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Brie Larson: "Tras el Óscar me sentí sola"

Necesita creer en lo que hace y lo lleva hasta las últimas consecuencias. Niña prodigio de la interpretación y superviviente de una infancia difícil, arrasó con todos los premios gracias su personaje de en La habitación y conquistó la taquilla con su Capitana Marvel. Tímida y minuciosa, ahora vuelve con Cuestión de justicia, un drama social con el que se identifica.

Warner / Archivo

Ana Santos
ANA SANTOS

Hace unos meses, una mujer rubia se paseaba en bicicleta junto a George Clooney por la calle Velázquez de Madrid. Rodaban el anuncio de una conocida marca de café y tanto los medios como los curiosos celebraban la visita del actor, pero tardaban en ponerle nombre a ella. Era Brie Larson (Sacramento, 1989), ganadora de todos los premios en 2015 por La habitación (Óscar, Globos de Oro y Bafta) y protagonista de Capitana Marvel.

La anécdota ilustra la discreta personalidad de esta intérprete que estrenó recientemente en cines Cuestión de justicia, un drama judicial basado en la historia real de Bryan Stevenson [interpretado en la cinta por Michael B. Jordan], un abogado que, recién graduado en Harvard, rechaza lucrativas ofertas laborales para fundar una asociación que defiende a personas injustamente condenadas. “Leí la autobiografía de Stevenson hace años y me hizo ser consciente de que hay abusos que tenemos la obligación de mostrar”.

Mi madre, mi hermana y yo solo teníamos una habitación y una cama”.

Su propia vida no ha sido precisamente idílica. Tras la separación de sus padres, se mudó con su madre, su hermana y 700 dólares a Los Ángeles, donde fue educada en casa. “Vivíamos en un apartamento horrible de una sola habitación donde la cama bajaba desde la pared y apenas teníamos tres prendas de ropa cada una”, recuerda. Aún así, a los seis años se convirtió en la estudiante más joven del prestigioso American Conservatory Theater de San Francisco. Entonces Brie era una niña tímida a la que le gustaba disfrazarse y se crecía cuando actuaba, una sensación que no ha cambiado. “No sé si es lo más importante de mi vida, pero significa muchísimo para mí”, admite hoy.

Pero tras unos comienzos prometedores como estrella televisiva infantil, con la llegada de la adolescencia, la niña prodigio se quedó en joven promesa. “No era tan guapa como para interpretar a la chica popular, ni lo suficientemente anodina como para ser la amiga, así que no encajaba. Me quedaba muy cerca, pero nunca lo conseguía y eso fue muy doloroso”, ha reconocido en varias ocasiones. También probó suerte con la música y llegó a lanzar un álbum, Finally out of P.E., del que vendió apenas 3.500 copias.

Una Habitación propia

A pesar de estos tropiezos, en 2013 le llegó un proyecto que volvió a colocarla en el radar de Hollywood: Las vidas de Grace, una película pequeña que recibió mucha atención crítica y empujó su carrera. Un año después ya estaba rodando La habitación, tras la que pasaría de ser una actriz en bancarrota a una auténtica estrella. Y Larson tuvo el instinto de tomarse esa cinta como la gran oportunidad de su vida.

Para encarnar a una mujer que llevaba cinco años secuestrada en un pequeño habitáculo junto a su hijo, se encerró un mes en casa sin probar un solo carbohidrato, hacer ejercicio o lavarse el pelo. Además estudió las consecuencias del abuso sexual y de vivir en cautiverio. La compensación llegó en forma de Óscar, pero también de un nuevo estatus que le costó asimilar. “El Óscar no te hace mejor o más interesante. Después de conseguirlo, me sentí sola y un poco avergonzada de que se hablara tanto de mí. Obviamente, es un honor, pero creo que puedo ser mejor actriz y mejor persona, que no hago lo suficiente por el mundo”, dijo.

Por eso no es casualidad que se haya involucrado en una película como Cuestión de justicia. Ella siempre ha visto su profesión como algo que puede ir más allá del entretenimiento y se niega a participar en proyectos que perpetúen los roles de género. “Sé que seré más feliz trabajando de camarera que interpretando a una entrenadora sexy o a la chica que espera en casa a su chico. No tengo responsabilidades familiares, así que no haré cosas por dinero si no son las historias que quiero contar”, afirma. Razón más que suficiente para que cuando le llegó la propuesta de enfundarse el traje de Capitana Marvel, decidiera que debía hacerlo porque las vivencias de la superheroína le permitían hablar, a nivel planetario, de la complejidad de ser mujer. Un mensaje que repite insistentemente a sus casi siete millones de seguidores en Instagram. “Necesitamos otro tipo de héroes y Capitana Marvel también me permitió romper con la idea de que una mujer no puede ser atlética y fuerte, ser dueña de su cuerpo y usarlo como le dé la gana”.

Pero Larson no se limitó a convertirse en la primera heroína de la factoría Marvel, sino que forzó una mayor inclusión de minorías étnicas y mujeres en el rodaje y la promoción del filme. Una actitud consecuente con su activa participación en la plataforma Time’s Up, en la que comparte protagonismo con sus colegas y amigas Shailene Woodley, Emma Stone y Jennifer Lawrence.

Ella también se impone objetivos como que el 50% de la ropa que usa en las galas esté diseñada por mujeres y organiza eventos como la fiesta de la asociación Women in Film [Mujeres del cine], en la que pronunció un encendido discurso sobre la igualdad salarial: “Hacerte sentir mal cuando hablas de dinero es una trampa para que no pidas lo que te mereces. Pero incluso si este tema te incomoda, hazlo por las mujeres que están por venir. Os necesitamos”. Y, por si queda alguna duda de su compromiso, en un diálogo con Jane Fonda afirmó: “Pondría todo en juego y sería una activista el resto de mi vida, no me parece correcto estar callada”. Por el momento, sin embargo, sus planes pasan por ponerse otra vez detrás de la cámara, algo que ya hizo en el film Tienda de unicornios (2017). Y, si los rumores son ciertos, por volver a ponerse en la piel de la Capitana Marvel.

En cuanto a su vida personal, como es tan discreta, poco se sabe, aunque unas fotos la relacionan con Elijah Allan-Blitz, un prestigioso realizador de películas en realidad virtual. Pero por supuesto, de confirmación ni hablamos.

Brie, la justiciera

Cuestión de justicia es la tercera película de Brie Larson a las órdenes del director Destin Daniel Cretton, tras la exitosa Las vidas de Grace (2013) y El castillo de cristal (2017). “Brie tiene opiniones firmes y dirige su fuerza de una manera honesta y verdadera, dice de ella el director. “Él, su mujer y su hijo son parte de mi familia –dice Larson por su parte–. Es un ser humano increíble”.

En Cuestión de justicia, comparte protagonismo con Michael B. Jordan y el oscarizado Jamie Foxx. / Warner / Archivo

En Cuestión de justicia Brie da vida a Eva Ansley, una abogada blanca que se comprometió con la asociación Equal Justice Initiative para ayudar a presos, mayoritariamente negros, que no contaron con un defensa adecuada o un juicio justo. Y, concretamente, se centra en el caso de Walter McMillian (Jamie Foxx), sentenciado a pena de muerte por un asesinato que no cometió. “Por primera vez, estaba en minoría en un rodaje y todos los días era consciente de lo privilegiada que soy. He mantenido conversaciones con el equipo, que me acompañarán el resto de mi vida”, afirma la actriz sobre este proyecto.

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