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Karlie Kloss, 'geek' y supermodelo: "Programar sí es para chicas"

Cuando las mujeres esquivan la tecnología, pierde la sociedad y pierden ellas. La programación no es solo el lenguaje del futuro, también una herramienta del presente y una disciplina tan creativa como el arte. ¿Sabías que la supermodelo con alma de geek Karlie Kloss es uno de sus iconos?

La top model estadounidense Karlie Kloss ha creado una serie de campamentos de verano en los que niñas de entre 13 y 18 años aprenden a programar. (Pincha en la imagen para descubrir seis mujeres que hicieron historia en la informática)./pinterest

La top model estadounidense Karlie Kloss ha creado una serie de campamentos de verano en los que niñas de entre 13 y 18 años aprenden a programar. (Pincha en la imagen para descubrir seis mujeres que hicieron historia en la informática). / pinterest

IXONE DÍAZ LANDALUCE

“Antes de mi primera clase, la idea de que yo iba a ser capaz de escribir código me parecía imposible. Pero unos días después, estaba programando un pequeño dron con mis compañeras. Me di cuenta de que, igual que ocurre en el arte o la moda, programar es algo puramente creativo. Y las mujeres que tienen esa herramienta, también tienen el poder de decidir su futuro”. Acabemos con los estereotipos: Karlie Kloss, la top model, la musa de diseñadores como Galliano, la estrella de los desfiles de Versace, Óscar de la Renta o Victoria’s Secret y la influencer con más de siete millones de followers en Instagram (y seis más en Twitter) es, también, una geek atrapada en el cuerpo de una supermodelo.

Antes de ser descubierta con 13 años en el desfile benéfico de un centro comercial de Chicago, Karlie Kloss era una estudiante aplicada, a la que se le daban muy bien las ciencias y las matemáticas. De hecho, siempre pensó que terminaría estudiando Medicina. Y aunque su meteórico éxito en el mundo de la moda le apartó prematuramente de las aulas, nunca perdió la curiosidad. Por eso, hace cuatro años, cuando ya se había convertido en una de las modelos mejor pagadas del mundo, decidió apuntarse a un curso de dos semanas para aprender a programar software. O “escribir código”, como se dice en la jerga del mundillo. Se había dado cuenta de la importancia de la tecnología en el universo fashionista, donde ella misma era una de las representantes más destacadas de una nueva generación de modelos instagramers. Además, solía coincidir con emprendedores y gurús de Silicon Valley y era consciente de que la tecnología estaba transformando la sociedad a un ritmo vertiginoso. Por eso, quería saber más.

Programar contra la brecha

En aquel curso, la modelo se empapó del lenguaje de programación Ruby para crear aplicaciones móviles, pero se dio cuenta de que casi todos sus compañeros de clase eran chicos. Y decidió hacer algo al respecto: hace tres años, puso en marcha Kode with Klossy, un programa de campamentos de verano para niñas de 13 a 18 años en los que aprenden lenguajes como HTML, Ruby o JavaScript y se forman en inteligencia artificial y programas de realidad virtual.

En los campamentos de verano de Karlie Kloss, niñas de entre 13 y 18 años aprenden código.

La iniciativa de Kloss pretende luchar contra la brecha de género en el sector tecnológico. En Estados Unidos, por ejemplo, solamente el 26% de las programadoras son mujeres. No es la única estadística demoledora: apenas el 5% de las start-ups tecnológicas tienen a una mujer entre sus fundadoras y solo el 11% de los puestos ejecutivos de Silicon Valley los ocupan ellas. Y eso que, según un estudio llevado a cabo por tres universidades estadounidenses y publicado en 2016, las mujeres son mejores escribiendo código que los hombres. Después de analizar el contenido de la plataforma de software libre GitHub, los investigadores encontraron que las usuarias recibían mejores calificaciones por su contribución… aunque eso solo ocurría cuando no hacían explícito su género en su perfil.

La iniciativa de Karlie Kloss ha conseguido acaparar la atención mediática, pero no es la única ni la más importante. En 2012, la activista Reshma Saujani fundó Girls who code, una ONG que ha puesto en pie una red de 1.500 clubes repartidos por todo Estados Unidos, en el que más 90.000 niñas y adolescentes han participado en actividades relacionadas con la programación, la robótica o el diseño web. Y Girls in Tech, fundada en 2007 por la activista y ejecutiva tecnológica Adriana Gascoigne, ha conseguido crear una red de 50 “sucursales” en todo el mundo para fomentar la presencia de las chicas en el sector tecnológico.

En nuestro país, donde solo el 15% del alumnado de ciencias computacionales es femenino, ya tienen una “franquicia” que, a través de charlas e iniciativas divulgativas, aspira a romper ese techo de cristal. Pero también a desterrar algunas ideas preconcebidas sobre lo que significa programar software. “La informática es como las matemáticas: está en todas partes. Por eso, si a una chica le gusta el arte y se quiere dedicar a eso, puede estudiar big data o diseño gráfico y desarrollar una carrera artística. Si le gustan los animales, quizá a través de la biotecnología acabe trabajando con ellos. Yo, por ejemplo, quería ser astrofísica y, aunque terminé estudiando informática, he podido desarrollar parte de mi carrera en la Agencia Espacial Europea”, explica Lucía Manzano, una de sus directoras.

Programando un cohete

Este tipo de iniciativas también se han multiplicado en nuestro país en muy poco tiempo. Cristina Aranda es la cofundadora de Mujeres Tech que, además de organizar talleres (véase “Todo lo que debes saber de block-chain para fardar en las fiestas de tu pueblo”), ha puesto en marcha una comunidad de 300 niñas de entre nueve y 12 años que aprenden conocimientos básicos de programación o internet de las cosas. “Hace poco, le dedicamos un taller a la figura de Margaret Hamilton, la desarrolladora que creó el software con el que el hombre llegó a la Luna. Las niñas aprendieron a programar un cohete. Fue una actividad preciosa”, explica Aranda.

Visibilizar a las pioneras del sector es prioritario para ellas, pero también insistir en la importancia de saber manejar el lenguaje computacional. “Se ha convertido en algo tan vital como el desarrollo de la escritura, la lectura o la expresión oral. Vivimos en una sociedad hiperconectada, en cuyo epicentro está la tecnología. En muy pocos años, quien no sepa entender a las máquinas se quedará fuera del mercado laboral. Al menos, del mercado de los trabajos cualificados y bien remunerados”.

El lenguaje del futuro

Esa conciencia está empezando a calar entre los padres y la oferta de academias y campus de verano dedicados a la robótica o el desarrollo de software ha crecido exponencialmente en los últimos años. Sin embargo, también se puede empezar a programar en casa. ¿Cuándo? A partir de los cinco años. Para eso, una de las mejores herramientas es Scratch. Creada en 2007 por un grupo de investigación del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), esta plataforma de programación gratuita permite crear juegos, animaciones e historias interactivas a los más pequeños. Aunque, señala Cristina Aranda, es importante que los padres se impliquen en el proceso.

Eres muy lista. Eres capaz de todo. Y no eres mandona, eres una líder", ese es el mensaje que hay que transmitir"

Pero los padres no están solos ante este reto. Cada vez hay más colegios que incluyen el lenguaje computacional y la robótica en su currículum académico. Jesús Moreno coordina un grupo de trabajo del Ministerio de Educación en el que están presentes 14 comunidades autónomas, diferentes universidades, empresas como Google o Microsoft y representantes del profesorado. Trabajan para definir los objetivos en pensamiento computacional que los estudiantes tendrán que alcanzar en cada nivel educativo. “No pretendemos que todos los niños sean programadores y que todas las niñas sean ingenieras en robótica, pero sí estamos convencidos de que el pensamiento computacional va a ser una habilidad imprescindible para el siglo XXI. Y no solo en lo que se refiere a las salidas profesionales, sino también en la resolución de los problemas cotidianos”, explica.

Por eso, es fundamental que las niñas y adolescentes se acerquen sin complejos al universo del software y reformular ciertos mensajes. “La revista Science publicaba hace poco un artículo que confirmaba que las niñas no tienen la percepción de ser buenas en las áreas científico-técnicas. Por eso, el mensaje que hay que transmitirles es: “Eres lista, eres capaz de todo. Y no eres mandona, eres una líder”, dice Aranda. Ese es el lenguaje del futuro.

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