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No nos cansamos de bucear en la increíble vida de la bailarina Lola Montes, desmenuzada y contada encantadoramente por Cristina Morató en “Divina Lola” (Plaza y Janés). Montes era una joven bellísima, la comparaban con una virgen de Boticelli, pero todo lo que tenía de guapa lo tenía de mentirosa: aunque se decía española y Lola, en realidad se llamaba Elisabeth Rosana Gilbert y era una irlandesa obsesionada por vivir su propia libertad. Su ambición, su descaro y sus increíbles ojos azules la llevaron lejos: recorrió todos los escenarios de Europa, hizo las Américas, llegó a Australia y, con 24 años, en 1846, enamoró al rey Luis I de Baviera.
Morató cuenta todo el descalabro del rey, que tuvo que abdicar tras concederle el título de Condesa de Landsfeld a Lola, con pelos y señales, pero se le queda un detalle en el tintero, un importante detalle que ella misma descubrió una vez entregado el libro: la fama y belleza de Lola Montes llegó a encandilar al mismísimo Hitler, quien tenía una foto suya en su despacho. La vio la española Imperio Argentina, que fue invitada por el Fuhrer a Berlín, precisamente para hablar de Lola. Hitler pretendía rodar una película sobre la célebre cortesana y aventurera y, debido al parecido físico entre ambas, veía a Imperio Argentina como protagonista. La película no se rodó jamás: la española rechazó el proyecto.
Morató considera a Lola Montes la primera 'celebrity' de la historia: junto a la reina Victoria ocupaba día sí día no los periódicos por sus escándalos y amores. Pero ella no quiso ser una amante al uso: cuando se exilia apresuradamente a Estados Unidos se reinventa como conferenciante, con un programa sobre mujeres insignes de la historia (Catalina la Grande, Cleopatra y ella misma) que lanza el mensaje de que las mujeres pueden llegar a donde quieran. Muere muy joven, con 40 años, pero la sombra de su figura fue muy alargada, tanto que influyó decisivamente en la confección del mito de “femme fatale” en personajes como la cabaretera Lola Lola (Marlene Dietrich) de la película “El ángel azul”.
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