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Caso Laura Luelmo: "Por una vida sin miedo"

El asesinato de la joven zamorana nos ha revuelto las entrañas y nos ha vuelto a recordar que a todas nos puede pasar.

Laura Luelmo / D.r

A. MORALES

Un día escuchas que ha desaparecido una maestra en Huelva. Dentro, muy dentro de ti sabes lo que eso significa. Pero siempre guardas la esperanza, siempre intentas negar tus miedos. No, no estamos locas. Si lo primero que nos pasa por la cabeza al enterarnos de que una mujer ha desaparecido es que está muerta, es porque está muerta. Así de simple, así de horrible.

La trágica muerte de Laura Luelmo, de 26 años, a manos de Bernardo Montoya, de 50 años, nos ha vuelto a dejar rotas. Nos ha vuelto a remover toda esa furia, ese enojo, esa tristeza, esa indignación. Pero también ese miedo, ese miedo a no volver a casa, a morir asesinada, a ser violada, a ser ultrajada. Y todo eso, solo por ser mujeres. Todo eso solo porque un tipo se siente con el poder de atropellar tus derechos, de violentarte, de demostrar que tiene el poder y que puede hacer lo que le venga en gana contigo, porque te ve como una bolsa de huesos con curvas. Porque ante sus ojos no eres más que un pedazo de carne.

Ayer mientras leía la declaración del asesino confeso, ese hombre que había salido de la cárcel hace dos meses tras haber cumplido una pena de dos años y 10 meses por robo con violencia y que previamente había estado en prisión por el asesinato de una mujer, lloré. Lloré y mucho. La angustia se apoderó de mí. Recordé las noches en las que he corrido sin mirar hacia atrás porque he sentido la mirada, esa mirada penetrante, intimidante y sucia de un hombre, las veces que me he cambiado de acera, o he rodeado un parque para no tener que atravesarlo y pasar al lado de un grupo de chicos. ¿Por qué, por qué, por qué? ¿Por qué tengo que tener miedo a caminar de noche? ¿Por qué me fijo en la cara del taxista antes de subirme? (como si por el rostro pudiera identificar que me va a violar o matar, vaya tontería). ¿Por qué lo último que nos decimos entre amigas es “ avisa cuando llegues”? ¿Por qué?

La Cadena Ser hizo un experimento. Le pidió a varias de sus periodistas que buscaran cuántas veces habían escrito en WhatsApp que ya estaban en casa. El resultado: cientos de mensajes, la mayoría enviados de madrugada. Y es que la frase puede tener variantes desde: “Avisa cuando llegues a casa”, “Llámame si ves algo raro”, “no te olvides de escribirme cuando estes en casa”… pero el motivo siempre es el mismo: queremos estar seguras de que nuestras amigas, hermanas, madres, tías… han llegado sanas y salvas. Queremos dormir con esa paz mental. La frase se suelta usualmente de noche. Cuando la luna es la gran dueña del cielo, las calles están vacías y los portales oscuros. Se la gritas a tu amiga que va corriendo a la mitad de Gran Vía para pillar el taxi, o a tu hermana que vive en plena Malasaña y se despide de ti en Fuencarral, o a tu prima que va a tomar el nocturno. Las mujeres nos decimos adiós… pero el verdadero adiós no ocurre hasta que no estamos en casa y enviamos/recibimos ese mensaje.

El caso de Laura Luelmo, esa chica “amable y sonriente” de Zamora que había estudiado Bellas Artes, nos deja frías. La joven salió a correr por la tarde y nunca más volvió. Y no, no era de noche. No tenía que mandar ese: “ya llegué”. Ese maldito “ya llegué” que escribimos y repetimos sin parar las mujeres.

Es terriblemente decepcionante que tengamos que seguir diciendo a voz en grito que nosotras no somos un cuerpo a disposición de nadie y que ellos no son un pene incapaz de controlarse. No, ya no queremos más mensajes que digan: “Por un 2019 en que todas las mujeres lleguen sanas y salvas”. Queremos una vida –no un año- en la que no tengamos que temer nunca. No importando si son las cinco de la tarde o las cuatro de la madrugada. No, no queremos que nos violen y que justifiquen que íbamos en minifalda, o que el leggings era apretado y resaltaba nuestra figura. No queremos tener que sacar las llaves del bolso, o cualquier objeto que pueda ser usado como arma, cuando caminamos por la noche. No. No queremos correr porque está oscuro y no, no queremos volver a escribir: “ya llegué a casa”.

Queremos que los hombres salgan de casa y no acosen, no violen, no maten. Y como dice el mensaje que se ha vuelto viral: “ Si eres hombre y te indigna más que te metan en el mismo saco a que nos metan a todas en la misma caja, hay algo muy gordo que te debes replantear”. ¡ Por una vida sin miedos!

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiera. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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