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Clara Lago: "Siempre es importante recordar quién eres"

Lleva 20 de sus 29 años en el cine y la televisión, pero una comedia romántica (Ocho apellidos...) y su mediática relación con Dani Rovira la colocaron en el objetivo de los paparazzi. Ahora, de nuevo soltera, nos habla en exclusiva de los claroscuros de la fama, de su viaje hacia la ética personal y de lo mucho que ha aprendido en este largo camino.

Clara luce top de Versace, pantalón de Uterqüe y brazalete de Chanel. / mario sierra

Rosa Gil
ROSA GIL

Los espectadores tenemos una relación curiosa con las actrices a las que hemos visto crecer, literalmente, en pantalla; son como esos niños a los que no vemos todo lo que querríamos y que nos asustan con lo mucho que han crecido cada vez que nos encontramos con ellos. Clara Lago, por supuesto, pertenece a esa categoría. La recordamos con 10 años, correteando por los pasillos del colegio Azcona en la serie Compañeros. Solo un par de años después, guardamos en la memoria su mirada grave y candorosa en El viaje de Carol, por la que la nominaron al Goya a Mejor Actriz Revelación; y nos sorprendió su primer estirón cuando encarnaba a la adolescente Candela en Hospital central. Después llegaron Los hombres de Paco, Primos, Fin, Tengo ganas de ti... Y, sobre todo, Ocho apellidos vascos y su secuela, Ocho apellidos catalanes, las películas que se convirtieron en un fenómeno de taquilla y le proporcionaron una popularidad con la que no siempre se ha sentido cómoda.

Clara está a punto de cumplir 30 años y es, claro está, una mujer adulta. Pero, como sucede con esos niños que crecen (aparentemente) de pronto mientras miramos a otro lado, nos sorprende que lo sea, y que hable con serenidad de su filosofía de vida y de sus momentos más brillantes o menos afortunados. Si los inicios de su romance con el cómico y actor Dani Rovira fueron mediáticos hasta el delirio, su ruptura con él, hecha pública apenas una semana antes de esta entrevista, ha sido de una discreción ejemplar por ambas partes; si en cierto punto criticó a sus fans con comentarios que incendiaron las redes, hoy reconoce y agradece el cariño y coloca a haters y seguidores instrusivos en el rincón que merecen; y si un día habló sin pensar, ahora vuelve sobre esas palabras sin negar los errores ni inmolarse en ellos, en un envidiable -y maduro- ejercicio de autocrítica constructiva.

Cine mágico

Clara está en plena promoción de El cuento de las comadrejas (ya en cartelera), que ha logrado encajar entre el rodaje de la serie El vecino y el de la película Crónica de una tormenta ("una cinta pequeñita, independiente, que rodaré con Ernesto Alterio durante tres semanas; no hay vacaciones a la vista", dice). Es su tercera película sudamericana, su segundo rodaje en Argentina y su primera vez con Juan José Campanella (El hijo de la novia), un director al que se refiere como "un genio con el que ha sido un sueño trabajar".

El cuento de las comadrejas -para el que, por cierto, ha logrado un envidiable acento porteño- es una comedia ácida (más bien cáustica) sobre una anciana actriz que vive retirada en una mansión campestre con su antiguo séquito y que recibe la visita de unos manipuladores agentes inmobiliarios dispuestos a fingir adoración para arrebatarle la propiedad.

Hay gente que lleva la comedia dentro, pero yo la sufría; solo ahora estoy empezando a soltarme".

La película es "una oda al cine y a la gente del cine", como dice Clara, pero también un homenaje a la vieja guardia de la profesión. La actriz asegura que no hubo brecha generacional con el veterano cuarteto protagonista: "No puedo admirarles más. Un rodaje es un desgaste, físico y mental, muy grande, y este no fue fácil, con frío y localizaciones incómodas. Pero ellos lo llevaron superbien. Y me acogieron de una forma... Todos, pero sobre todo Graciela Borges [que encarna a la diva retirada], que me adoptó nada más llegar, me invitó a pasar su cumpleaños en su casa para que conociera a su hijo y a su nieto...".

Tanto cariño resulta meritorio si tenemos en cuenta que, en la película, el personaje de Clara proyecta desvalijar al de Graciela. "Es mi primera villana. Y ¡es malísima! -dice la actriz-. Claro que no puedes afrontar así un personaje, porque ningún malvado se considera como tal. Tienes que encontrar lo que le mueve y ver cómo justifica sus acciones para interpretarlo sin juzgarlo".

Sorprende ver a Clara en un personaje dramático, tras haberse coronado reina de la comedia española. "Pues, fíjate, yo solía considerarme actriz de drama -dice-, porque hasta cierto punto en mi carrera era lo que me ofrecían. Luego llegó Primos y, evidentemente, Ocho apellidos vascos, y se me empezó a asociar más con la comedia. Y me parece dificilísima; hay gente que la lleva dentro de forma más natural y a otros, como a mí, nos cuesta más. Yo la comedia la sufría. Solo ahora me estoy empezando a soltar. Por otra parte, en esta profesión hay rachas, no puedes decir: "Ahora voy a hacer una comedia, ahora un drama", porque esto no va a la carta, solo puedes elegir, entre lo que te ofrecen, el proyecto que te apasione. Y si son tres comedias seguidas, pues a hacer comedia a tutiplén".

Camisa de Javier Simorra y mono de Emporio Armani. / mario sierra

No parece, de hecho, que la racha cómica vaya a aflojar. Acaba de concluir la grabación de El vecino, una serie de superhéroes que dirige para Netflix Nacho Vigalondo. A Clara se le escapa la sonrisa al hablar del tema. "Nacho es... un descubrimiento. Un genio loco del que me declaro fan absoluta. Vive la comedia hasta el final, sin los filtros que otros tenemos. Si estás, por ejemplo, pasando texto y se le ocurre que sería divertido coger el cubo de basura y lanzarlo por lo alto, lo hace". ¿Es un ejemplo real? "Sí. Me lo he pasado de miedo".

Clara aplaude el auge de las plataformas de streaming ("han revitalizado la industria, hay muchísimos proyectos"), pero se confiesa enamorada de las salas de cine de toda la vida. "Igual soy una romántica, pero se crea una energía especial cuando estás viviendo las mismas emociones -risa, llanto, asombro- con un centenar de desconocidos. Es una experiencia totalmente diferente a la que puedes vivir en el salón de tu casa".

Y es que Lago debe mucho a esas salas de cine. Ocho apellidos vascos sigue ostentando, cinco años después, el título de película más taquillera del cine español, con 56 millones de euros de recaudación. La película de Emilio Martínez-Lázaro fue su momento de mayor popularidad, algo que no siempre fue tan mágico como suena. Acababa de empezar a salir con Dani Rovira, su compañero de reparto, y todo aquello desencadenó una claradanimanía que provocó más de un encontronazo. "Yo ya había tenido picos de fama. Con Los hombres de Paco, con Tengo ganas de ti... Estaba acostumbrada a que me reconocieran por la calle. Pero mi vida sentimental nunca había interesado. Y que de pronto todo el mundo supiera cosas íntimas mías, que nos persiguieran los paparazzi a Dani y a mí... Eso sí fue complicado. Y cuando algo así te pasa en pareja, no gestionas solo tu parte, también la de tu compañero, y se mezclan cosas. Pero yo no lo llevé mal, no en realidad, porque tampoco trabajamos en esto para que no se nos vea, ¿no? Hacemos películas para que la gente las vea y las disfrute. Esta profesión no tendría sentido si no".

Los fans y yo

Le recuerdo aquella entrevista en El hormiguero, donde se quejó amargamente de los fans que se acercaban a pedirle una foto sin saber siquiera quién era. Aquel comentario levantó un tsunami de críticas contra la "estrella soberbia" que despreciaba a sus seguidores. "El incidente de El hormiguero me trajo muchos quebraderos de cabeza -reconoce con una sonrisa-, pero es una de las experiencias de las que más he aprendido". Le pregunto a qué se refiere y reflexiona un momento. "Para empezar, me obligó a replantearme cuál era mi relación real con los fans y con el tema de las fotos. Ten en cuenta que todo esto sucedió en pleno boom Ocho apellidos. Hablábamos mucho del fenómeno con otros compañeros y eso hace que hagas tuyas opiniones de otras personas, sin preguntarte si eso eres tú al 100%. Vamos, que no viene mal revisarse de vez en cuando, sobre todo cuando estás tan en el foco. Al estar expuesta tienes que cuidarte y saber cómo volver a tu centro para que no te afecten tantas opiniones externas. Todos los actores tenemos un puntito de vanidad, pero a fuerza de querer gustar a todos acabas desapareciendo, y es importante recordar quién eres, qué te gusta y qué te hace bien".

A fuerza de querer gustar a todos, te borras. Es importante saber quién eres".

No fue la única lección que extrajo de aquella entrevista. "También me hizo preguntarme qué me había pasado para llegar a tener este discurso y a verbalizarlo así. Y pensé que era como ese padre al que le llega el niño con las notas, todo sobresalientes y un suficiente, y se fija, antes que nada, en el suficiente. Me preguntaban: "¿Qué tal la fama?". Y yo soltaba eso en vez de decir: "Pues tiene una parte maravillosa: muchísima gente ha visto la película y se ha convertido en un fenómeno social, y es algo histórico y precioso. Y cuando se me acercan en la calle con tanto cariño es como escuchar el aplauso que nunca llegas a oír cuando haces cine. Y luego hay una parte menos guay, cuando vienen a ti y no saben si haces cine o sales en un reality, pero quieren una foto-trofeo para Instagram, y te hacen sentir que, por trabajar en el cine, tienes que estar a su servicio". Porque, de verdad, a mí no me gusta la falta de anonimato, pero si fuera tan terrible me habría dedicado a otra cosa. Cuando la pongo en la balanza con todo lo demás, me compensa. Absolutamente".

No es la única vez que un comentario la ha metido en un lío. En 2017, en pleno debate sobre la brecha salarial, declaró que Karra Elejalde y Dani Rovira habían cobrado el doble que ella por Ocho apelllidos catalanes, algo que se viralizó rápidamente. "A veces soy impulsiva y luego lo lamento. Me hicieron una pregunta directa y contesté con una respuesta directa. Mal [Risas]. Porque tenía que haber sabido que iba a ir directa al titular. Lo cierto es que yo no tenía información real para responder a la pregunta: "¿Qué opinas de la brecha salarial?". Para empezar, cuando haces una película no tienes ni idea de lo que cobran los demás. Yo sabía lo que había ganado Dani porque era mi pareja, pero nada más. Y además, valorar algo así es complicado, porque tu caché depende de en qué momento estás. Hoy pueden ofrecerte la mitad que hace cinco años, por mucho currículum que tengas, y dentro de un tiempo subir al doble, o no. Me hicieron abanderada de la lucha contra la brecha salarial, cuando es un tema del que no sabía nada".

Vestido de Givenchy. / mario sierra

Palabra de mujer

Tal vez se castiga más a la mujer con opiniones fuertes o controvertidas, apunto, y menciono a Leticia Dolera y la polémica que protagonizó hace unos meses, cuando decidió no contratar a una actriz embarazada para la serie que producía. "Puede ser. Sí he pensado que si un actor de 55 años hubiera dicho ciertas cosas que he dicho yo, no habría sido tan criticado. Es posible que haya algo más de castigo a las mujeres. Y luego está esa fantasía de que tenemos que ser perfectos. Leticia ha trabajado muchísimo por el feminismo, pero hay gente que la mira con lupa, esperando a ver cuándo la caga para cargar contra ella. Y nadie es cien por cien coherente, no somos máquinas. Del libro de Leticia sobre feminismo, Morder la manzana, me encantó cómo habla de su propia contradicción, que, como mujer inteligente, tiene. ¡El que no las tiene es que no se está cuestionando cosas! Aun así, en este oficio tienes que cubrirte las espaldas si te posicionas en algún sentido. A la mínima que falles, hay gente esperando con el dardo".

No es raro que, a estas alturas de la película, Clara Lago, la niña que ha crecido ante nuestros ojos durante 20 años, sea veterana en los claroscuros de la fama. "Yo era una niña muy teatrera -recuerda-, me gustaba inventar historias y hacer bailes para los amigos de mis padres. Mabel Lozano, una noche que estaba en casa, dijo. " Esta niña tiene que ser actriz". Esa fue la primera semilla. Después me enamoré de Penélope Cruz en La niña de tus ojos y mi madre me animó a "sembrar" ese sueño; que es un ritual que haces un poco como quieres: lo escribes en un papel, plantas una semilla.... Lo importante es visualizar el deseo. Y ya ves, funcionó. Al día siguiente me salió una prueba de cámara".

Pero esa infancia de trabajo ¿fue privilegio o esclavitud? "Como en todo, hay una parte de renuncia -reconoce-. Por suerte, tenía a mis padres y a mi representante, Antonio Rubial, con el que llevo toda la vida. Ellos me decían: " No vas a dejar de estudiar ni de tener una vida normal por esto". Claro que veían que yo llegaba a un rodaje y era feliz y me apoyaron". ¿Y no echó de menos las vacaciones infantiles, la sensación de tener todo el tiempo del mundo? "A veces me pesaba y decía [con vocecilla infantil]: "Y ¿no voy a ver a mis amigas en todo el verano?". Pero esas amigas que tengo desde el colegio, la secta de la llave, como nos llamamos porque todas tenemos tatuada una llave, han sido otro gran pilar. Me permitían volver a casa, a las raíces. En realidad, no tengo la sensación de haberme perdido grandes cosas. Solo el anonimato. Sí, solo el anonimato".

UN ESTILO (ético) DE VIDA

A Clara Lago puede pesarle la fama en ocasiones, pero también sabe que es una herramienta poderosa. E n 2017, fundó con Dani Rovira la Fundación Ochotumbao (en la que seguirán trabajando juntos, como ambos se han apresurado a aclarar tras su ruptura). A través de ella, recaudan fondos para ayudar a los animales, el medio ambiente y las personas desfavorecidas.

Entre otros proyectos, han financiado sillas de ruedas de competición para el equipo de baloncesto de la Fundación Estudiantes, han contribuido a la adopción de perros sin hogar, han donado miles de euros a refugios para primates y a hogares para mascotas abandonadas. Ahora están inmersos en la campaña Maestra a domicilio, que permite a los niños en tratamientos médicos prolongados recibir clases en casa. "Simplemente porque la gente ha decidido que Clara Lago ahora está arriba, que es popular, tengo una voz que llega a muchísimas personas, una voz que mucha gente necesita y no tiene. Y eso se lo debo a todos los que me siguen en Instagram o que me piden una foto por la calle. La mejor parte de ser famosa es poder usarlo con fines sociales. Y desde Ochotumbao, Dani y yo hemos podido ayudar mucho".

Clara ha estado de gira con Improviciados, el espectáculo solidario de improvisación teatral de Ochotumbao; ha realizado maratones de spinning solidario; ha visitado a los rohinyá en Myanmar y a los refugiados saharauis en los campos de Tinduf. Y su brújula moral se ha ido ampliando. " Intento que mi estilo de vida sea cada vez más ético -dice-. He cumplido dos años como vegana y me siento superbien. Me hago análisis y revisiones, y no me faltan ni energía ni músculo. ¡Y eso que entreno como una bestia! Es gratificante saber que, al menos en tu pequeña parcela, no contribuyes al maltrato animal". Sin embargo, Clara alerta contra los extremismos. "Cuando cambié de dieta, pasé una fase más radical; supongo que a todos nos ocurre, pero ahora estoy más relajada: si llego a un rodaje y no hay opciones veganas, como lo que haya; si tengo unos zapatos de piel que compré hace años, me los pongo. Hay que darse margen para llegar. A mucha gente le tira para atrás el veganismo porque parece que tienes que pasar de cero a 100, y que si luego te comes un huevo frito, tu sistema de creencias ya no vale nada. Cuando en realidad todo suma y se trata de ir cambiando tu nivel de conciencia. Yo no juzgo a nadie. ¡Que solo llevo dos años en esto! No se trata de machacar a otros por su estilo de vida, sino de lograr que se enamoren de este".

19 de febrero-20 de marzo

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Como elemento de Agua, los Piscis son soñadores, sensibles y muy empáticos. La amistad con ellos es siempre una conexión profunda que dura toda la vida... Si puedes soportar su carácter pesimista y su tendencia a guardar secretos y a ver siempre el lado negativo de las cosas. Ver más

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