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¿Le falta vitamina D a tu hijo?

La vitamina D es una de las más importantes para su esqueleto y sus defensas, pero el déficit de esta vitamina se ha convertido en un problema cada vez más común en la infancia. ¿Corre tu hijo el riesgo de sufrir esta carencia?

De sus niveles de Vitamina D depende la fuerza de sus huesos. / Ben White on Unsplash

Beatriz García
BEATRIZ GARCÍA

El objetivo de las vacaciones de verano es volver a la rutina con las pilas bien cargadas. Y la batería que proporciona a nuestros hijos la energía y la fortaleza para afrontar el nuevo curso y la parte más gris del calendario se llama vitamina D o calciferol. Esta vitamina es la que hace que el calcio y el fósforo de los alimentos se fijen en los huesos y los niños puedan crecer adecuadamente, pero también interviene en el sistema inmune aumentando las defensas al tiempo que mejora la fuerza muscular y el ánimo.

Pero la vitamina D no es una vitamina como las demás, porque a diferencia de las otras, solo el 10% de la que necesitamos se obtiene a través de los alimentos. El 90% restante la fabrica nuestra piel en un proceso natural de fotosíntesis que se pone en marcha por acción de los rayos del sol. Pero algo está fallando. En los pocos estudios de prevalencia que hay publicados se observa que existe un déficit de esta vitamina que afecta hasta un 50% de la población infantil. “A lo largo de la historia, la luz solar ha satisfecho la mayoría de los requerimientos de vitamina D del ser humano. Parece ser que la menor exposición al sol de la población en general y de los niños en particular, ha condicionado la reaparición del déficit como un problema de salud mundial”, afirma el doctor Luis Carlos Blesa Baviera, vocal del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría.

¿Cómo saber si le falta vitamina D?

Los síntomas de un déficit de vitamina D no son muy definidos, pero es posible sospechar que se sufre algo así ante señales como el cansancio permanente y los dolores musculoesqueléticos recurrentes, las infecciones frecuentes o las deformidades óseas. Pero lo más común es que la hipovitaminosis D no de la cara y que exista, pero no se presente ningún síntoma.

Ante esta invisibilidad no está de más saber que hay niños más susceptibles que otros de padecer un déficit de vitamina D y ser conscientes de que tienen más papeletas que los demás para así, ante la más mínima señal, chequear sus niveles de vitamina D.

Niños con más riesgo de sufrir déficit de vitamina D

  • Los niños prematuros, porque pueden haber nacido con depósitos reducidos de esta vitamina.

  • Aquellos que no reciben el sol necesario por diversas circunstancias (ingreso hospitalario prolongado, los que vivan en zonas con gran nubosidad o contaminación ambiental o los que por cultura o tradición utilizan vestimenta que cubre todo el cuerpo).

  • Los de tez morena o raza negra ya que la piel oscura actúa como un filtro para los rayos del sol que no pueden alcanzar las capas profundas de la piel donde se realiza la síntesis de la vitamina D.

  • Los bebés que mantienen lactancia materna exclusiva (sin suplementar) más allá de seis meses.

  • Los lactantes que reciben menos de un litro de fórmula adaptada.

  • Los menores que sufren trastornos de la conducta alimentaria.

  • Los menores que llevan una dieta vegana o a los que se les ha sustituido la leche por bebidas a base de arroz, soja, almendra...

  • Los que sufren enfermedades crónicas renales o hepáticas, con malabsorción intestinal, insuficiencia pancreática, obstrucción biliar… o los que requieren una ingesta continuada de algunos medicamentos (corticoides, antirretrovirales y anticonvulsivantes).

¿Cómo se detecta el déficit de vitamina D?

El único modo de comprobar a ciencia cierta si se tienen unos buenos niveles de vitamina D es a través de un análisis de sangre en el que se midan los niveles de un metabolito de la vitamina D, la 25-hidroxivitamina D. Se considera normal hasta 20 nanogramos por mililitro de sangre (20 ng/ml), valores inferiores son indicativos de deficiencia y requieren tratamiento con suplementos.

Sin embargo, el Dr. Blesa subraya que identificar la falta de vitamina D y su correspondiente significado clínico ha sido y sigue siendo un reto. “Los valores considerados como normales han sufrido variaciones a lo largo del tiempo y se han determinado exclusivamente para que exista una buena salud ósea, principal efecto conocido de esta vitamina. Pero aún no sabemos en la actualidad qué niveles son necesarios para conseguir otros supuestos beneficios de la vitamina D en la salud extraesquelética”, advierte.

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