Justin Trudeau llevó a Ivanka Trump a ver un musical sobre integración

Mientras su padre, el presidente Donald Trump, se encontraba en Nashville defendiendo la legislación que prohíbe la entrada en Estados Unidos a personas procedentes de seis países de credo musulmán, Justin Trudeau, el presidente canadiense que parece un príncipe de Disney, invitó a su hija Ivanka a ver un musical en Broadway. Casualmente, trataba sobre la necesidad de darle la bienvenida a los inmigrantes, sobre todo después de los atentados del 11 de septiembre.

El musical “Come From Away” (“Venidos de Lejos”) se basa en lo que ocurrió en el pequeño pueblo canadienses de Newfoundlan, cuando sus 7.000 residentes abrieron sus casas a los más de 7.000 pasajeros que fueron desviados por el gobierno estadounidense con motivo del cierre del espacio aéreo que siguió a la destrucción de las torres gemelas. En solo unas horas, 38 aviones con viajeros de toda religión y nacionalidad llegaron a un pequeño pueblo que se volcó en su ayuda.

Paradójicamente, mientras Trudeau e Ivanka Trump se emocionaban (cuentan que ella aplaudió bastante) con la generosidad y la compasión que forma parte del carácter de lo humano, su marido, Jared Krushner, y su padre defendían sus medidas aislacionistas con el argumento del miedo: “Vamos a ganar. Mantendremos a nuestro ciudadanos seguros. El peligro está claro. La ley es clara. La necesidad de aprobar mi legislación también es clara”. Gran jugada maestra la de Trudeau, tratando de ablandar a los Trump por su flanco más accesible. ¿Se dejará Ivanka?