vivir

Amor de padre, fundamental para construir la identidad

Es una persona fundamental para la construcción de nuestra identidad. Pero el modo en que un hombre organiza el vínculo con sus hijos no depende tanto de los niños como de su historia afectiva y de la relación con su mujer.

¿Conoces las ofertas de Amazon para el día del padre? ¡Haz clic en la imagen!/GTRES

¿Conoces las ofertas de Amazon para el día del padre? ¡Haz clic en la imagen! / GTRES

Isabel Menéndez
ISABEL MENÉNDEZ

La función del padre es determinante en la construcción de la virilidad de su hijo e influye en la forma en que este se relacionará con las mujeres. En cuanto a su hija, la ternura firme y constante del padre es lo que contribuirá a que asuma su feminidad. El padre, por lo tanto, es fundamental.

Los hombres, cuando tienen un hijo, reviven la relación que mantuvieron con sus propios progenitores. Si elaboraron los conflictos con éxito, querrán repetir la experiencia. Pero si se quedaron atados a rivalidades no resueltas con su padre o a deseos que los colocan en una posición infantil, no desearán tener descendencia para evitar la reedición de esos conflictos inconscientes.

Su lado femenino

La función paterna, desde el punto de vista psicoanalítico, constituye un pilar crucial en la estructuración psíquica del sujeto, puesto que es la que permite separar a la madre del hijo. De este modo, se abre el deseo del hijo a la búsqueda de otros objetos amorosos.

La influencia que el padre tiene en su hijo es tan importante que comienza durante el embarazo. El lugar que el hijo ocupe en el deseo del padre le proporcionará una identidad más o menos firme. Si prefiere una niña y es niño, quizá en alguna medida lo rechace. En el caso contrario, tal vez se aleje de la hija.

Durante el primer año de vida del bebé, el padre ha de ser muy activo en la realización de tareas que tradicionalmente realizaban las mujeres: cambiar pañales o bañar al niño, por ejemplo. Para implicarse de esta forma en el cuidado de su bebé, tendría que haber elaborado su parte femenina. En el segundo y tercer año de la vida del niño, el padre tiene que intervenir de tal forma que pueda resolver la simbiosis que el pequeño tiene con la madre. Proponer juegos y darle un espacio donde se encuentre acogido, más allá de la relación con la madre. Durante toda la etapa escolar, tendría que estar presente y acompañar al niño en el aprendizaje, mostrándole que está interesado en lo que hace y dando valor a sus conquistas.

La adolescencia es un proceso en el que el padre tiene que estar cerca de sus hijos y aceptar sus cuestionamientos. Pasa de ser el más grande a ser un hombre normal. Esa caída del altar imaginario en el que hijos e hijas le tenían genera una crisis que ha de saber tolerar. Pero un padre puede estar muy presente desde el punto de vista físico, pero ausente afectivamente.

Evitar errores

  • El ejercicio de la función paterna es delicado y complejo. Se desarrolla bien cuando el hombre no teme a sus sentimientos ni a la feminidad. La función paterna no solo le corresponde a él, sino que es introducida por la madre, que pone límites al hijo y le deja separarse.

  • La imagen mental que tanto el hijo como la hija tienen de su padre va cambiando desde la infancia hasta que llegan a la adolescencia. Al hijo le cuesta aceptar las carencias del padre. Hay un padre imaginario que todo lo puede y otro real que tiene límites.

Un padre suplente

"Creo que mi padre no me quiere", pensaba Carlos, de 13 años, mientras se marchaba a su habitación, alejándose de su familia, que charlaba animadamente sobre los últimos acontecimientos políticos. Su padre le acababa de decir que no opinara sobre lo que no sabía, porque lo que había dicho "era una tontería". Durante el verano, se había sentido más cerca de él porque habían pasado algunos ratos conversando. Ahora se sentía lejos de nuevo.

Carlos siempre había envidiado a esos niños que hacían deporte con sus padres durante el fin de semana. A él le encantaba el deporte, pero cuando empezó a decir que le gustaría ser profesor de gimnasia su padre había desvalorizado tanto su propuesta que nunca más volvió a sacar el tema. Su deseo provenía de la excelente relación que mantenía con su tutor, que también era el profesor de gimnasia, un hombre que le valoraba, que hablaba con él y le escuchaba.

El padre de Carlos pasaba tiempo en casa y estaba cerca de su hijo, pero solo físicamente, porque afectivamente no podía acercarse. Cuando Carlos nació, comenzó a desarrollar inconscientemente un fuerte resentimiento contra él, por el monopolio que creía que ejercía sobre su mujer. Protestaba siempre de las atenciones que ella brindaba a su hijo diciendo que le mimaba demasiado. Esta manera de vivir a su hijo venía motivada por el mismo tipo de celos que sintió en su infancia cuando nacieron sus hermanos (era el mayor de cinco) y que nunca elaboró.

La función paterna puede ejercerla un hombre que no sea el padre real, por eso se dice "fue como un padre para mí". Cualquier hombre que desee acompañar en su crecimiento a un niño o una niña puede ejercerla, porque la paternidad esta más cerca de la psicología que de la biología.

Qué podemos hacer

  • Los hijos esperan que el padre asuma un rol de adulto protector. No hay que dudar en fijar límites cuando hace falta: poner límites significa cuidar.

  • El padre debe rescatar tiempo para hablar con sus hijos y la madre tiene que favorecer esa comunicación. Si la función paterna se resuelve bien, la relación con los otros será más segura y no se crearán vínculos de sometimiento.

  • Cuando la función paterna ha tenido graves alteraciones, la feminidad y la masculinidad se viven de manera conflictiva.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiera. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?