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Ortorexia: obsesión por lo sano

Nos bombardean con información sobre qué es comer de forma saludable. ¿Pero qué sucede cuando convertimos la comida sana en el único centro de nuestra vida?

Chica enamorada de las verduras y frutas/gtres

Chica enamorada de las verduras y frutas / gtres

Silvia Vivas
SILVIA VIVAS

Se la conoce como The balance blonde [la rubia equilibrada] y, antes de convertirse en una gurú del yoga, Jordan Younger ya tenía más de 130.000 seguidores que creían a pies juntillas los consejos de nutrición que ofrecía en su web. Hasta que hizo una confesión a sus fans: su obsesión por comer sano, y sobre todo "limpio", la había enfermado.

Jordan Younger sufría ortorexia, un trastorno que aún no está reconocido, pero al que ya se tienen que enfrentar los psicólogos en sus consultas. Algunos centros especializados, como el Instituto de Trastornos de la Conducta Alimentaria de Barcelona, estiman que entre el 0,5% y el 1% de la población española lo sufre. Pero esa cifra aumentará. "Es un trastorno al alza, porque vivimos en una sociedad que así lo favorece. Comer sano se percibe como algo valioso y esto empuja a mucha gente con un perfil obsesivo a extremar sus esfuerzos para lograrlo convirtiendo algo a priori aconsejable en un problema", explica la psicóloga clínica Mª José Moreno Magaña, de Alimmenta.

Jordan Younger / getty

Modas recientes como la de beber "agua cruda" (de un arroyo, de lluvia) en vez de "agua muerta" (potable, tratada para prevenir contaminantes), son un buen ejemplo de hasta dónde se puede llegar al tratar de seguir una dieta libre de impurezas. Porque beber agua es sano. Eso es indudable. Pero beber agua sin tratar provoca la muerte a más de 800.000 personas cada año, según datos de la OMS. Muchos pacientes con ortorexia se alimentan al vaivén de modas como la del agua cruda o la de tomar leche sin pasteurizar... y su obsesión acaba limitando seriamente su existencia. "Tienen un pensamiento muy dicotómico, dividen los alimentos en buenos y malos según su propio juicio, sin base ninguna o porque lo dicen en internet, y a partir de ahí desarrollan toda una serie de conductas obsesivas dirigidas a evitar unos y acaparar otros", explica Mª José Moreno Magaña.

El diagnóstico se confirma si se dedican más de tres horas al día a pensar en la dieta.

Podemos reconocer a una persona con este trastorno porque presta atención enfermiza al origen y la composición de su cesta de la compra. Además, excluye de su nevera cualquier producto que no se adapte a los altísimos requerimientos de calidad que se autoimpone. El tiempo que derrochan con la comida es clave: el diagnóstico se suele confirmar si el paciente dedica más de tres horas al día a pensar lo que come y manifiesta más preocupación por su calidad que por el placer de consumirlo.

Comer con culpa

Obsesión, culpa, ansiedad y alto de nivel de estrés son los primeros síntomas de las víctimas de este trastorno. "La ortorexia avanzada puede suponer un peligro para la vida, causar una bajada de sodio, acidosis metabólica y un descenso de leucocitos, plaquetas y hematíes. También puede provocar desnutrición e inani-ción, además de problemas psicológicos", explica Laura López Seguer, psicóloga del QuirónSalud Hospital Universitario General de Catalunya.

Pero donde más se hacen sentir los efectos de la ortorexia es en el aislamiento social de las personas que la sufren. Al final, hay tan pocos alimentos que puedan comer y manifiestan tal rigidez y vehemencia para alimentarse que no pueden mantener una vida social normal.

Difícil tratamiento

Convencer a alguien que cree que lo está haciendo todo bien no es sencillo y, en casos extremos, requiere el internamiento en una Unidad de Tratamiento de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Pero no es lo más frecuente: "Si no hay una pérdida de peso significativa, que es cuando el entorno detecta que algo va mal, estos casos no nos llegan", asegura la doctora Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, directora de Sommos y asesora de TCA del Hospital Ruber Juan Bravo-Grupo QuirónSalud.

Para tratar la ortorexia se requiere un esfuerzo conjunto desde un punto de vista dietético y nutricional y psicológico. "Los trastornos alimentarios son un síntoma y debajo se encuentran situaciones traumáticas que la persona no es capaz de afrontar. Pensar que porque controlemos la alimentación vamos a controlar lo que sucede es falso, porque esto no va de comida: estos pacientes desplazan lo que les sucede a esa comida", concluye la doctora Díaz.

¿Puedes sufrirla?

Steven Bratman, el médico estadounidense que acuñó el término ortorexia, establece estos síntomas de alerta:

  • Preocupación por la calidad de lo que se come, más que por el placer y la necesidad de comer.

  • Aumento de la calidad de la dieta mientras disminuye la calidad de vida.

  • Desplazarse grandes distancias para conseguir alimentos "especiales".

  • Ser cada vez más estricto.

  • Experimentar un estado de virtud mientras se sigue la dieta correcta.

  • Sentimiento de superioridad hacia aquellos que no siguen esa dieta.

  • Sentimiento de culpabilidad cuando se rompe esa dieta.

  • Que sea muy difícil mantener esa alimentación fuera de la propia casa.

Ortodexia y anorexia de la mano de...

La Dra. López Seguer advierte: "La ortorexia suele manifestarse en personas con un comportamiento obsesivo-compulsivo. Pero últimamente se están observando casos en pacientes que habían sufrido anorexia y que, al recuperarse, deciden comer de forma más "sana".

Las personas con predisposición a sufrir ortorexia y anorexia parecen compartir algunos factores desencadenantes, como la presión social por estar delgado, un historial de burlas relacionadas con su peso, tener relaciones problemáticas, haber sufrido abusos y padecer un trastorno psicológico (ansiedad, depresión, abuso de sustancias...). "Le puede pasar casi a cualquiera, basta con tener un conflicto y no poseer herramientas suficientes para enfrentarte a él", asegura la dra. Marina Díaz Marsá.

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