos pechos y unas caderas enormes, pero también intelectual, artista y madre pasional que se preocupa por sus hijos y los cuida muy bien. Un ser extremo, tan generoso y genial como manipulador, que se escapa a todo intento de categorización.

  • Mujerhoy: Lo que sí comparte con la protagonista de El mundo deslumbrante es la curiosidad insaciable, su deseo de entenderlo todo... Siri Hustvedt: Sí, eso sí. Yo creo que para hablar de algo, hay que dominar la materia. No creo que saber un poco de muchas cosas sea bueno. Cuanto más sabes, más crítico eres y eso es sencillamente porque sabes realmente de lo que estás hablando. Me irrita la banalización de lo complejo. No todo es fácilmente traducible, no todo se puede contar en un titular.

La bibliofilia es el vicio nada secreto de Siri Hustvedt. En ocasiones, Paul Auster ha comentado en tono jocoso que le ha pedido a su mujer que deje de llevar libros de psicología a su casa de una vez, pero ella los sigue metiendo a escondidas por la puerta de atrás en una bolsa de papel marrón, como si en vez de sesuda teoría, llevara botellas de vino barato.

Me irrita la banalización. No todo se puede contar en un titula"

Siri Hustvedt - Novelista

  • Mujerhoy: Teniendo en cuenta que dedica n más de ocho horas al día a leer y escribir y que viven en un ambiente tan intelectual. ¿Alguna vez se permiten hacer algo superficial y estúpido como el resto de los mortales? Siri Hustvedt: ¡Claro! [Risas]. Mi marido y yo disfrutamos muchísimo después de cenar viendo viejas películas. Los dos amamos el cine de los años 30. Mis actores favoritos son James Cagney y Barbara Stanwick. Y créeme, algunas de esas películas son tontísimas, pero nos encantan.

Siri Hustvedt es la mayor de cuatro hermanas y nació en un pequeño pueblo de Minnessota con una gran comunidad de emigrantes escandinavos. "Soy norteamericana, pero mi lengua materna es el noruego y he crecido con una constante sensación de otredad. De niña, muchas veces fantaseaba con tener un hermano y me preguntaba cómo habría sido yo de haber nacido chico. Mis padres eran muy exigentes y terriblemente religiosos".

Siri Hustvedt / Antoón Goiri

  • Mujerhoy: ¿Hoy cree en Dios? Siri Hustvedt: [Suspira] Nací en una comunidad luterana muy estricta, pero hacia los 14 años hice una especie de transición... hacia otra cosa. Crecí fascinada por la Biblia y por algunos textos místicos de la tradición cristina, como la biografía de Santa Teresa, que nunca he dejado de leer... En lo que sí creo es en que hay aspectos de la experiencia humana que son colectivos, no individuales. También creo que parte de la experiencia de esos estados colectivos son misterios. Lo que yo llamo, "lo de en medio", ese espacio que se crea entre nosotros cuando estamos juntos y que no tiene que ver con lo que sucede dentro de cada sujeto, sino "entre los sujetos"...

  • Mujerhoy: En su último libro, admite que empezó a leer a Freud a los 16 años, pero que no se tumbó en el diván hasta los 53. ¿Por qué tardó tanto? Siri Hustvedt: ¡Lo mismo me preguntó mi psicoanalista! Pero supongo que si no lo hice fue porque mis síntomas neuróticos no me parecían suficientemente graves. Ahora sé que me equivoqué porque, en mi caso, la terapia ha sido un proceso liberador tanto en la vida como en el arte.

Y es que al diván a veces se llega por dolor, pero otras, también, por desconcierto. Siri no se sentía deprimida ni especialmente angus-

tiada cuando en 2006 se disponía a dar un discurso de homenaje a su padre en la Universidad de Minesotta. Dos años antes había leído su panegírico en el funeral sin derramar ni una sola lágrima, pero aquella mañana, en el atril, sus brazos y sus piernas empezaron a estremecerse de un modo casi incontrolable. Su voz sonaba serena, pero su cuerpo se convulsionaba por su lado.

Mi lengua materna es el noruego. crecí en una comunidad de emigrantes"

Siri Hustvedt - Novelista

Los desórdenes en el sistema nervioso no eran nuevos para la escritora, quien desde niña ha sufrido terribles migrañas con aura. Sin embargo, durante la infancia guardó silencio sobre sus padecimientos, ya que los consideraba como un rasgo débil de su personalidad.

Aquel temblor fue el origen de un libro hermoso e inclasificable, La mujer temblorosa o la historia de mis nervios (que pronto será reeditado por Seix Barral, como toda su obra) y también el motivo por el que empezó a ir a terapia dos veces por semana y, tal vez, empezó a construir un nuevo relato sobre sí misma...

Antes de despedirnos volvemos a hablar de arte. Por la tarde piensa ir al Museo Guggenheim y me cuenta que está deseando ver de cerca la araña de Louise Bourgeois, Mamá, una escultura que simboliza a la maternidad protectora y depredadora. Su ambivalencia.

En su último libro declara su amor eterno por Louis Bourgeois, una creadora que se consagró cuando tenía más de 70 años y que tanto recuerda a su protagonista de El mundo deslumbrante. "Los artistas somos caníbales. Consumimos a otros artistas que se convierten en parte de -carne y hueso- para ser vomitados en nuestra propia obra. Bourgeois siempre ha removido lo que hay en mi mazmorra. Pero, si soy totalmente sincera, no fui consciente de hasta qué punto había influido en mí hasta hace poco. El inconsciente obra de formas misteriosas".

Siri se marcha hacia el museo sin paraguas y dentro de media hora la lluvia fina de Bilbao volverá a desordenar su pelo mientras contemple, como una turista más, la poderosa araña de nueve metros que hay en la terraza del Guggenheim. Si aplicásemos su propio método de investigación, ¿podríamos descifrar lo que oculta?¿Encontraríamos rostros o huevos inesperados en el paisaje humano de Siri Hudsvedt o solo a una extranjera alta con el pelo húmedo mirando extática hacia el cielo de una araña?

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