actualidad
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Naomi Klein (Montreal, 1970) es la estrella del ensayo crítico contemporáneo para todos los públicos y un icono del movimiento antiglobalización. Periodista antes que ensayista y, sobre todo, investigadora, su éxito reside en poner al alcance de la mayoría una visión crítica de los complejos procesos económicos, políticos y sociales que rigen la sociedad occidental. Su paso ayer por “Salvados”, el programa de Jordi Évole, dejó reflexiones sobre sus temas de cabecera: el desastre climático (“El impuesto al sol está penalizando a los ciudadanos por hacer lo correcto”) y la lucha contra el neoliberalismo (“El mercado no tiene ningún interés en ofrecer transporte público o incluso gratuito”).
Tres son los libros que habitualmente se destacan de Naomi Klein, y de todos ellos habló el Salvados de Jordi Évole: “No Logo” (2000), escrito a sus 30 años, en el que describe cómo las grandes franquicias tipo Starbucks barren a la competencia local o las grandes corporaciones destruyen el empleo al llevarse la producción al tercer mundo. El libro fue una bomba periodística. “La Doctrina del Shock” (2007), en el que explica cómo el sistema introduce reformas impopulares aprovechando desastres naturales, colapsos financieros o golpes militares. Su último volumen, “Esto lo cambia todo” (2014), propone aprovechar la crisis climática para imponer medidas que reduzcan el consumo de recursos y nos ayuden a vivir de una manera sostenible: energías renovables, fin del imperio del coche, límites al crecimiento desproporcionado...
No suele hablarse, sin embargo, de un influyente ensayo que tiene que ver precisamente con las mujeres: “El mito de la belleza”. Escrito en los 90, cuando ya despuntaba como periodista, Naomi Wolf explica cómo la política despliega un arma específica para someter a las mujeres que es la belleza: mientras nos centramos en la tremenda tarea de lograr un cuerpo imposible, nos inhibimos de interesarnos por otras cuestiones, como la ciencia, la creación artística o la política. "Una cultura obsesionada con la delgadez femenina no está obsesionada con la belleza de las mujeres, está obsesionada con la obediencia de éstas. La dieta es el sedante político más potente en la historia de las mujeres: una población tranquilamente loca es una población dócil".
Criada en una familia de activistas por la paz, su madre fue famosa por rodar un documental antipornográfico, “Not A Love Story” (No es amor). Su padre era médico, miembro de Médicos por la Responsabilidad Social. Cuando era adolescente, estaba obsesionada por la moda, una manera de rechazar a su madre, a la que consideraba “demasiado feminista”. Al llegar a la universidad su posición cambió radicalmente: vivió la llamada Masacre de Montreal, en la que un terrorista antifeminista asesinó a 14 estudiantes de ingeniería, hirió a 14 más y a cuatro hombres. Esta tragedia llena de odio por parte de un hombre perturbado la reconcilió con la perspectiva crítica de su madre y de su padre.