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Malas noticias para todos los amantes de guardar en el congelador la mayoría de alimentos que, cuando se acerca la hora de su caducidad, eligen no desperdicialos y exponerlos a bajas temperaturas para evitar que se estropeen. Porque lo que muchos no saben es que, al hacer esto con algunos productos, se podrían perder sus propiedades organolépticas (sabor, textura, olor, color o temperatura del alimento original) y ponerse malos.
El llevar una vida ajetreada y la falta de tiempo del día a día ha ocasionado que, la gran mayoría de la población, escoja la opción de congelar alimentos con la idea de conservarlos durante un período más largo de tiempo. Sin embargo, esto nos puede ocasionar algún que otro problema en lo que a nuestra salud se refiere: "los alimentos ricos en almidón no se pueden congelar, porque pierden su consistencia. Hay comida que al congelarla, pierde su sabor y frescura, y por lo tanto reduce la calidad", explica el nutricionista Cristián Hermosilla, en la sección de Área de Alimentación Colectiva de la web de la Universidad Católica de Chile.
Además, hay otros factores como que no debes congelar dos veces un producto si no quieres poner en peligro tu salud. Aquí os traemos 7 ejemplos de alimentos que no deberías congelar bajo ningún concepto.
Cuando congelas huevos lo primero que podría pasar es que al aumentar el volumen del interior, se podría reventar la cáscara. Ganarás una explosión de yema y clara en tu congelador, y un aroma muy desagradable.
Debido a su alto contenido de agua, al meterlas crudas en el congelador, se cristaliza la fécula que le da textura y consistencia. Una vez alcanza la temperatura ambiental, comienza a deshacerse y pierden sabor.
Al descongelar un plato de pasta, el alimento se quedará con una textura gomosa y poco apetecible. Además, perderá los nutrientes (hidratos de carbono y vitaminas E y B) que aporta en sí la pasta fresca, .
Tanto la leche como el yogur o la nata podrían cortarse y llenarse de grumos al pasar por el congelador. Al descongelarlos, no volverá a su estalo líquido normal.
Las latas tienen líquido en su interior con el que se conservan los alimentos, pero cuando este se congela, se infla y adquiere un volumen mayor al de la capacidad del envase. La lata terminará explotando y tendrás el congelador hecho un desastre.
Muchas de las salsas que consumimos, ya sean caseras o de bote, cuentan con ingredientes como harina o almidón de maíz, dos productos que cuando se congelan tienden a perder su textura y separarse del resto de ingredientes.
Un gran porcentaje de las verduras es agua por lo que, al descongelarlas, conseguirás una textura blanda, y perderá el color y su sabor.