ENTREVISTA
ENTREVISTA
Su colección se acerca a las mil obras y solo tienen algo en común, todas están firmadas por mujeres. Son creadoras de 32 países reunidas por Alejandra Castro Rioseco (Chile, 1978) en la MIA Art Collection, la mayor colección de arte femenino y el altavoz para las creadoras silenciadas por el mercado del arte. Hablamos con ella con motivo de su participación en la feria de arte FIG Bilbao 2024.
Para que cambie la situación de la mujer en el arte, ¿qué otras cosas tienen que cambiar en la sociedad?
Las dificultades de la mujer artista son las mismas que las que tienen las mujeres en cualquier otro ámbito profesional, como mayor dificultad para acceder a las universidades, conciliación de vida laboral y familiar… La diferencia es que en el mundo artístico no están dentro de un modelo estructurado, y, por tanto, no acceden a derechos como bajas de maternidad o lactancia. Si las instituciones fueran más comprensivas con esta situación crearían leyes que pudieran aportar seguridad a las artistas para continuar creando. Además, se habla muy poco de eso.
¿Cuál es el papel de las mujeres en el coleccionismo de arte hoy en día? ¿Diría que cada vez tienen un papel más importante?
Creo que lo que tenemos es una responsabilidad cada vez mayor, que tiene mucha relación con el trabajo que hicieron las que nos precedieron. Hace unos cien años empiezan a surgir mujeres coleccionistas por derecho propio, sin ser la mujer o la hija del coleccionista. También es cuando comienza a visibilizarse el papel de la mujer como artista, aunque mujeres artistas ha habido siempre. Nosotras ahora debemos continuar con lo que ellas iniciaron.
¿A qué artistas presentes en FIG Bilbao recomendaría?
Me gustan muchas, pero por supuesto recomiendo a Elena Asins. Verla en esta feria es increíble porque no hay mucha obra suya disponible, y es de calibre internacional. También me gustan mucho las artistas jóvenes, porque hay mucho mérito en lo que hacen, como Fabiola Gil. Me gustan mucho también Ana Sánchez Trujillo y Ainoa Riesco, que hace litograbado pero con mensaje. Por último, me agrada siempre ver a las artistas argentinas, y las marroquíes, invitadas de honor de este año, son muy buenas.
¿Qué le llevó a coleccionar arte? ¿Y a escoger solo a mujeres?
Es un poco al revés, en mi caso. Vengo del mundo feminista, y no del mundo del arte, así que primero vino el interés por la mujer y después por el coleccionismo.
Como feminista creé varias organizaciones de mujeres, y ahí vi casos de desigualdad enormes, abusos… Me pasó factura, así que mi marido me dijo que me vendría bien irme a Nueva York. Ahí es donde me acerco al mundo del coleccionismo de arte, pero vuelvo a preocuparme por las mujeres, porque veo que están muy discriminadas dentro de ese sector.
Ahí empiezo también a comprar arte, al mismo tiempo que empiezo a indagar en las historias de las mujeres a las que colecciono, y de ahí nace todo.
¿Qué mujer falta en tu colección y que quieras tener, la artista que se te ha escapado hasta el momento?
Se me han escapado muchas, pero siempre querría tener algo más de Frida Kahlo, porque es la que se le viene a la mente a todo el que piensa en una mujer artista. Además, también me interesa mucho la faceta de mujer latina.
¿Qué más compromisos tiene con la situación de la mujer fuera del mundo del arte?
Todos. Estoy comprometida con todo lo que tiene que ver con mujeres y con mejorar sus condiciones de vida. Creo que ayudar a las mujeres a tener una mejor vida mejora la vida de una población completa, de todo su entorno. En MIA Art Collection tenemos proyectos relacionados con la educación de las artistas, por ejemplo. Hemos creado un proyecto llamado House of Mia, una serie de apartamentos que funcionan como residencia para que artistas que quieran estudiar puedan alojarse.