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Melania Trump: ¿Hay más de una?

Lo dice Twitter, lo creen los conspiranoicos y nosotras nos apuntamos al juego. ¿Qué pasaría si la primera dama no tuviera una doble sino dos? ¿Cómo se organizarían? ¿Cuántas harían falta para aguantar al auténtico Donald Trump?

Así ha sido el cambi de Melania Trump con el paso del tiempo. Haz clic en la imagen y descubre el resultado de la evolución de Melania Trump./D.R.

Así ha sido el cambi de Melania Trump con el paso del tiempo. Haz clic en la imagen y descubre el resultado de la evolución de Melania Trump. / D.R.

NEREA PÉREZ DE LAS HERAS

Pero vamos a ver… ¿cómo no va a tener Melania Trump una doble? La pregunta no es si la primera dama estadounidense dispone o no de una sustituta (para los conspiranoicos esto es un hecho que cae por su propio peso), sino cuántas son las melanias clónicas, cómo se organizan y cuáles fueron sus motivaciones para aceptar el trabajo. Permitámonos el lujo de hacer conjeturas audaces: estas mujeres no solo existirían, sino que es con ellas, y no con la primera dama real, con las que habría que sentarse a hablar un par de asuntos. Después de todo, a Melania el éxito de las aspiraciones políticas de su marido le pilló por sorpresa. A ella, claro, y a los analistas políticos, a millones de ciudadanos y al propio Donald Trump. El plan era "casi ganar" para aumentar su popularidad hasta la estratosfera. Después volvería a su plácida vida de típico magnate. Eso, al menos, era lo que le habrían prometido a Melania: "Tranquila, después de la campaña tu única preocupación será escoger las corbatitas de tu hijo Barron e ir a pilates". Lo normal. Así que cuando se enteró de la victoria de su marido, Melania no se limitó a su habitual gesto de "pero qué hago yo aquí", sino que lloró amargamente por la que se le venía encima. Ella se había casado con un tipo muy especial, lo tenía claro, pero no podía sospechar que se convertiría en el señor al mando de Estados Unidos. Su posible doble, en cambio, sí contaba con esta información previa. A ella es a la que habría que entrevistar.

Equivocarse, pero nunca igual

Las alarmas conspiranoicas sobre una posible doble saltaron en 2017 cuando la primera dama hizo una aparición pública con unas gafas de sol enormes, lo que parecía una peluca y su nariz de 2012. Su gesto también era más adusto de lo habitual y el presidente utilizó una fórmula extraña para referirse a ella: "My wife, Melania, who happens to be right here" ("Mi esposa Melania, que resulta que está aquí mismo") como si se hubiera acordado a mitad de la frase de que la que estaba a su lado era su mujer y hubiera tratado de salir del paso. ¿Era ella? Lo más probable es que fuera una de sus impostoras a sueldo, porque lo que se especula –a la vista de las fotos– es que no tendría una sino dos dobles (y una de ellas sería su guardaespaldas). Y es que en esto, como en todo, ella es muy barroca, opulenta y excesiva. Atención: Melania Trump son tres. ¿Y por qué lo digo? Porque basta hacer un ejercicio de observación para constatar que en sus apariciones públicas ella se equivoca siempre, pero nunca se equivoca igual.

¿Era ella esa mujer con unas gafas enormes, peluca y una nariz de 2012 o su guardaespaldas?

Una de las dobles es la que visitó el centro de detención, donde cientos de niños mexicanos que trataban de cruzar la frontera con sus padres permanecían retenidos y separados de ellos, con una chaqueta de Zara en la que se podía leer "I really don’t care. Do U"? ("Realmente no me importa. ¿Y a ti?"). ¿Sabéis eso de que las feministas siempre se están quejando de que los medios solo hablan de lo que llevan puesto las mujeres? Pues bien, de esta chaqueta sí que había que hablar. En este caso, y solo en este caso tenemos carta blanca para criticar la elección de vestuario de esta mujer hasta el final de los tiempos. Es como visitar Sierra Leona con un cartel amarillo de “Compro diamantes de sangre” colgado del cuello. Es terrible, imperdonable. Solo que, por supuesto, no fue la primera dama la que se puso esa chaqueta, nadie puede ser tan necio y malvado como para hacer algo así deliberadamente: debió de ser una de sus dobles. A esta la llamaremos la Melania Vengativa.

Doble o nada

Brigitte Macron dice de Melania Trump que es una mujer sensible, inteligente y superada por su papel. La esposa del primer ministro francés se refiere obviamente a otra doble, la que insistentemente rehúye la mano de Donald Trump cuando le va a hacer un gesto de cariño, la que le mira entre la desidia y la repugnancia, la que parece que pide socorro. A ella la llamaremos la Melania en Periodo de Adaptación.

¿Y la original? En un spa, imagino, tratando de que se le pase el enfado que tiene desde 2016. Cada mañana, las tres se reúnen en el ala este de la Casa Blanca para revisar la agenda y repartir las tareas. Igual que a su marido, a Melania Trump, la genuina, le entusiasma la verticalidad, así que es ella quien ordena y manda; de ahí la confusión de la Melania en Periodo de Adaptación y los boicots de la Melania Vengativa. La genuina se encarga personalmente solo de hacer labor humanitaria. No, es broma, lo más parecido a la labor humanitaria a lo que se ha acercado es a la iniciativa "Be Best", una campaña de sensibilización para niños y jóvenes destinada a prevenir el uso de drogas y el ciberacoso. El nombre del proyecto ha sido muy criticado. En inglés no se usa "be best", la construcción correcta sería "be the best" ("sé el mejor") o "be better" ("sé mejor"), "be best" no existe. Dos palabras y un error gramatical grave, ese es el grado de entusiasmo tras la campaña.

Melania Trump falsa y verdadera. / D.R.

Prohibido sonreír

Evidentemente, Melania se habría ocupado personalmente del proceso de selección de sus propias dobles y en la entrevista final, como en todas las entrevistas finales, les habría pintado todo de color de rosa para que no se asustaran. " Solo tienes que estar ahí parada con cualquier prenda entallada de colores claros de más de 70.000 dólares. En serio, ni siquiera tienes que sonreír –les habría dicho a las candidatas–, el resto de primeras damas son encantadoras y todas son más bajitas que nosotras; y con la realeza, solo tienes que preocuparte de llevar sombrero y dejarles pasar primero en los ascensores. Respecto a quien tú ya sabes, ni siquiera espera que hables, con que no hagas chistes sobre su pelo...".

La teoría de la conspiración más friki de la era Trump no tiene que ver con Rusia sino con la "peluca" de la falsa Melania.

Esta sería, en realidad, la madre del cordero, no los compromisos, ni la cirugía o las críticas. No, lo duro debe de ser convivir con el marido en sí mismo. Queda la esperanza de que hasta en Melania y sus dobles anide algo de sororidad y se ayuden entre ellas. Es decir, que no sea ninguna de las tres, sino una silueta de cartón a tamaño natural de la original, quien cene y vea los dibujos animados con él cada noche. Teniendo en cuenta el tamaño del ego del presidente, y el poco tiempo que pasan juntos –según reveló un reportaje del Washington Post con declaraciones de gente cercana a la pareja–, podrían pasar años hasta que él se diera cuenta de que su mujer ha dejado de hacer un ruidito aprobatorio después de sus preguntas retóricas.

En conclusión, la vida de la primera dama es, como mínimo, complicada, tanto que harían falta tres personas para gestionarla. Y aunque hayan tenido sus sinsabores, estoy segura de que a Melania Trump, Melania Vengativa y Melania en Periodo de Adaptación les debe de compensar el trato al que han llegado. ¿A quién no le compensaría? Vivimos en un mundo en el que una identidad por persona supone demasiado trabajo para cualquiera. Da igual si estás casada con el hombre más poderoso y odiado del planeta o no. Es la era del pluriempleo precario y las trabacaciones de la auto explotación, ¿no será esta la salida a la esclavitud disfrazada de normalidad y progreso? Tener una doble. Quizá es hora de poner sobre la mesa la realidad de que a todos nos hace mucha falta ser más de uno, no solo a las primeras damas, los dictadores norcoreanos y a otros poderosos indistinguibles de sus muñecos del Museo de Cera. Ha llegado la hora de democratizar el doble.

Qué placer sería poder repartirse la vida con otras versiones de una misma como parece que estaría haciendo Melania, aunque una sea atolondrada y la otra rencorosa. Cómo me encantaría cepillar a mis gatos mientras veo series en Netflix o hacer lo que sea que haga la Melania auténtica, y que fuera mi doble la que se ocupara de entregar este artículo justo a tiempo.

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