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La revolución silenciosa de Jill Biden: por qué va a ser la mujer que cambie el papel de primera dama para siempre

La primera dama electa Jill Biden ya ha anunciado su deseo de no abandonar su trabajo como profesora mientras viva en la Casa Blanca. Ayer, el New York Times incidía en lo histórico de esta decisión. Pero, ¿está preparada la maquinaria institucional global para aceptar consortes que no dejan toda su vida para acompañar a los poderosos del mundo?

Jill Biden compartirá las dependencias privadas de la Casa Blanca con el presidente, Jor Biden, y con sus dos espectaculares perros, Major y Champ. / instagram

Elena de los Ríos
ELENA DE LOS RÍOS

La presidencia que Joe y Jill Biden están luchando denodadamente por comenzar cuenta con ya varios records en su nómina ganadora. El Presidente electo ha sido el candidato que más votos ha recibido en la historial electoral de Estados Unidos (74,9 millones de votos) y también es el más veterano (77 años). Además, ha designado por primera vez a dos mujeres como Vicepresidenta ( Kamala Harris) y Secretaria del Tesoro ( Janet Ellen). Compartirá Casa Blanca, por primera vez en la historia, con una mascota adoptada (Major). Y, además, con una Primera Dama que podría revolucionar para siempre el papel de la consorte en el juego diplomático global. Va a ser la primera esposa presidencial que no deje de trabajar para dedicarse en cuerpo y alma a las labores benéficas y de representación.

Lo acaba de confirmar el New York Times, pero Jill Biden ya había repetido en varias ocasiones su deseo: "Me encantaría continuar con mi trabajo de profesora a tiempo completo. Enseñar no es lo que hago. Es lo que soy". No estabaclaro si la conservadora maquinaria institucional estadounidense estaría dispuesta a una disrupción así: hablamos de 231 años en los que las mujeres han aceptado el papel decorativo destinado por el orden tradicional de género. De hecho, las dos últimas primeras damas han tenido problemas para asumir las particularidades de este rol. Michelle Obama, porque sus capacidades superaban, y con mucho, las atribuciones de su cargo. Melania Trump, porque su voluntad no alcanzaba para satisfacer las exigencias de representación de la posición consorte.

Jill Biden es profesora titulada, posee dos master y un doctorado y ha estado dando clases en el Northern Virginia Community Collage durante los últimos ocho años. "Quiero seguir enseñando -dijo a la CBS en agosto-, es importante porque quiero que la gente valore lo que hacen los maestros". Katherine Jellison, historiadora experta en el papel de las primeras damas a lo largo de la historia de Estados Unidos, confirmó al diario USA Today que "Jill Biden está dispuesta a llevar el papel de la primera dama al siglo XXI. Aunque a los americanos les gusta ver a las primeras damas acompañando a los presidentes, quizá ha llegado el momento en el que puedan aceptar la idea de que se puede ser a la vez primera dama y profesional". Sería la primera dama y profesora Jill Biden.

De momento, Jill Biden no ha podido hacer honor a su compromiso con la enseñanza: decidió dejar su puesto de profesora para entregarse en cuerpo y alma a la campaña electoral. "Mi marido me ha apoyado durante toda mi carrera, así que en un momento tan crítico de la suya yo no podía fallarle", explicó. Sin embargo, Jill Biden tiene ya experiencia en la tarea de subvertir un rol oficial desde dentro. Lo hizo cuando su marido fue Vicepresidente en los dos gobiernos de Barack Obama. "Lo bueno de ser primera dama es que puedes definir tú misma cuál es tu papel. Trabajaría sobre las mismas cuestiones que me ocuparon como segunda dama: luchar por una educación gratuita y ayudar a las familias de los militares", desveló en una entrevista reciente.

Más mujeres relevantes en el panorama político estadounidense han dado su opinión al respecto de este deseo de Jill Biden. Por ejemplo, Anita McBride, jefa de gabinete de la ex primera dama Laura Bush y asistente del presidente George W. Bush. "Es cierto que soplan vientos de cambio y una señal es que la presidencia Biden va a suceder", ha dictaminado. " Jill Biden posee una experiencia máxima para el cargo, lo mismo que sucedía con Barbara Bush, quien también fue segunda dama antes de ser primera. La familiaridad con el puesto juega a su favor, pero también lo clara que tiene su identidad y su inmejorable uso del tiempo".

Betty Boyd Caroli, autora de varios libros acerca de los habitantes de la Casa Blanca (incluido 'First Ladies') tiene dudas acerca de su capacidad para realizar dos trabajos a la vez. " Eleanor Roosevelt lo intentó pero pronto se dio cuenta de que era imposible. Y desde 1945 las atribuciones de la primera dama han crecido muchísimo", explica. En lo que sí coinciden prácticamente todas las expertas es en que Jill Biden no va a optar por la vía Hillary Clinton: convertir la oficina de la primera dama en una oficina política dedicada a reforzar las iniciativas presidenciales. "Ha repetido que no tiene ningún interés en convertirse en una figura política. Todo el mundo la ve como una gran embajadora de la educación pública", confirma Katherine Jellison.

En realidad, Jill Biden tiene perfectamente claro cuál va a ser su papel como primera dama: lleva pensándolo desde 1987. Pronunció una conferencia en un forum sobre primeras damas en Iowa en el que despejaba su opinión. Biden explicó que no creía que hubiera un "rol correcto" para la consorte del presidente, pero sí que su posición debía tener un objetivo. "Que los americanos se sientan orgullosos de su primera dama, por representar de alguna manera sus mismas vidas y valores. Debería reflejar los intereses y preocupaciones de las mujeres de hoy en día, mujeres que son madres, esposas y trabajadoras que luchan duramente por conciliar las tres facetas. Creo que las americanas se identificarían con alguien así".

21 de marzo-19 de abril

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