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El poder de las malas influencers

Gwyneth Paltrow no es la única gurú iluminada de la red. Las it girls con más seguidores recomiendan medicamentos como productos de belleza y el Ministerio de Sanidad ha dado la voz de alarma. ¿Las celebrities se han lanzado a ser prescriptoras médicas por interés económico o por pura arrogancia? ¿Es un riesgo seguirlas ciegamente?

En 2008, la actriz (y ahora CEO) Gwyneth Paltrow fundó Goop, una plataforma de comercio electrónico y estilo de vida valorada en 22 millones de euros y acusada de fomentar las pseudociencias. / d.r.

NOEMÍA REDONDO

Guillermo Melgar es farmacéutico y hace unos meses notó que la demanda de toallitas de eritromicina, un antibiótico, había aumentado. Las clientas que se lo solicitaban eran, en su mayoría, adolescentes y no traían receta. ¿Quién se lo había recomendado? ¿Su dermatólogo? ¿Su médico de cabecera? “Estoy harto de que la gente confíe en el doctor Google”, dice Melgar. El doctor Google se llama en realidad Paula Gonu y su formación clínica es inexistente, pero en su canal de Youtube, donde cuenta con más de 1,6 millones de suscriptores, recomendó las toallitas: “Es mi favorito desde que mi dermatóloga me lo aconsejó… No, no fue mi dermatóloga, fue mi vecina Mariam, que su padre es médico y se lo dijo… Bueno, da igual”. Pero no da igual. En el mismo vídeo, que ya lleva más de medio de millón de reproducciones, con tono divertido, de amiga enrollada, Paula Gonu también recomienda lavarse los dientes con agua oxigenada para blanquearlos “no recuerdo si me dijo [mi dentista] que una o dos veces en semana. Pero bueno, da igual, tampoco os volváis locas, a ver si os va a dar algo”. Volverse loca bebiendo agua oxigenada no es probable, pero que te cause náuseas y vómitos, quemaduras en la boca, garganta y esófago y lesiones severas en el estómago, sí lo es.

Aunque los fármacos que promocionan no suelen ser muy peligrosos para la salud individual, su mal uso sí puede fomentar las resistencias microbianas (los gérmenes acaban volviéndose resistentes), un problema de salud pública que preocupa enormemente a la comunidad internacional. Sin embargo, para estas creadoras de tendencias , el efecto secundario más importante es que “se te reseca la piel”.

La lista de influencers que promueve el uso de determinadas marcas sanitarias o productos no ha dejado de crecer desde que en 2015, coincidiendo con su embarazo, Kim Kardashian publicase en su perfil de Instagram un post alabando los beneficios de un medicamento que contenía doxilamina (un antihistamínico indicado para el insomnio) y piridoxina (una forma de vitamina B6). En este caso, Kardashian recibió una cuantiosa suma de dinero por el post, pero omitió los posibles efectos secundarios. Ante la polémica, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) le obligó a republicar el mismo post con la información completa, incluyendo los peligros que podía provocar.

Las it girls recomiendan desde antibióticos a psicotrópicos.

En nuestro país, de momento, no se conoce ningún intercambio económico entre laboratorios y líderes de redes sociales, pero algunas de las influencers más famosas han seguido el ejemplo de Kardashian y se han animado a compartir con su público los efectos o aplicaciones de los medicamentos que “mejor les sientan” y cómo tomarlos: eritromicina para combatir el acné; mupirocina (otro antibiótico) para mitigar las infecciones que producen los piercings; colirios que se utilizan para el tratamiento de la hipertensión ocular y el glaucoma, recomendados como alargadores de pestañas; antivirales contra el herpes labial; o psicotrópicos, como las benzodiacepinas, para dormir mejor son solo algunos de los ejemplos que aparecen en internet.

La red está gobernada por estas reinas de la belleza que aconsejan y sentencian sobre el uso de medicamentos como si fuesen licenciadas en Medicina. Lo paradójico es que algunas, como Carla Barber, incluso lo son. Esta canaria, que fue Miss Universo España 2015 y concursante de Supervivientes 2016, es licenciada en Medicina, pero el título universitario no le autoriza a asegurar ante sus 289.000 seguidores en Instagram que el paracetamol “es un medicamento antiemético y antipirético”, cuando en realidad es un analgésico indicado para calmar el dolor. Algo que colegas de profesión y farmacéuticos no tardaron en matizar. ¿La respuesta de la doctora Barber? La ex Miss decidió contestar en la cama, vestida con un jersey de cuello vuelto negro e impecablemente maquillada: “Los farmacéuticos solo pueden dar el medicamento que los médicos mandamos en consulta. Así que, a este señor decirle que mejor se guarde sus comentarios porque no tiene ni pajolera idea”.

Guillermo Martín Melgar, el señor al que se refiere con tanto desdén, está graduado por la Universidad de Salamanca y, desde 2012, maneja la cuenta de Twitter @farmaenfurecida, donde se dedica, entre otras cosas, a recopilar y denunciar las “irresponsabilidades” de estas “vecinas con batas que van de modernas”.

Carla Barber no ha sido la única que ha contestado con desaire a sus llamadas de atención. Las respuestas soberbias son lo habitual cuando se les hace notar su error: “He contactado con varias y han respondido bloqueando, con insultos y con mucha arrogancia”, dice Martín Melgar.

Ellas lo han ignorado, pero no ha sucedido lo mismo con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. La institución, al ver los primeros tuits de denuncia y confirmarlos, decidió actuar. Y no lo hicieron solos. En noviembre de 2019, junto a los consejos generales de médicos y de odontólogos de España, denunciaron ante el Ministerio de Sanidad que muchas it girls estaban saltándose la ley al promocionar determinados medicamentos. La ley dice que solo médicos, odontólogos y podólogos pueden prescribir medicamentos, que su venta debe hacerse mediante receta y que su publicidad debe estar autorizada previamente por las autoridades. “Cabe recordar que una dosis excesiva de estos medicamentos puede ser potencialmente mortal”, alerta Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

El contenido viral poco riguroso (o directamente falso) sobre salud circula por Twitter o Facebook, pero ha sido YouTube (perteneciente a Google) el primer canal en ser señalado. El Ministerio de Sanidad, tras recibir las denuncias de los consejos de Médicos y Farmacéuticos, envió en noviembre un escrito exigiendo la retirada de los vídeos donde se recomiendan medicamentos. “YouTube tiene voluntad de cumplir con las resoluciones dictadas por el Ministerio y les solicitamos colaboración para identificar los contenidos para los que fuera necesaria la cesación inmediata que pedían”, explica Virginia Wassmann, responsable de comunicación de YouTube España. Pero ¿por qué no podría YouTube actuar directamente? “No puede hacerse, a menos que un particular, una institución o una empresa flaguee [señale y denuncie] aquellos contenidos que considere inadecuados para que nosotros podamos examinarlos y confirmar si cumplen o no nuestros términos y condiciones”, continúa Wassman.

Según el Estudio Sobre Bulos en Salud, elaborado por el Instituto #SaludsinBulos, dos de cada tres médicos de Atención Primaria reconocen haber atendido a pacientes preocupados por lo que ha resultado ser un embuste. “Consultar los síntomas o informarse sobre una enfermedad en internet es algo hasta cierto punto entendible si estás preocupada por tu salud, pero por lo menos el paciente debería acudir a fuentes fiables y no a páginas webs donde se recomiendan pseudoterapias sin evidencia científica”, dice Florentino Pérez, presidente del Consejo General de Colegios de Enfermería.

“Antes, había pacientes que venían con la enfermedad ya autodiagnosticada o con miedo por algo que habían escuchado. Ahora, casi cada día, atendemos a personas que vienen con todo el vocabulario médico y que parece que saben más que nosotros”, afirma un médico de familia de un Centro de Salud de Madrid.

Florentino Pérez recuerda también que hay enfermeros, médicos o farmacéuticos, entre otros, que “tienen exitosos perfiles en redes sociales y realizan una gran contribución en materia de salud pública, desmontando bulos, comentando avances científicos o haciendo directamente educación para la salud. A ellos es a quienes hay que tener de referente”.

Farmaciafuriosa (Guillermo Melgar) además de ser el azote on line de este tipo de influencers hace divulgación. Y no es el único. Según un Informe del portal TopDoctors, un 56% de los médicos registrados en esta plataforma utiliza redes como Facebook, Twitter o LinkedIn para luchar contra la desinformación de salud. Deborah García Bello, en Twitter @deborahciencia y autora de Que se le van las vitaminas, utilizó las redes para aplaudir que el Ministerio de Sanidad tomase medidas contra la promoción de medicamentos en redes sociales, pero admitió que la situación con respecto a las influencers le generaba “sentimientos encontrados”. “Es cierto que poner en la diana a alguien famoso, con nombre y apellidos, da mucha más difusión al mensaje pero, a pesar de las denuncias previas, el Ministerio no ha actuado hasta que se emprendió una batalla mediática entre los influencers sanitarios y los de belleza, fomentando linchamientos públicos, a pesar de que las publicaciones hubieran sido retiradas motu propio”.

19 de febrero-20 de marzo

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