«Las coincidencias no existen», afirmaba Sigmund Freud que, en no pocas ocasiones, recurrió a los mitos griegos para explicar muchas de sus teorías sobre el subconsciente. Si se atiende a lo dicho por el psicoanalista austriaco, que El sueño de Ulises (Taurus, 2022), el nuevo libro de José Enrique Ruiz-Domènec (Granada, 1948), se haya publicado cuando otro Ulises, el de James Joyce, cumple 100 años, debe responder a una explicación lógica.
«Creo poco en la casualidad. Más bien creo que hay conjunciones extrañas, difíciles de detectar», reconoce el historiador, cuyo libro recurre al mito homérico para repasar la historia del Mediterráneo desde la guerra de Troya a la crisis de las pateras. «Theodor Adorno, el filósofo alemán, afirmó que la cultura occidental discurre entre dos Ulises: el de Homero y el de Joyce. Podría haber parado mi investigación en el libro de Joyce, pero hubiéramos perdido para el análisis un siglo tan interesante como el XX. Por eso decidí tirarme al mar, nunca mejor dicho. Ojalá a partir de ahora, la cultura occidental discurriese entre el Ulises de Homero y El sueño de Ulises».
Mujerhoy. «Cuando la travesía emprendas hacia Ítaca, / pide que sea largo tu camino», decía Constantino Cavafis en su poema Ítaca. ¿Por qué ha tardado cuatro décadas en escribir este nuevo libro?
JOSÉ ENRIQUE RUIZ-DOMÈNEC. Metafóricamente, es mi llegada a Ítaca. Empecé esta aventura como Ulises, yendo muy joven a una batalla intelectual con curiosidad pero con falta de lecturas. Se trataba de un congreso internacional en el que el tema que yo promovía acabó siendo el discurso inaugural. Mi propuesta era hacer una relectura de la civilización mediterránea, para aplicarla a otros campos del saber. Mi planteamiento provocó una división de opiniones y recibí el mejor consejo de un maestro: «Dedícate a ello, estúdialo a fondo». El sueño de Ulises es mi largo viaje de regreso a esas preguntas que me hice.
Dice que este es el primer libro de historia que asume la Covid-19 como punto de partida para que la humanidad cree una nueva civilización. ¿A qué se refiere?
Los avances de la tecnología y la ciencia que estamos viviendo son de una gran complejidad. Sin embargo, muchas cosas que están sucediendo están más en consonancia con lo que pasó en el siglo XIII o en el XVII. La presencia de China en el mundo, por ejemplo. El sueño de Ulises podría ser un elemento catártico, como diría Aristóteles, o curativo.
¿Cómo puede ayudar a lograr ese objetivo?
La cultura mediterránea puede ser considerada el legado mundial. Hay que entenderla como ese gran esfuerzo realizado durante siglos para conocer lo que dice el mito inicial de Homero: que la vida es una suma entre la curiosidad y el saber hacer. Excesiva curiosidad sin saber hacer lleva a la fantasía y al delirio; mientras que el excesivo saber hacer sin curiosidad, nos lleva a una sociedad burocratizada, que pierde creatividad, se diluye y acaba siendo conquistada por otras, que es lo que no queremos que suceda en el Mediterráneo.
La cultura mediterránea va más allá de sus orillas, llega a América o Asia. ¿Realmente fue tan importante?
Ahora que hemos globalizado culturalmente el mundo, sabemos que hubo otras culturas al mismo nivel, aunque sin tanta diversidad y complejidad. En el Mediterráneo, en dos o tres generaciones, el mundo cambió. Por eso tiene respuestas para las preguntas que el mundo se hace hoy.
¿Se puede seguir hablando de cultura mediterránea cuando ese mar está dividido en dos orillas muy diferentes, en lo económico, lo religioso o lo social?
El fenómeno de las pateras necesita una mirada homérica. Del mismo modo que Homero leyó y miró el movimiento de los pueblos del mar, las pateras pueden servir para unificar las orillas del Mediterráneo. El sueño de Ulises explica que esas orillas no están tan alejadas, porque hay una estructura latente que funciona igual en todas las partes. Si ajustamos esos elementos comunes, mejoraremos la relación.
¿Cree que se conseguirá?
Creo que sí. Hay un deseo de establecer un diálogo diverso a partir de esos elementos comunes. Si entendemos las pateras como un fenómeno con el que debemos dialogar utilizando ese saber compartido, habremos superado el problema.
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