Máxima preocupación
Máxima preocupación
A sus 82 años, Joe Biden, el expresidente de los Estados Unidos, ha sido diagnosticado con una «forma agresiva» de cáncer de próstata con metástasis ósea, según un comunicado de su oficina personal emitido hace unas horas. Diversas figuras políticas como el presidente Donald Trump, el expresidente Barack Obama y la ex vicepresidenta Kamala Harris ya le han enviado muestras de apoyo.
El comunicado informaba de que Joe Biden fue «atendido por un nuevo hallazgo de un nódulo prostático tras experimentar un aumento de los síntomas urinarios. El viernes se le diagnosticó cáncer de próstata, caracterizado por una puntuación de Gleason de 9 (Grupo de Grado 5) con metástasis en los huesos».
La información añadía que «aunque esto representa una forma más agresiva de la enfermedad, el cáncer parece ser sensible a las hormonas, lo que permite un tratamiento eficaz». En estos momentos, el antiguo ocupante de la Casa Blanca y su familia «están revisando las opciones de tratamiento con sus médicos».
El cáncer de próstata se origina cuando las células de la próstata comienzan a crecer fuera de control. La próstata es una glándula que solo tienen los hombres y produce parte del líquido que conforma el semen. Es el cáncer más frecuente y la segunda causa de muerte por cáncer entre los hombres de Estados Unidos y la tercera en nuestro país, tras el cáncer de pulmón y el colorrectal.
El cáncer de próstata tiene una tasa de supervivencia relativa de cinco años, es decir, el porcentaje de personas vivas cinco años después del diagnóstico, es de aproximadamente el 98%. El 12,9% de los hombres serán diagnosticados de cáncer de próstata en algún momento de su vida.
La edad media de diagnóstico de cáncer de próstata es de 68 años, mientras que la edad media de muerte por esta enfermedad es de 79 años. Mientras que las tasas de nuevos casos de cáncer de próstata han aumentado una media del 1,8% anual entre 2013 y 2022, las tasas de mortalidad han disminuido una media del 0,6% anual entre 2014 y 2023.
El sistema de clasificación de Gleason, o puntuación de Gleason, hace referencia a la probabilidad de que el cáncer avance y se propague, pero no predice el pronóstico. Se trata de una forma de describir el cáncer de próstata basada en el grado de anormalidad que presentan las células cancerosas de una muestra de biopsia al microscopio y en la rapidez con la que es probable que crezcan y se extiendan.
La puntuación de Gleason se calcula sumando los dos grados de células cancerosas que componen las áreas más grandes de la muestra de tejido sometida a biopsia. El sistema de clasificación suele oscilar entre 6 y 10. El diagnóstico de Joe Biden con una puntuación de Gleason de 9 indica que su cáncer es agresivo.
Una puntuación de 9 indica que las células cancerosas tienen un aspecto muy diferente al de las células normales de la próstata y es probable que crezcan y se propaguen rápidamente. Esto sitúa al cáncer en el Grupo de Grado 5, la categoría de mayor riesgo, asociada a una mayor probabilidad de metástasis y un pronóstico más difícil. Sin embargo, a pesar de la aparente agresividad del cáncer, su naturaleza hormonosensible ofrece una vía de tratamiento viable.
Aunque todavía no se ha anunciado el plan de tratamiento oficial del expresidente, entre las posibles opciones se incluye la terapia hormonal, o terapia de privación de andrógenos, que puede reducir los niveles de hormonas masculinas que pueden impulsar el crecimiento del cáncer de próstata.
Este enfoque puede ralentizar eficazmente la progresión de la enfermedad y controlar los síntomas, incluso en fases avanzadas en las que el cáncer se ha extendido a los huesos. El control periódico de los niveles de antígeno prostático específico (PSA) es crucial, ya que el aumento de los niveles de PSA puede indicar la actividad del cáncer y ayudar a evaluar la eficacia del tratamiento.
La cirugía no suele ser una opción en casos como el de Biden, cuando la enfermedad se ha extendido a los huesos y no se limita a la próstata. Tras el diagnóstico del político demócrata, la Sociedad Americana del Cáncer emitió un comunicado en el que afirmaba: «Esta noticia nos recuerda el trágico impacto del cáncer de próstata en Estados Unidos. La detección precoz es clave y podemos y debemos hacer más para prevenir el diagnóstico tardío y la muerte por cáncer de próstata».
Un eficaz tratamiento contra el cáncer de próstata depende, en buena medida, de su detección precoz, por lo que es imprescindible que los hombres se sometan a pruebas tan sencillas como un análisis de sangre una vez que hayan cumplido 50 años, o 45 si tienen antecedentes familiares.