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Por qué nadie sabe qué hacer con Marjorie Taylor Greene, la congresista chiflada que convierte a Donald Trump en un angelito

Cree que los Clinton son asesinos, que Obama merece la muerte y que un rayo venido del espacio incendió California. Marjorie Taylor Green, la congresista fan de las teorías conspiratorias de QAnon, ha paralizado al partido republicano. No saben qué hacer con ella: si adorarla o expulsarla.

Marjorie Taylor Greene aún no ha cumplido dos meses como congresista, pero ya ha demostrado que puede ser más peligrosa que su admirado Donald Trump. / GETTY IMAGES

Elena de los Ríos
ELENA DE LOS RÍOS

Es la discípula que ha superado, y con mucho, a su maestro. Marjorie Taylor Green (1974), congresista por Georgia desde hace algo más de un mes, tiene a toda la política estadounidense aterrada, como si encarnara un coronavirus creado por el sistema para infectar las instituciones políticas. Ella sola, armada con una serie de teorías de la conspiración a cual más bizarra, ha logrado tomar como rehén a todo el partido republicano, dividido por su culpa en una especie de guerra civil. No saben si expulsarla ni cómo, o si aprovechar su tirón popular y mediático, como una extensión híperrevolucionada y vitaminada del trumpismo. De hecho, la única mujer que el partido está decidido a expulsar de momento es Liz Cheney, la republicana congresista por Wyoming que votó a favor del ‘ impeachment’ a DonaldTrump.

Marjorie Taylor Greene cuenta con el apoyo de gran parte de las (trumpistas) bases del partido republicano y defiende públicamente las teorías de la conspiración de QAnon, el movimiento que aglutina la desafección de las instituciones de parte de la derecha estadounidense y que sostiene que un círculo de poderosos pedófilos controla el gobierno de la nación. No es un fenómeno anecdótico promovido por unos pocos, como demostró la ocupación del Capitolio por parte de una turba armada el pasado enero. De hecho, el partido republicano de Texas ha adoptado el mismo lema que define las huestes de QAnon: “We are the storm” (“Somos la tormenta”). Taylor Green manifiesta este gran respaldo popular cuando sostiene sus chifladuras, por ejemplo que un rayo láser venido del espacio y ordenado por banqueros judíos fue el causante de los graves incendios en California.

Entrevistada recientemente por otra reina de la ultraderecha, la periodista británica Katie Hopkins, calificó a los inmigrantes como “cucarachas” y aseguró que no le preocupaba si vivían o morían. Además, calificó las elecciones de 2008 en las que varias senadoras musulmanas ganaron su escaño de “ invasión islámica a nuestro sistema de gobierno”. Ha pedido públicamente la ejecución de varios miembros del partido demócrata, asegura que los tiroteos en las escuelas son teatro, llamó a un superviviente “perro” y le acusó de estar “entrenado para decir un guión” y ha pedido la pena de muerte “de un tiro en la cabeza” para Nancy Pelosi por “traidora”. Por si todo esto no fuera poco, sostiene que los Clinton son los responsables del accidente de avión que en 1999 terminó con la vida de John F. Kennedy Jr., pues en 1999 le disputaba un sillón en el Senado a Hillary Clinton.

Como todos los creyentes de QAnon, Marjorie Taylor Greene asegura a sus seguidores que el partido demócrata está controlado por fuerzas satánicas, practicantes de ocultismo, pedófilos y traficantes de niños. Y aunque parezcan asunciones directamente chifladas, lo cierto es que se instalan fácilmente en los cerebros de cierta parte del conservadurismo del país, particularmente afectadas por los discursos religiosos, sobre todo evangélicos, que hasta tratan de desacreditar la teoría de la evolución para volver a introducir el creacionismo en las escuelas. Si cada vez más personas creen que las élites mienten sobre el origen de la vida en la tierra, cómo no van a creer que el coronavirus es un invento.

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