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Saoirse Ronan: "Siempre he sabido quién soy"

Nominada al Óscar con solo 13 años por su papel en Expiación y consolidada musa indie en Lady bird. Hoy, veinteañera y con tres nominaciones a cuestas, estrena María, reina de Escocia. Hablamos con ella sobre cómo fue crecer entre rodajes y del Hollywood de la era post #MeToo.

Saoirse Ronan: para muchos, la sucesora natural de Meryl Streep. Por lo pronto, lleva tres nominaciones al Óscar. / d.r.

IXONE DÍAZ LANDALUCE

Londres está empapelado con su cara: tapiza las paredes del metro y los clásicos autobuses rojos de dos plantas y centellea en las cegadoras pantallas de Piccadily Circus. Por eso, cuando la tienes delante, sin los vestidos de época ni la peluca pelirroja de María, reina de Escocia, cuesta un segundo darse cuenta de que efectivamente es ella. Saoirse Ronan lleva la melena corta y rubia, ni una gota de maquillaje y está acurrucada dentro de un jersey gris oversize, mientras al otro lado de la acogedora habitación de hotel hace un día de perros. Al mirarla de frente, es dificil no acordarse de las comparaciones (nada odiosas) que, a menudo, suelen hacerse de ella y Meryl Streep. Su parecido físico es más que razonable pero, en realidad, es lo que menos importa. Ronan, como Streep, destila esa mezcla extraordinaria de elegancia, inteligencia y confianza en sí misma. Como ella, es dueña de un talento dramático al alcance de muy pocas actrices, pero, sobre todo, de una habilidad particular para escoger proyectos y personajes. Además, si hay alguien bien situado para desafiar el inalcanzable récord de la leyenda ( 21 nominaciones, tres estatuillas), sin duda, es Saoirse. A sus 24 años, ya ha aspirado tres veces al Óscar.

El personaje de maría estuardo me ha ayudado a superar mi miedo a decepcionar a la gente".

Sentada con las piernas cruzadas en una butaca, Ronan está promocionando su última película María, reina de Escocia, que llega a las salas el 8 de febrero. En ella da vida a María Estuardo y su épica historia de rivalidad con la reina Isabel I de Inglaterra, interpretada por Margot Robbie. "No quería que fuera otra reina distante y reservada más. Detrás de la corona, hay una persona, una chica con su personalidad. El coreógrafo con el que trabajé mé enseñó a olvidarme de los libros de historia que leí para entender la época y los personajes. Me dijo: "Todo eso ya lo sabes, está en tu cabeza. Ahora olvídate y empieza a sentir lo que realmente suponía ser ella", explica.

La actriz vive su profesión con intensidad. Tanto, que confiesa que una parte de sus personajes se le quedan dentro. "La reina María era muy buena a la hora de tomar decisiones y de llevarlas a cabo. Le daba igual a quién podía ofender o enfadar. Y eso es algo con lo que siempre he tenido problemas. Me ha costado decir no porque no quería decepcionar a la gente. Necesitaba superarlo y este personaje me ha ayudado", explica. Pero, ¿quién ha culminado ese tipo de aprendizaje vital a los 24 años? Cuando habla, parece no ser consciente de la edad que tiene. O de lo mucho que ha conseguido en tan poco tiempo.

Margot Robbie interpreta a su prima Isabel I, quien terminará por ordenar su ejecución. / d.r.

Un "alma vieja"

Saoirse Ronan nació en el barrio neoyorquino del Bronx, donde su padre trabajaba en la construcción y su madre cuidaba niños. Los dos eran inmigrantes irregulares en Estados Unidos y, cuando la actriz cumplió tres años, la familia regresó a Irlanda. Ella disfrutaba haciendo teatro en el colegio y su padre, que estudió interpretación y ha trabajado como actor en cintas como La sombra del diablo, le ayudó a conseguir sus primeros castings. Con nueve años, debutó en The clinic, una serie de la televisión irlandesa. Con 13, consiguió el pequeño papel que le puso en el mapa: en Expiación, la actriz daba vida a Briony, un personaje tan memorable que le valió su primera nominación al Óscar. Poco después, dejó el colegio, donde nunca había encajado del todo, y empezó a estudiar en casa con la ayuda de tutores privados. Ronan es lo que los anglosajones llaman un "alma vieja", alguien que jamás se ha sentido joven. " No siento que me haya perdido mi infancia, siempre me ha gustado estar rodeada de adultos. Ahora, empiezo a tener compañeros de mi edad, pero es algo nuevo para mí. Hasta ahora, he sido el bebé de todos los rodajes".

Desde el principio, su madre se convirtió en su sombra: le acompañaba en los viajes y en los rodajes, y se aseguraba que aquel ambiente de adultos no fuera perjudicial para ella. Mientras tanto, Hollywood no le daba un respiro. Desde entonces, ha encadenado una película con la siguiente: fue una adolescente asesinada en The lovely bones y una asesina adolescente en Hanna; una vampira en Byzantium y una aprendiz de panadera en El gran hotel Budapest. Cosechó su segunda nominación al Óscar gracias al drama romántico Brooklyn y la tercera, por ponerse en la piel de una adolescente rebelde en Lady bird, formando un tándem perfecto con la directora Greta Gerwig. Y todo eso sin haber pisado una clase de interpretación.

Lo suyo es, en efecto, puro instinto. También a la hora de escoger sus papeles. "Me atraen los personajes fuertes. Mis padres me enseñaron a tener confianza en mí misma y, de alguna manera, siempre he sabido exactamente quién soy. Por eso, quizá de forma inconsciente, he gravitado desde niña hacia personajes que tenía un carácter parecido, una fortaleza particular".

También tiene las ideas muy claras y siempre se ha declarado feminista. Para ella, cinco siglos después, la historia de María Estuardo tiene resonancia. "Seguimos viendo cómo se ridiculiza a las líderes políticas por cosas que no tienen nada que ver con su gestión. Se habla de su aspecto o del tipo de madres o esposas que son, cuando el debate debería girar en torno a qué tipo de líderes son", se lamenta.

Siempre me he sentido atraída por personajes con una fortaleza particular".

Pero desde que el movimiento #MeToo sacudió los cimientos de Hollywood, la industria del cine ha hecho examen de conciencia y las producciones con protagonistas femeninas han dejado de ser una excepción. "Espero, sinceramente, que no sea una moda. Siempre existe ese riesgo, pero ahora los productores, los ejecutivos y los que toman las decisiones están arrinconados, obligados a buscar más cineastas femeninas para sus películas. Hay que normalizar que, a veces, las mujeres serán la última autoridad en un rodaje y otra veces, no".

Letra pequeña

También han cambiado otras cosas. Por ejemplo, los contratos que cada vez se redactan con más minuciosidad incluyendo claúsulas que, por ejemplo, estipulan los términos exactos de las escenas de sexo, los ya famosos nudity riders. "Antes, yo no me leía los contratos, pero estoy empezando a hacerlo. Quiero entender el lenguaje contractual y saber exactamente en qué me estoy metiendo en cada momento". Y eso también incluye las negociaciones salariales. "Existe una nueva camaradería entre las actrices cuando se trata de reclamar derechos. Ya no nos sentimos tan vulnerables cuando hacemos peticiones de tipo salarial. Hasta hace poco, era tan increíble conseguir un papel protagonista que no te planteabas pedir nada más".

Pasión y madurez

Me apasiona mi trabajo, pero me estoy dando cuenta de que no es todo y eso me hace feliz".

Saoirse Ronan no conoce otra cosa que su oficio. Pero, ¿qué es la interpretación para ella? ¿Un trabajo, una vocación, una forma de terapia? "Para mí, es todas esas cosas. Siempre lo he disfrutado mucho. Aparte de mis padres, es una de las pocas cosas que ha sido una constante en mi vida. Me encanta estar en un rodaje porque sé cómo funciona cada cosa". De hecho, ha contado que cuando un proyecto se acaba no puede evitar sumergirse en un estado melancólico. Sin embargo, también reconoce que ya no lo vive con la misma intensidad que cuando era una niña. "Últimamente, he empezado a sentir que tampoco lo es todo. Y eso me hace muy feliz. Me apasiona mi trabajo, pero mi relación con la interpretación ha cambiado. A medida que me hacía mayor y empezaba a tener otras cosas maravillosas en mi vida, he empezado a disfrutarlo más y a sentir menos presión".

Como muchas actrices de su edad, le gustaría dirigir, pero antes quiere testar el terreno y entender si será capaz de hacerlo. De momento, cada rodaje es un aprendizaje. Uno de sus referentes es Greta Gerwig, que ha vuelto a dirigirla en la nueva versión de Mujercitas, que llegará a los cines la próxima Navidad y donde estará acompañada de Emma Watson, Laura Dern y Meryl Streep. Antes volverá a rodar a las órdenes de Wes Anderson (The french dispatch) y acompañará a Kate Winslet en Ammonite, un drama sobre la relación amorosa entre dos mujeres en la Inglaterra de 1840.

Cuando te haces actriz, no firmas para que un desconocido te persiga haciéndote fotos".

Por el camino, ha sabido mantener a raya la fama y sus efectos colaterales. Cuenta que apenas la reconocen por la calle y que, cuando lo hacen, suelen preguntarle más por sus personajes que por ella. Aún sí, no se libra de la inevitable situación desagrable de vez en cuando. "Me enfurece cuando un paparazzi te dice: "Ya sabías donde te metías". Porque no es así. Cuando te haces actriz, no firmas para que un extraño te siga a todas horas para hacerte fotos. Aún así, creo que es algo que tú también puedes controlar. Yo, por ejemplo, nunca hablo de mi vida personal en las entrevistas. De todos modos, habría poco sobre lo que escribir", dice riéndose.

Cuentas privadas

Ronan, efectivamente, es la discreción personificada. Antes de la entrevista, como es habitual en este tipo de encuentros entre periodistas y estrellas, nos advierten de que no preguntemos sobre cuestiones personales. Se refieren, probablemente, a la relación que, según la prensa británica, la actriz mantiene con el actor Jack Lowden, que casualmente da vida a su marido en la película. Pero nada de eso ha salido de ella. O de sus redes sociales, pues a pesar de ser una millenial no tiene cuentas públicas en Twitter o Instagram.

Vive con un pie en Londres y otro en la campiña irlandesa, donde está su casa. Y tiene la maleta siempre preparada para irse a un rodaje. Antes de terminar, le pregunto cuál es ese momento del día que más anhela. Lo más parecido a la felicidad. "Acurrucada en el sofá, después de haber preparado algo para cenar o de haber pedido comida. Relajarme junto a alguien que me gusta y ver algo en la tele, ese es mi momento feliz, mi pequeño refugio", dice. Por primera vez, su respuesta podría ser la de cualquier chica normal de su edad. Pero solo es un espejismo. Ella siempre ha preferido ser extraordinaria.

Intrigas palaciegas, reinas feministas

Saoirse Ronan como María Estuardo. / d.r.

María Estuardo murió decapitada en 1587, pero es aún, cinco siglos después, una reina martir para los escoceces. María, reína de Escocia, dirigida por Josie Rourke, cuenta solo una parte de su fascinante historia. Desde su regreso a Escocia después de enviudar con apenas 16 años de su marido, el rey de Francia, hasta que la reina Isabel I de Inglaterra la sentenció a muerte por conspiración. En realidad, las dos reinas eran primas. Para muchos, María, hija de Jacobo V de Escocía, era la legítima heredera del trono británico, mientras Isabel, que nunca se casó ni tuvo descendencia, se negaba a considerarla su heredera. Las conspiraciones y las intrigas palaciegas culminaron con el confinamiento de Estuardo en varios castillos y palacios durante 19 años, antes de recibir su sentencia de muerte.

La película explora la historia de las dos reinas desde una perspectiva feminista. Una escena, en la que la reina tiene la regla y es aseada por sus damas de compañía, ha levantado polvareda. "Eso demuestra que hay que normalizar ese tipo de temas. Cuando yo la tuve por primera vez, los adultos a mi alrededor nunca pronunciaban las palabras tampón, periodo o compresa. Hablaban en clave. Pero no hay que tener miedo a hablar de estos temas", dice Ronan.

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