Edgar Cabanas: «No es verdad que si uno quiere, puede. Esa idea nos hace mucho daño»

La felicidad se ha convertido en un negocio pujante, en el que triunfa una nueva versión del «si quiero, puedo». Pero, ser feliz no se decide. Hablamos con el psicólogo sobre los mensajes que nos venden y el riesgo de sentirse culpable.

Edgar Cabanas. Agradecimimientos: Hotel Puerta América Madrid. www.hotelpuertamerica.com / Juan Carlos DE MARCOS

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

La psicología positiva y movimientos como el mindfulness nos hacen creer que ser feliz es una elección y, por tanto, ser infeliz también. El psicólogo Edgar Cabanas (Madrid, 1985), investigador en la Universidad Camilo José Cela y en el Centro de Historia de las Emociones del Instituto Max Planck, de Berlín, dinamita esa idea de felicidad ajena al contexto y a las circunstancias. Una pandemia, una crisis tras otra reciente y el comienzo de una guerra deberían hacernos ver que son determinantes.

«Nos han mostrado que nuestra capacidad de planificar el futuro es limitada», dice el autor, con la socióloga Eva Illouz, de Happycracia. Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas (Paidós).

MUJERHOY. ¿Los tiempos son propicios para seguir comprando mensajes como «refúgiate en tu mundo interior», o la gente se rebela?

EDGAR CABANAS. En estos contextos prolifera. Con la crisis de 2008, empezó la expansión del mindfulness. Tenía que ver con esa idea de «el mundo está mal, céntrate en ti». Aunque, cada vez más gente se da cuenta de que es un engaño: estos mensajes se nutren del malestar, no del bienestar. No digo que quienes los difunden engañen deliberadamente, creo que ellos también se engañan.

Este estado que usted llama «happycracia» conlleva una actitud narcisista. ¿Cómo influye en la convivencia con los demás?

Nos propone una especie de « sálvese quien pueda», en tiempos inciertos. Nos dice: solo si eres feliz, puedes hacer felices a otros.

¿Esta idea de la felicidad es una forma de adormecernos?

Es una ilusión, en los dos sentidos de la palabra. Es un mensaje esperanzador, que nos dice que tenemos las claves para ser felices, independientemente de nuestras circunstancias. Y es también una ilusión, porque es irreal el hecho de ser felices con independencia de todo lo demás. Se da de bruces con la realidad, porque el contexto y las circunstancias personales tienen enorme impacto en cómo nos sentimos y pensamos. La pandemia nos ha hecho ver que la idea de que todo está bajo control es una ilusión.

¿Cómo hemos llegado al punto de pensar que, si no somos felices, la culpa es nuestra?

Cuantas menos posibilidades tenemos de influir en las circunstancias, más nos refugiamos en discursos que dicen que las circunstancias no importan. La idea de que, en tiempos incontrolables, podemos mirar hacia nuestro mundo interior, sobre el que tenemos potestad absoluta, es atractiva.

¿Pero no hay algo de verdad en que debemos trabajar para que no nos afecte el contexto? ¿Podemos actuar sobre nosotros mismos?

Claro. Como psicólogos, damos herramientas a la gente para adaptarse al contexto, sobrellevar esas circunstancias o reenfocar problemas. Pero eso dista mucho de ese discurso sobre la felicidad, porque el psicólogo dice: «Esto no es sencillo, no es la panacea».

¿Nos hace daño pensar que, si quieres, puedes?

Nos responsabiliza injustamente de nuestros éxitos y fracasos. Las personas tienen responsabilidad, pero este mensaje casi meritocrático de que cada uno tiene en la vida lo que se merece, no es así. Hay gente que intenta con todas sus fuerzas alcanzar ciertos objetivos, pero no ha podido por más que lo haya intentado y lo haya hecho bien.

¿Es importante la suerte?

La suerte juega un papel en la vida, las circunstancias de partida no son iguales para todos, y parece que se olvida. Si no se tiene en cuenta, genera una falsa sensación de culpabilidad. Uno se siente culpable por no haber triunfado, piensa que no ha hecho lo suficiente. Y tiene que ver con estos mensajes, casi de pensamiento mágico, de que uno puede obtener lo que quiere con el simple hecho de desearlo. Pero querer no es poder.

En las generaciones anteriores primaba conformarse, pero ahora la gente lo quiere todo y ya.

Es la cultura de la inmediatez, muy relacionada con la cultura del consumo. Con la felicidad ocurre igual: se quiere ser feliz ya y cuanto más mejor. Te venden lo que sea para que lo consigas.

¿Hacia dónde tenemos que mirar entonces para entender qué es la felicidad?

La gente debe ser consciente de que hay problemas con la felicidad que nos venden. Hay muchas formas y no debemos aferrarnos solo a una porque nos digan lo que queremos oír.

El mindfulness, el coaching, la autoayuda... ¿son ineficaces o perjudiciales?

Creo que mayoritariamente son perjudiciales, aunque no todos. Algunos libros de autoayuda son muy buenos, pero la mayoría hacen más mal que bien.

¿Por qué nos obsesionamos con el control?

Los mensajes que pronostican que tenemos el control son tentadores. No se si eso nos llevara a la resignación o a una indignación que fomente alternativas a lo que vivimos. Creo que se darán las dos cosas. La resignación también es tentadora, es otra manera de centrarse en uno mismo. Y esta idea está triunfando. El mundo puede arder, pero yo voy a estar tranquilo en mi fortaleza interior.

Temas

Actualidad

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?