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Pasar tiempo al aire libre puede (hasta) cambiar tu cerebro

“El cerebro parece tener que esforzarse más y es menos efectivo cuando está fuera”, dicen los investigadores que después de hacer varios experimentos.

Una chica en medio de la naturaleza./getty

Una chica en medio de la naturaleza. / getty

Silvia Torres
SILVIA TORRES

Estar fuera de casa y pasar tiempo al aire libre no solo es bueno para el estado de ánimo y para ganar perspectiva sobre cualquier idea que te perturbe o te obsesione. Airearse un poco puede incluso cambiar el modo en que el cerebro funciona según las conclusiones de un estudio reciente formado por un equipo de investigadores de la Universidad de Alberta en Canadá.

“El cerebro parece tener que esforzarse más y es menos efectivo cuando está fuera”, dicen los investigadores que después de hacer varios experimentos comprobaron que cuando las personas están en un ambiente abierto, al aire libre, sus cerebros no responden con la misma capacidad a tareas simples probablemente porque hay otros estímulos que lo distraen.

El tipo de ondas que emite un cerebro cuando descansa o medita, y que pueden observarse en experimentos de laboratorio, desaparecen totalmente cuando esa misma persona sale al aire fresco. Fuera está el sonido del tráfico, las luces y mucha gente a tu alrededor, además de árboles, viento, pájaros que cantan etc. “ Todas estas sensaciones y estímulos externos compiten con la tarea que le hayas encargado al cerebro que debe esforzarse más para conseguir el mismo resultado que cuando está en un espacio cerrado”, explica Kyle Mathewson, autora principal del estudio que ha sido publicado en la revista Brain Research.

Se necesitan más estudios para determinar si estos cambios en la manera de funcionar el cerebro son positivos o negativos y la propia investigadora dice que es posible que sus resultados no se cumplan para todos los ambientes exteriores. Es decir, siempre se dijo que era bueno para el cerebro estar en contacto con la naturaleza que es un ambiente exterior, pero los efectos no son los mismos si este ambiente exterior incluye el estrés del tráfico de las ciudades. “En este caso salir fuera sería lo que haría al cerebro responder de una manera más torpe, pero si salir fuera significa ir al campo y estar en contacto con la naturaleza puede que los efectos sean muy diferentes”, explica Mathewson.

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