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Perder un bebé: rompiendo el tabú de las cunas vacías

Dolor, culpa, vergüenza... y silencio. Tras un embarazo malogrado, los padres viven su duelo entre la incomprensión y el aislamiento, aunque su situación es más habitual de lo que piensan. Mientras las celebrities comienzan a compartir sus propias experiencias, hablar sobre los abortos naturales puede acabar, de una vez por todas, con este estigma.

La cuna de un bebé vacía./d.r.

La cuna de un bebé vacía. / d.r.

IXONE DÍAZ

Escogió una forma poco ortodoxa de anunciarle al mundo la buena noticia. "Llevábamos varios años intentando tener un hijo y, por el camino, sufrimos tres abortos". Así arrancaba el post que Mark Zuckerberg, el archifamoso fundador de Facebook, publicó en 2015 en la red social para anunciar que él y su mujer, Priscilla Chan, estaban esperando un hijo. Después, efectivamente, de tres pérdidas gestacionales consecutivas.

"Cuando descubres que vas a tener un hijo -escribía Zuckerberg en su muro-, estás lleno de optimismo. Empiezas a imaginarte en quién se convertirá y a soñar con su futuro. Haces planes y entonces... se acabó. La mayoría de la gente no habla de ello, así que te sientes muy solo. Pero cuando empezamos a contárselo a nuestros amigos, nos dimos cuenta de lo frecuente que es y de que la mayoría de las parejas consigue tener hijos sanos después. Esperamos que contar nuestra experiencia les proporcione esperanza a otros y les ayude a sentirse más cómodos compartiendo sus historias".

No era el primer personaje famoso en hablar del tema. Dos años antes, Beyoncé también se había sincerado en un documental: "Estaba embarazada por primera vez. Escuché su latido y me pareció la música más bonita del mundo. Escogí nombres, fantaseé sobre cómo sería... Tenía un sentimiento muy maternal. Cuando fui a la siguiente revisión, ya no había latido. Me encerré en el estudio y compuse la canción más triste que he escrito en mi vida. Fue la mejor forma de terapia porque es la experiencia más dura que he vivido nunca".

La actriz Gwyneth Paltrow habló abiertamente sobre su aborto. / d.r.

Mariah Carey, Céline Dion, Nicole Kidman, Gwyneth Paltrow, Pink o Eva Amurri (actriz de Californication) también han confesado haber sufrido pérdidas gestacionales, visibilizando un problema del que se habla poco o nada. "Cuando personas conocidas y famosas cuentan sus vivencias acerca de la pérdida de un hijo durante el embarazo, dan más visibilidad al problema. Es una buena manera de empezar a vencer este tabú. Toda gota ayuda en este mar de negación en el que se vive el duelo gestacional", reflexiona la psicóloga Maria Àngels Claramunt, coautora del libro La cuna vacía (editado por La esfera de los libros). El aborto natural o espontáneo es algo mucho más común de lo que la mayoría de la gente piensa. Un estudio estadounidense confirmó en 2013 que la creencia mayoritaria es que son extremadamente infrecuentes, y que solo ocurren en un 5% de los embarazos.

Sin embargo, la realidad es otra bien distinta. Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, estas pérdidas ocurren en un 15-20% de los embarazos. La enorme diferencia entre percepción y realidad deja de manifiesto que el tabú es grande y el estigma, también. De estas sitauciones se habla poco, pero, ¿por qué?

"Nuestra cultura otorga poder a la reproducción por el "producto" al que da lugar . Cuando no hay bebé, deja de interesar. Vivimos en una cultura que le da la espalda a la muerte. Cuando en el camino a la vida se cruza la muerte, resulta tan contradictorio que aún no hemos sido capaces de crear una narrativa al respecto", reflexiona Claramunt.

La ausencia de un latido

Todo empieza después de ese sangrado inesperado que te lleva al hospital de madrugada. O de esa mañana en la que acudes tranquilamente a tu revisión esperando ver a tu bebé en la ecografía y, en cambio, el ginecólogo te informa de que no hay rastro de latido cardiaco. Superado el trance físico, lo peor viene después, con el desgarro emocional y el duelo que acompañan al final prematuro de un embarazo. No todas las pérdidas son iguales. No es igual para las mujeres que ya tienen hijos que para aquellas que llevan años intentándolo. El impacto emocional también es distinto si se produce durante las primeras semanas de embarazo o si, en cambio, ocurre en el segundo o el tercer trimestre de gestación, aunque en este caso se suele hablar de muerte fetal en lugar de aborto espontáneo.

Ninguna madre quiere olvidar a su bebé, pero se le pide que lo haga, y pronto.

La recuperación sigue sus plazos y no todo el mundo los afronta de la misma manera. "Un aborto no se olvida nunca. Tampoco se trata de superarlo, porque no es una pantalla más en el juego de la vida. Se trata de aprender a vivir con ello. Con el tiempo, el recuerdo permanece, pero el dolor pierde intensidad. Hay que tratar de integrar la pérdida del bebé como una vivencia valiosa, poderosa, a la que no hay que renunciar. Ninguna mamá quiere olvidar, aunque culturalmente se le pida que pase página cuanto antes", explica Claramunt.

En ocasiones, esa pérdida viene acompañada de un profundo sentimiento de culpa o, incluso, de vergüenza. Pero, ¿por qué? "A menudo, la madre siente que ha fracasado porque no se nos prepara para asumir que no todos los embarazos acaban con un bebé en brazos. Tampoco somos conscientes de que, en un alto porcentaje, nunca sabrás qué ocurrió. Hay mucho desconocimiento alrededor de la muerte gestacional y poco interés científico en entender sus causas. A menudo, se habla de mala suerte. Pero la mala suerte no es causa de muerte intrauterina, igual que nunca se ha escrito en un informe de autopsia: "Murió por mala suerte". Siempre hay un motivo, aunque en 2018 todavía lo desconozcamos".

La manera de procesar este tipo de pérdidas y de recuperarse de ellas es personal e intransferible; pero todos los expertos coinciden en que no hablar de ello solo contribuye a empeorar las cosas. Al contárselo a sus familiares y amigos más cercanos, muchos descubren (tal y como explicaba Mark Zuckerberg) que los abortos naturales son una cosa frecuente, y que más de una pareja cercana los ha sufrido sin haberlo compartido con nadie.

" Hay que buscar un entorno comprensivo y respetuoso, que no añada más dolor al ya existente y que permita expresar lo que se siente. Algunas mujeres se sienten cuestionadas por expresar este duelo no autorizado socialmente. Por eso, es importante cuidarse, permitirse retrocesos y recaídas, aceptar lo que se siente y expresarlo en un entorno seguro".

A menudo, ese lugar puede ser internet. Abundan las webs y foros ( superandounaborto.foroactivo.com o miraalcielo.net) en los que las mujeres que han sufrido una pérdida comparten sus experiencias. Y en Reino Unido existe una asociación gubernamental para apoyar e informar a las mujeres que sufren abortos espontáneos, embarazos ectópicos o muertes fetales.

El nuevo embarazo llega a término el 80% de las veces. Son los bebés arcoíris.

Aunque son ellas quienes lo viven en primera persona, sus parejas también sufren. A menudo, con el agravante de sentirse aislados, incomprendidos e invisibles. "Los hombres han sido educados en la represión de sus sentimientos y en la creencia de que tienen que hacer el papel del fuerte. Lo tienen complicado porque, generalmente, deben comunicar la noticia, dar la cara ante amigos y familiares, ir a trabajar de inmediato... Esta inmediatez de respuesta que se les exige hace que la pareja viva el duelo en estadíos diferentes y que, a veces, cause incomprensión y desencuentro", explica Claramunt.

El silencio social puede contribuir al aislamiento de la pareja, pero una frase inoportuna o una reflexión superficial, por buena intención que contengan, tampoco ayudan. Es importante que, cuando una pareja sufre una pérdida, su círculo más inmediato sepa abordar el tema. "No hay que quitarle importancia, igual que no lo harías con alguien que acaba de perder a un ser querido. No hay que negar ese duelo. Las palabras inoportunas en estos momentos quedan grabadas a fuego y añaden dolor en momentos de mucha debilidad emocional", advierte la psicóloga.

Volver a empezar

Superado el duelo, la mayoría de parejas decide volver a intentarlo. Pero es necesario esperar al momento adecuado. "Hay que hacerlo cuando claramente se recuperen la fuerza, el valor y la ilusión por un nuevo bebé", dice la psicóloga. Pero entonces, entra en juego otro elemento: el miedo. " Un nuevo embarazo debería ser acompañado profesionalmente con extrema delicadeza; se vive con mucha angustia, hipervigilancia y temores. Más aún si se ignora la causa de la pérdida anterior. Si la ansiedad es muy grande, es bueno buscar ayuda profesional", dice Claramunt.

Pero hay motivos para la esperanza. Según un estudio de la Universidad de Harvard (EE.UU.), la probabilidad de que, tras una pérdida, el siguiente embarazo llegue a término supera el 80%. Son los "bebés arcoíris", que llegan tras la tormenta cargados de optimismo. Eso no quiere decir que nazcan para sustituir a nadie, ni para ayudar a olvidarlo. Los bebés que sus madres nunca llegaron a abrazar no consiguen olvidarse; entre otras cosas, porque sin ellos jamás habría brillado el arcoíris.

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