Los mitos del agua

Como todos los comienzos de cada año nos hemos hecho diferentes propósitos. A nivel colectivo y promocionado a través de Twitter, uno de ellos ha sido el recordarnos beber agua. Beber agua está de moda, por las calles, en el trabajo, en el supermercado todos hemos visto a personas acompañadas por su inseparable botella de agua que vacían y vuelven a rellenar continuamente.

Mientras que cerca de 5.000 niños fallecen diariamente por falta de acceso a agua limpia, a nivel mundial, los famosos son los primeros en apuntarse a esta moda y si además se puede obtener algo de rentabilidad pues mejor que mejor. El golfista Tiger Woods o el grupo AC/DC beben por sistema una determinada marca de agua (Evian) y especifican las cantidades exactas que debe haber en sus camerinos antes de los conciertos o para realizar un viaje en avión.

A otro nivel está Paris Hilton que bebe una marca de agua (Bling) que se embotella en cristal de Swarovski y tiene corcho como las botellas de champán, incluso la bebía su fallecida mascota, el chiguagua Tinkerbell. El zénit de las excentricidades lo ostenta la cantante Madonna que solo bebe agua bendita. No solo bebe este agua, bendecida por rabinos, el 'agua de la cábala', que así se llama, la utiliza para rellenar los radiadores de su casa. Se estima que su presupuesto en este líquido es de 10.000 dólares al mes.

Se han extendido diferentes mitos o creencias relacionados con el consumo de agua. Que si la piel necesita dos litros de agua diariamente para estar correctamente hidratada. Que la correcta hidratación es el elixir de la eterna juventud, que el agua de mineralización débil favorece la salud de nuestros riñones, que si el agua mineral embotellada es mejor que la de grifo, etc.

Han aparecido incluso diferentes aplicaciones para los dispositivos móviles que sirven para contabilizar o recordarnos que debemos beber agua. En alguna de ellas un dibujo con forma de planta, a modo de metáfora de la salud, se va marchitando o prospera según registramos los vasos de agua que consumimos. Hay personas a las que el 'smartwatch' o el móvil no paran de avisarles cada dos horas para que beban.

Lo cierto es que el consumo de agua embotellada es un negocio que no ha parado de crecer en los últimos años y todo ello a pesar de que, en comparación con otras bebidas como la cerveza o las bebidas con cafeína, gasta mucho menos dinero en publicidad. El agua es un producto ideal, se puede consumir en todas partes y es casi imperecedera. La publicidad de algunas marcas le han dado incluso el sello de bebida de alta gama y alguna marca incluso ha patrocinado olimpiadas.

Lo cierto es que no hay evidencias científicas relacionadas con que el aumento del consumo de agua, más allá de las necesidades que demande nuestra sensación de sed sea beneficioso para la salud. La mayoría de los estudios sobre el consumo de agua están realizados en atletas o deportistas. Debido a su mayor grado de actividad física este colectivo tiene unas necesidades mayores que la población general. Lo normal en ellos es beber sin sed ya que es exceso de agua será necesario por las elevadas pérdidas de las competiciones o entrenamientos.

Tampoco está demostrado que un mayor consumo mejore la salud de nuestra piel o riñón. Ni mucho menos está demostrado que el agua embotellada sea mejor que la de grifo. Todo el mundo sabe que en nuestro país el agua de grifo es apta para el consumo, sino estaríamos frente a un grave problema de salud pública. Pero incluso hay ciudades como Burgos, San Sebastián o Madrid donde es de una calidad excelente. Lo mejor es que beba si tiene sed, no se complique y si tiene alguna duda consulte con su médico.