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Michael Phelps y el Síndrome de Marfan como aliado para ser 22 veces campeón olímpico

El nadador estadounidense ha sido capaz de aprovechar esta enfermedad rara en su camino hacia la gloria olímpica y deportiva.

Michael Phelps tiene una cadencia de movimiento perfecto gracias al aprovechamiento de esta dolencia. / getty.

MUJERHOY

La pasada madrugada lo volvía a hacer. Michael Phelps nadaba y ganaba. Ya son 22 las medallas de oro en Juegos Olímpicos que tiene el 'Tiburón de Baltomore en la mesilla de su noche. Y eso que tiene un síndrome que, a la vista, podría restarle eficacia, pero que, en cambio le está sirviendo para convertirse en una de las mayores leyendas de la piscina.

Cuerpo y extremidades muy alargadas. A simple vista, nada del otro mundo, pero Michael Phelps padece una enfermedad de las llamadas raras: Síndrome de Marfan. Él, lejos de verlo como un defecto, ha sabido sacar partido a su afección hasta convertirlo en la mejor de sus armas.

¿Qué es el Síndrome de Marfan?

Esta enfermedad rara afecta al tejido conjuntivo -el 'pegamento' de nuestro organismo- a diferentes estructuras del cuerpo humano -esqueleto, pulmones, ojos, corazón y vasos sanguíneos- y se caracteriza, como ya se ha apuntado por un alargamiento inusual de las extremidades y el tronco del cuerpo -dolicostenomelia- y/o de los dedos de las manos -aracnodactilia, por el parecido con las patas de una araña- y por la hiperlaxitud de los órganos -en algunos casos, como con el padecimiento de una aneurisma de aorta, llegando a ser letal-.

Lo padecen una de cada 50.000 personas en todo el mundo -en España hay diagnosticados 13.000 casos- y, en la mayoría de los casos, es muy difícil de darse cuenta de ello a simple vista. Ese es el caso de Michael Phelps, del que nadie podría decir que padece esta anomalía del cromosoma 15 si no es porque se sabe de antemano.

El primer caso lo descubrió el médico francés Antoine Marfan -de quien toma el nombre- en 1896 cuando observó en una niña de cinco años ese particular alargamiento de de sus extremidades y sus dedos y la delgadez ósea de su esqueleto.

Así habla Phelps del Síndrome

"Mi ritmo cardíaco se aceleraba y Bob (su entrenador) me sugirió ver al médico. Mis manos y mis pies eran muy flexibles. Tenía algunos de los primeros síntomas del Síndrome de Marfan, una enfermedad que afecta a los tejidos conectivo y puede ser fatal si hay fugas de los estímulos eléctricos del corazón. Si usted puede extender sus brazos y forma una 'T' y su envergadura es superior a su altura, puede estar en situación de riesgo. Mi mamá y Bob no creían que fuese a ser nada grave, anormal. Así que, simplemente, me sugirieron que era una buena idea para un joven deportista como yo hacerme una prueba para comprobar que no había nada malo en mi corazón. Afortunadamente todo fue, y sigue siendo, bien", relata en nadador en su libro 'Michael Phelps: debajo de la superficie', publicado en 2004.

Efectivamente, en el caso de que el corazón y, sobre todo, la arteria aorta se vean afectadas por la mutación de uno de los genes de ese cromosoma 15 -concretamente el FBN1- es cuando podría encontrarse algún problema para la práctica deportiva de alto nivel.

Pero ese no fue el caso de Phelps. El estadounidense ha sabido aprovecharse de la longitud de sus extremidades y su torso para convertirse en el rey de la piscina. Sus brazos y sus piernas le permiten una cadencia de movimientos perfecta que le han convertido en el deportista más laureado de la historia de los Juegos Olímpicos.

Otros casos famosos

Se dice que la tendencia de Doménikos Theotokópoulos 'El Greco' por pintar a las figuras humanas de manera alargada se debía a su Síndrome de Marfan. Pero no es el único caso conocido. El músico Niccolò Paganini o el integrante de la banda 'The Ramones' Joe Ramone, también lo padecieron.

En España saltó a la escena mediática el caso de Javi Botet, el actor que dio vida a la Niña Medeiros en 'Rec'. Javi, que sufrió 'bullying' de pequeño por sus particularidades físicas, ha pasado por el quirófano en cinco ocasiones. Si Michael se ha aprovechado de su físico, Javi ha sabido hacerse con el control de la situación a pesar de que su caso es más complicado que el del deportista.

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