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La improvisación y el pánico, por Paloma Bravo

"He intentado revisar mis propios porcentajes en la maternidad. Aparecen el amor y el sentido del humor, siempre; también la falta de sueño y... Enseguida esa combinación de improvisación y pánico me lleva a otra categoría: la de nuestros padres".

maite niebla

Paloma Bravo
PALOMA BRAVO

Llevo semanas atrapada en una frase: " La paternidad es un 90% de improvisación y un 10% de pánico". Es del último libro de Sergi Pàmies (El arte de llevar gabardina, Anagrama), siempre extraordinario y que, ahora, encima, ha hurgado más cerca del hueso. Como confiesa en su entrevista: "Los materiales que utilizo para escribir son los mismos desde el primer día: la imaginación, la realidad y la memoria. Lo que ha cambiado es la proporción".

He intentado revisar mis propios porcentajes en la maternidad. Aparecen el amor y el sentido del humor, siempre; también la falta de sueño y... Enseguida esa combinación de improvisación y pánico me lleva a otra categoría: la de nuestros padres.

Somos la primera generación con padres que llegan fácil a los 90 años, a los cien, a los mil. Y ellos son la primera generación que envejece sin referentes. Nuestros abuelos murieron lúcidos, apenas cumplidos los 70. Nuestros padres, enérgicos, vitalistas y cuidados, se adentran en el más allá mientras siguen paseando por su barrio.

Me desespera que algunas grandes empresas sigan prejubilando a los cincuenta y pocos a adultos extraordinarios con una cabeza llena de ideas, y que les propongan 40 años de jubilación y paseos. Y me inquieta, también, que la vida se estire como un chicle, sin que podamos aliviar a nuestros padres, ayudarles a paliar su improvisación y su pánico.

¿Qué queremos y qué quieren ellos? Pàmies cuenta también cómo su madre -la escritora Teresa Pàmies- seguía trabajando en la residencia. Sus hijos le prometieron que publicarían esos artículos, pero no lo hicieron porque... Porque no eran tan buenos como era ella. La maldita decadencia (definición: "Dicho de una persona o de una cosa: ir a menos, perder alguna parte de las condiciones o propiedades que constituían su fuerza, bondad, importancia o valor". Dicho de una persona o una cosa. Escalofríos).

"Es de noche, no sé morirme", le escribía hace poco a Manuel Jabois un lector de 85 años al que ya no dejaban conducir. Y, mientras, Javier Sádaba, se atrevía a hablar de eutanasia y a recordar el nuevo supuesto que empiezan a abrirse en Bélgica: morir por cansancio vital. Decir que así ya no vives. "Así, no". Esas palabras mágicas con las que filtramos todo: las relaciones, los tonos, las enfermedades...

Andan algunos millonarios de Silicon Valley financiando experimentos para lograr la inmortalidad, la suya. Y siempre suena a soberbia. ¿Tan imprescindibles somos? Va a sonar fatal, pero a mí me recuerdan la frase de un amigo: " Siempre hay que irse de las fiestas cuando te lo estás pasando bien". Ojalá, la vida nos deje irnos justo cuando el amor y la independencia sean más fuertes que el pánico, cuando la improvisación sea todavía alegre y todavía podamos sonreír.

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