«Mientras sea seguro, les acercaremos alimento desde la frontera», seguraba en Instagram. Pero no se ha quedado ahí. Primero, José Andrés trasladó las cocinas de World Central Kitchen hasta la frontera de Polonia (a la ciudad de Hrebenne) con Ucrania pero, después de empezar a servir comidas en colaboración con un restaurante en Odessa (repartiendo más de mil servicios al día), el propio chef español cruzó la línea de fuego hasta Lviv. Ahora, los platos calientes de la ONG se sirven también en diferentes puntos de las ciudades fronterizas de Polonia y Rumania. «Estamos haciendo unas 30.000 comidas, ahora volveremos a Polonia. Estamos a una hora y media de distancia. Esta es la situación. La vida sigue, la gente tiene que seguir comiendo», detallaba.
Desde Lviv, en Ucrania, José Andrés contaba que allí «a pesar de que aquí no hay combates, se siente la tensión en el aire. Tenemos que irnos pronto, porque hay cierto peligro [...] Mientras veamos que es seguro, les traeremos comida. Tuvimos que pasar muchos controles, esto es una situación de guerra y quieren asegurarse de que no somos el enemigo, que no metemos nada extraño en el país. Cada pocos kilómetros nos paraban para ver qué era lo que transportábamos».
José Andrés está contando en primera persona cómo se vive el horror de la guerra desde la línea de batalla, el drama de los refugiados pero, también, la bondad que aflora en medio de la barbarie. «Estos son también los héroes de Ucrania. Hay muchas formas de luchar en la guerra, y esta es una de ellas, asegurarse de que nadie pasa hambre», asegura en uno de los vídeos que ha compartido en su cuenta de Instagram.
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