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Escándalo total en el concurso nacional de belleza de los Estados Unidos. Sam Haskell, CEO de Miss America, ha tenido que dimitir ante la publicación de una serie de mails en los que usaba un lenguaje soez y expresiones humillantes para referirse a algunas de las misses. Los correos electrónicos procedían de intercambios con distintas personas del personal de Miss America y sus insultos se produjeron consistentemente a lo largo de los tres últimos años.
Los interlocutores del director de Miss America eran también hombres con poder dentro de la estructura del concurso: Josh Randle, presidente; Lewis Friedman, jefe de guión de la gala; y Tammy Haddad y Lynn Weidner, miembros del consejo de dirección. Como suele pasar, ninguno de ellos encontró las manifestaciones de Haskell denigratorias. De momento, solo ha dimitido Weidner además de Haskell.
Los comentarios insultantes y humillantes sobre las misses responden al patrón clásico de la misoginia. Friedman, por ejemplo, sugiere llamar a las misses de años pasados “coñazos” en vez de “eternas”. De una antigua ganadora del concurso, Mallory Hagan, se pregunta: “¿Somos nosotros cuatro los únicos que no nos la hemos follado?”. “Gordas”, “patéticas” y “ridículas” son los epítetos con los que estos directivos del concurso de belleza regalan a sus supuestas protegidas. De hecho, Haskell opinaba que “el 80% de las ganadoras no poseen las clase, la inteligencia ni los modos del éxito”.