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Inteligencia artificial: las mujeres detrás de la cuarta revolución industrial

La cuarta revolución industrial ha comenzado. Y en esta gran metamorfosis digital es esencial la participación femenina.

1. Cecilia Tham: Tecnóloga social y cocreadora del primer campus de IA para mujeres. 2. Roser Martínez: Experta en armamento inteligente. 3. Laura Fernández: Cocreadora del primer campus IA para mujeres. (Pincha en la imagen para descubrir seis mujeres que hicieron historia en la informática)./V. Giménez y C. López

1. Cecilia Tham: Tecnóloga social y cocreadora del primer campus de IA para mujeres. 2. Roser Martínez: Experta en armamento inteligente. 3. Laura Fernández: Cocreadora del primer campus IA para mujeres. (Pincha en la imagen para descubrir seis mujeres que hicieron historia en la informática). / V. Giménez y C. López

PAKA DÍAZ

Una metamorfosis digital se está produciendo en nuestro entorno. Y la llevamos en el bolsillo. El smartphone es el ejemplo perfecto de lo que la inteligencia artificial (IA) puede hacer: desde guiarnos por una ciudad a resolver dudas gracias a un asistente virtual. "El objetivo de la IA es construir máquinas que se comporten al nivel cognitivo de los humanos, que manifiesten una inteligencia similar a la nuestra", explica Amparo Alonso, presidenta de la Asociación Española de Inteligencia Artificial (AEPI). Esta catedrática de Ciencias de la Computación en la Universidad de la Coruña recibió en 1998 el Premio L'Oréal-UNESCO Women in Science por un proyecto para aplicar la AI a la monitorización prenatal.

1. Esther Borao: Ingeniera industrial especialista en robótica. 2. Concha Monje: Investigadora del Robotics LAb, en la Universidad Carlos III.. 3. Nuria Oliver: Experta en Ciencias de Dato y miembro de la Real Academia de Ingeniería. / V. Giménez y C. López

La herramienta de amazon para evaluar aspirantes tenía sesgo contra las mujeres.

Desde entonces, la tecnología ha madurado hasta el punto de empezar a competir con los humanos. Hace unas semanas, una máquina derrotó a varios expertos en el videojuego de estrategia Starcraft. La sofisticada IA que venció a los jugadores es capaz de aprender de sus errores y de los de sus contrincantes. Y solo es un ejemplo de hasta dónde puede llegar una tecnología. La usamos para trabajar, comunicarnos, desplazarnos o ayudar en las tareas domésticas... Y lo haremos cada vez más. En 10 años, podríamos tener robots asistenciales que cuidaran de los enfermos o sirvieran la cena. "La tecnología nos va a conducir a una nueva sociedad y hay que prepararse", dice Alonso.

Nuria Oliver es otra pionera. Doctora por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y considerada una autoridad mundial en la materia, acaba de ingresar en la Real Academia de Ingeniería: es la cuarta mujer entre 60 académicos. Uno de sus primeros proyectos buscaba que los ordenadores interpretasen expresiones en imágenes y vídeos. "Hace 22 años, eso era impensable", recuerda. Hoy esas investigaciones son la base de muchas aplicaciones. Ella supo muy pronto que el ordenador más personal era el móvil. Ahora es directora de Investigación en Ciencias de Datos en Vodafone. "Usamos datos anónimos a gran escala para, por ejemplo, que una enfermedad no se convierta en pandemia o para fomentar la inclusión financiera". A su juicio, la IA tiene un papel transformador. "Está en todo. Solemos pensar en robots, pero la mayoría es invisible, son programas ligados a esta revolución tecnológica", afirma.

Sin embargo, en esta revolución no participan tantas mujeres como deberían. Mientras en los años 80 más del 30% de los estudiantes de Informática eran mujeres, hoy son el 10%. "Es preocupante. Necesitamos a muchísimas más -reconoce Oliver, que da charlas para atraerlas-. Les digo lo creativo y flexible que es este campo. ¡Yo trabajo desde mi casa en Alicante!", afirma. Además les explica las conexiones de la IA con casi cualquier carrera y les cuenta que, si se apuntan al carro tecnológico, "estarán inventando el futuro".

Diseñar un futuro para todos

La presencia de las mujeres es un factor decisivo para no repetir un mundo pensado por y para los hombres. Porque hasta ahora, la IA está programada con datos que en muchos casos tienen sesgos sexistas y racistas. Y las máquinas toman decisiones en consecuencia. Por ese sesgo algorítmico, pueden negar un crédito a una mujer o a una persona de piel oscura. De hecho, entre 2014 y 2017, la herramienta de Amazon para evaluar los currículums de los aspirantes a un empleo producía sesgos sistemáticos en contra de las mujeres. "Uno de los retos es tener sistemas justos, pero no van a existir si no los hacen grupos diversos -dice Alonso-. Si la mujer no se incorpora a la tecnología, perderemos el talento del 50% de la humanidad. Que no haya más mujeres en este entorno es una tragedia". Y Nuria Oliver apunta: "Se está diseñando un nuevo mundo. Si no participamos en su creación, pasará como con el viejo: habrá sesgo machista".

Si Oliver ha hablado ya a más de 10.000 adolescentes, Laura Fernández y Cecilia Tham han decidido crear AllWomen.tech, el primer campus en IA solo para mujeres en nuestro país, que se lanzará el año que viene. "Nos dimos cuenta de que sí hay mujeres en el sector, pero no se les da visibilidad", explica Fernández, para quien "la tecnología está creando el camino a seguir. Si solo lo crean hombres, el nuevo mundo estará masculinizado". Su socia, Cecilia Tham pone un ejemplo: si su hija tiene que hacer un trabajo sobre qué es una empresa y pone en Google Imágenes la palabra CEO, verá casi exclusivamente fotos de hombres. "Si no acabamos con el sesgo algorítmico, se transmitirá el mismo mensaje: los hombres son los que mandan", alerta.

Pero no es solo eso, en un mundo donde cada vez hay más empleos vinculados a la tecnología, si las mujeres no están formadas pueden quedar relegadas a puestos de menor importancia y, por supuesto, de menor salario. "No tienes que trabajar en software, pero sí estar vinculada a ese entorno para no quedarte fuera", advierte Fernández.

Ellas dan cursos aplicados al entorno profesional de cada alumna, ideales para reciclarse. "Cualquier profesional es bienvenida, porque siempre habrá una rama tecnológica aplicable a su campo", anima. Y su socia añade: "Si soy abogada y aprendo el idioma para trabajar en el entorno de la AI, se me abre un mundo de posibilidades".

Toda esta innovación forma parte de los albores de una cuarta revolución industrial que, según la consultora PWC, hará que el PIB mundial crezca un 14% (15,7 billones de dólares) en los próximos 15 años, pero que habrá reemplazado por robots más de la mitad de los puestos de trabajo en 2025, de acuerdo con la estimación del Foro Económico Mundial. Y atención, porque las mujeres sufrirán esa pérdida más que los hombres. Eso sí, la automatización podría crear más de 133 millones de empleos.

Capacidades femeninas, las más buscadas

Lo importante será, pues, prepararse para la demanda laboral que nacerá de la transformación digital. Las capacidades más buscadas serán la creatividad, el pensamiento crítico, las relaciones interpersonales, la persuasión, la empatía... que suelen atribuirse a las mujeres. "Todas las que no poseen las máquinas", aclara Concha Monje, directora del proyecto HumaSoft de la Universidad Carlos III, que está desarrollando un sofisticado robot bípedo humanoide, TEO, con visión inteligente, capaz de moverse y manipular objetos.

Los robots sustituirán la mitad de los empleos en 2025. Nosotras lo sufriremos más.

Cuando solo tenía siete años, quedó fascinada por un ordenador que le descubrió que las máquinas podían hacer cosas. "Me hizo querer entender cómo funcionaban", afirma la investigadora. Hoy, TEO puede planchar y doblar la ropa, o servir una copa, con bandeja y todo. "La estabilidad es un gran reto. Por eso aún no hay humanoides asistiendo en catástrofes", explica. Ella cree que en una década conviviremos con robots que mejorarán nuestra calidad de vida. "Una máquina que haga el pino puede ser fascinante, pero no aporta. Pero una que permite un postoperatorio sea más liviano sí tiene impacto. El robot cirujano DaVinci, manejado por un médico, extirpa la próstata con tanta precisión que las funciones sexuales no se ven mermadas", explica. En España y Portugal se han hecho más de 3.800 operaciones con robots.

Con su equipo, Monje también investiga el uso de humanoides empáticos, para asistir a enfermos o personas con autismo o Alzheimer. "Con ciertas máquinas, los niños autistas se comunican más cómodamente, así que investigamos robots que puedan estimularlos. Las máquinas no necesitan tener emociones; lo necesitan los humanos".

Aunque esos sentimientos podrían producir conexiones inesperadas. De hecho, algunas empresas desarrollan robots sexuales. "A partir de la empatía, se producen muchos grados de conectividad. Y si tienes delante una máquina sobre la que proyectas tus anhelos y responde... Cubren una necesidad", analiza Monje. Las posibilidades causan vértigo, quizá porque no estamos preparados para entenderlas.

Aprender a pensar como una máquina

Para comprender cómo funciona el nuevo mundo, es imprescindible el pensamiento computacional, que nos enseña a resolver cualquier tipo de problemas aplicando herramientas y técnicas de la informática. Y en el mundo hacia el que vamos, quienes no lo aprendan pueden quedar excluidos. "Corremos el riesgo de que haya una élite de personas que comprenda el mundo y otra gran parte que crea que vive en un universo mágico", apunta Nuria Oliver, que advierte que "aunque pensamos que por ser nativos digitales nuestros hijos nacen sabiendo, en realidad solo son buenos usuarios. La clave es enseñarles a programar".

En algunas comunidades, se ha incluido la asignatura de Programación, Tecnología y Robótica como obligatoria en ESO y algunos colegios de Primaria dan Robótica. "Es esperanzador pero insuficiente. Debería añadirse Pensamiento Computacional y estas materias deberían ser obligatorias desde Primaria", subraya Oliver que, en su libro Los nativos digitales no existen, advierte de "la necesidad de cultivar las habilidades de inteligencia social y emocional, que van a ser necesarias para adaptarnos y gestionar el cambio constante".

Esther Borao se enamoró de la electrónica al darse cuenta de que podía crear todo lo que imaginara. "Como si fuera magia. Pero era tecnología", señala. Hoy, además de crear Mulleres Tech, una comunidad que visibiliza y fomenta la participación femenina, ha montado con sus socios del estudio Innovart una Academia de Inventores (de tres a 18 años) en Zaragoza y están desarrollando The Ifs, una familia de robots para enseñar a programar a los niños. "Queremos que se enganchen a la tecnología, que vean que es fácil y divertida, y que pueden crear todo lo que imaginen", cuenta. Ella coincide en la necesidad de abandonar el modelo educativo basado en la memoria, en el que los alumnos españoles destacan según el informe PISA, para fomentar uno basado en la resolución de problemas.

"Los niños ya no necesitan memorizar, tienen Google", añade Amparo Alonso, que reconoce que gran parte de los alumnos que solicita cursos en la AEPI quiere ampliar sus conocimientos de cara al mercado laboral. "El 65% de los niños de Primaria tendrán trabajos que aún no conocemos. La IA nos lleva a una sociedad 4.0, en la que la programación es el nuevo chino". Ese aprendizaje fomentaría que las niñas estudiaran carreras científicas y tecnológicas.

Una sociedad nueva ¿y mejor?

Mientras el sistema educativo trata de ajustarse a esos cambios, la IA prosigue su camino de éxito. En la carrera por dominarla, EE.UU. va en cabeza, seguido por China, que pretende ser líder en una década. "Europa está ultimando su plan, pero deberíamos ser rápidos y tener claros los objetivos", previene Nuria Oliver. "Para España, este momento es crucial -añade Amparo Alonso-. La investigación, la educación y la sanidad deberían conformar un pacto de Estado. Solo así apostaremos por el futuro".

Entre las amenazas que enturbian el futuro, las expertas señalan la capacidad de la IA para influir en la desinformación del ciudadano, en su voto o en su grado de fanatización. Las fake news se expanden por las redes sociales y les damos veracidad. "Estamos mucho más controlados y dominados de lo que pensamos", advierte Concha Monje. Ella cree que, aunque el algoritmo está entrenado para hacernos la vida más fácil, tiende a mostrar un mundo parcial que nos puede volver extremistas.

Sin embargo, su uso también puede conducir a un mundo mejor. "Todos nos hemos visto empujados a un tren que no funciona -explica Cecilia Tham-. Aprendes cosas anticuadas, tienes un trabajo que no disfrutas, ganas dinero para comprar cosas que no necesitas... Ha llegado el momento de cambiar". "Tenemos que aprovechar la irrupción masiva de los robots para crear una sociedad mejor", añade su socia, Laura Fernández. Mientras hay quien mira hacia a un pasado obsoleto en busca de seguridad, ellas afrontan el futuro con un objetivo claro: que sea mejor para todos. "Si nos acercamos a la tecnología y somos proactivos, cualquier cosa es posible", resume Fernández. Que la fuerza nos acompañe.

Ester Borao (30 años), Zaragoza

"Queremos que niños y niñas se enganchen a la tecnología y vean que pueden crear todo lo que imaginen". / V. Giménez y C. López

Quién es: ingeniera Industrial especializada en robótica y automática. Cofundadora de Innovart, Academia de Inventores y creadora de The Ifs, una familia de robots para enseñar a programar a los niños.

Nuria Oliver (48 años), Alicante

Corremos el riesgo de que una élite comprenda el mundo y otra parte crea que vive en un universo mágico". / V. Giménez y C. López

Quién es: doctora por el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Directora de Investigación en Ciencias de Datos en Vodafone. Académica de la Real Academia de Ingeniería.

Concha Monje (41 años), Badajoz

"Las máquinas no necesitan tener emociones; lo necesitan los humanos". / V. Giménez y C. López

Formación: doctora en Ingeniería Industrial. Directora del proyecto HUMASoft. Profesora titular e investigadora del Robotics Lab, en la Universidad Carlos III. Desarrolla un robot bípedo llamado TEO.

Amparo Alonso (57 años), Vigo

"La AI nos lleva hacia una nueva sociedad, y hay que preparse". / V. Giménez y C. López

Quién es: licenciada en Química y doctora en Física. Catedrática de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial. Presidenta de la Asociación Española para la IA. Coordina el grupo de investigación LIDIA en la Universidad de A Coruña.

Roser Martínez (50 años), Girona

"Oficialmente, no existe armamento con la autonomía total de un Terminator, pero sí tecnología para crearlo". / V. Giménez y C. López

Quién es: doctora en Derecho. Profesora especialista en Seguridad y miembro del International Committee for Robot Arms Control (ICRAC).

Cecilia Tham (43 años), Hong Kong

"La IA es un idioma nuevo, si no puedes conversar en él, te quedas fuera". / V. Giménez y C. López

Quién es: licenciada en Biología y Master en Arquitectura por la Univ. de Harvard. Tecnóloga Social en Alpha Telefonica Innovation y cofundadora del campus en Inteligencia Artificial AllWomen.tech

Laura Fernández (32 años), Barcelona

"Sí, hay mujeres en el sector tecnológico, solo que no se les da visibilidad". / V. Giménez y C. López

Quién es: licenciada en Comunicación Audiovisual. CEO y cofundadora del primer campus en Inteligencia Artificial solo para mujeres: AllWomen.tech

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