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Paz Vega, sobrevivir al éxito

En sus más de 20 años de carrera, ha interpretado a mujeres con nombre propio, desde la Carmen de Mérimée a aquella Lucía (y el sexo) que la convirtió en icono. En un más difícil todavía, concilió la conquista de Hollywood con la maternidad. Ahora se plantea un nuevo reto: debutar como Directora.

La actriz, que tiene 44 años, lleva 23 dedicada a la interpretación. / valero rioja

Ana Santos
ANA SANTOS

De esa chica pizpireta que nos cautivó en la serie Más que amigos a la aguerrida periodista de Rambo: Last Blood han pasado 23 años. Entre medias, películas inolvidables, más de una década en Hollywood, producciones por medio mundo y tres hijos. Incontables experiencias que le han valido a Paz Vega (Sevilla, 1976) ser merecedora de un premio Mujerhoy por su trayectoria. “Es muy estimulante. Me hace consciente de la edad que tengo y del camino que he recorrido. Llevo más de la mitad de mi vida siendo actriz, y eso impresiona”.

  • Mujerhoy ¿Qué balance hace de su carrera? Paz Vega Creo que debo estar muy agradecida por todas las cosas que me han pasado y por la gente que me he encontrado por el camino. Cuando empecé, con 16 años, nunca imaginé que llegaría hasta aquí. ¡Jamás se me pasó por la cabeza! No tenía más pretensiones que sobrevivir e independizarme. Y una cosa llevó a otra... No creo en nada, pero he debido de ser bendecida por los astros.

  • M.H. Si echa la vista atrás, ¿cambiaría algo? P.V. ¿Y quién no? Unas veces se acierta, otras menos y en ocasiones es un desastre. He rechazado personajes y luego me he arrepentido, porque me basé en criterios que ahora sé que no eran los correctos. Esta vida es un aprendizaje continuo y aprendes de los errores, ¿no? De las grandes decisiones que he tomado, como irme a EE.UU., estoy muy orgullosa, sobre todo por el coraje. Fui muy valiente en aquel momento e hice un gran sacrificio. Dejé una situación cómoda, familia, amigos...

He escrito mi primer guion y mi idea es dirigirlo. Necesito contar una historia desde mi punto de vista, basándome en mis experiencias”.

  • M.H. Tiene varios proyectos pendientes de estreno. ¿No está pasando por esa travesía del desierto de la que se quejan otras actrices de su edad? P.V. He trabajado siempre, incluso embarazada. No me quejo, aunque quizá yo hago lo posible porque esa crisis no me afecte. Tal vez me gustaría estar en un tipo de producciones a las que solo acceden las nuevas generaciones, las caras nuevas, pero me niego a quedarme en casa de brazos cruzados esperando el megaproyecto soñado. Hay que mantenerse y trabajar sin parar, porque son experiencias de las que siempre aprendes. De lo que sí me quejo es de que no haya más mujeres detrás de las cámaras. Necesitamos más guionistas, directoras y productoras para contar nuestras historias. Mis hijos y nietos verán el resultado de esta revolución feminista que viene de mucho antes del #MeToo.

  • M.H. ¿Tener tres hijos muy seguidos al ir a Hollywood le pasó factura? P.V. No creo. Hollywood es una industria que tiene sus leyes, con las que podrás estar más o menos de acuerdo, pero no es el demonio. Una mujer o una pareja tienen hijos cuando pueden y, desgraciadamente, por cómo está montada la sociedad, nos hace retrasar ese momento. Tengo familiares y amigos que posponen la maternidad porque no pueden permitírselo. También me parece genial que la gente decida no tener hijos y dedicarse a su profesión. Yo quería formar una familia y así lo hice.

Junto a su marido Orson Salazar, con quien se casó en 2002 y tiene tres hijos: Orson Jr. (12 años), Ava (10) y Lenon (9). / getty

  • M.H. Hace dos años regresó a España. ¿Le ha costado encontrar de nuevo su sitio aquí? P.V. Un poco. Hay gente que cree que no vivo aquí porque ruedo mucho fuera, pero quiero trabajar y dormir cerca de casa. Es una de las razones por las que he escrito mi primer guion. Prefiero no hablar mucho del tema, pero mi idea es dirigirlo. Necesito contar una historia desde mi punto de vista, basándome en mis experiencias.

  • M.H. Lucía y el sexo la convirtió en un icono. ¿Cómo lo vivió? P.V. De ninguna manera. Llegó y se fue sin darme cuenta. No era consciente de lo que era el éxito. El éxito por el éxito nunca fue mi objetivo. Quería vivir mi vida, pasármelo bien, trabajar con determinadas personas... y no lo valoré. Ahora pienso: “Qué fuerte dónde estuve”.

Paz Vega en Lucía y el sexo (2001). / d.r.

  • M.H. ¿No supo encajarlo? P.V. Puedes perder los papeles si no tienes la cabeza bien amueblada. Crees que estás en otra dimensión cuando lo cierto es que hay que trabajar lo mismo o más. La fama tiene más connotaciones negativas que positivas, te lo aseguro. Mucha gente cambiaría parte de su éxito y su dinero por ser anónima. Estar siempre en el punto de mira desgasta mucho. Creo que lo he llevado con naturalidad: mis amigos son los mismos de siempre y no he hecho de mi vida un espectáculo porque no lo es. Probablemente, es más aburrida que la tuya. Otra cosa es cuando me pongo delante de la cámara...

  • M.H. ¿Qué consejo le daría a la Paz que llegó a Madrid con 18 años? P.V. No ser tan inconsciente; hace que pases de puntillas por cosas importantes. Cometí errores por inconsciente y por no tener al lado a alguien que me lo dijera. He sido un poco llanera solitaria.

  • M.H. ¿Qué queda de esa adolescente? P.V. Yo me veo igual. Quizá soy más responsable. Tengo tres hijos y se ha acentuado el deseo de dar lo mejor de mí en cada cosa que hago.

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