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Viajo a Málaga en una escapada exprés de fin de semana. Anuncian un retraso de mi vuelo, así que busco por el aeropuerto un espacio donde desplegar mi oficina portátil. Ya en la cola del embarque, contesto a unos cuantos mensajes que me llegan a través del buzón privado de Instagram. Una vez instalada en el asiento del avión, abro la mesita plegable y voy desgranando en mi Moleskine una lista de tareas pendientes.
Mi madre suele contar que, cuando yo era pequeña, a menudo se sobresaltaba al percatarse de que habían pasado varias horas sin tener noticias de mí. Entonces corría a mi habitación y allí me encontraba, tan tranquila, sentada en el suelo hablando sola, o bien asomada a la ventana, observando a los viandantes. ¿A qué edad perdemos la capacidad de no hacer nada?
Este número es una invitación a pasar unas vacaciones en blanco, y no me refiero solo a los vestidos teñidos de ese color que son tendencia (que también), sino sobre todo a la expresión metafórica de dejar la mente en blanco, de no pensar, de mirar al infinito sin ninguna expectativa, antes de que nos vuelvan a arrasar en septiembre los desmanes políticos, los horarios apretados, las hojas de Excel y los atascos. Solo los niños parecen tener verdadero éxito a la hora de acometer esa empresa. También algunos adultos de mente brillante.
La escritora Virginia Woolf vivió en Asheham House entre 1913 y 1918. Se trataba de una típica casa de campo inglesa, construida en el siglo XVIII en el condado de Sussex, que ella y su marido Leonard alquilaron para estar más en contacto con la naturaleza. Según relata en sus diarios, la autora dedicaba por aquel entonces mucho tiempo a divagar «acerca de las flores, las nubes, los escarabajos y el precio de los huevos». Parecía realmente aburrida, afortunada ella.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.