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Pertenece a la sexta generación de la familia Hermès y, superada ya la edad de la jubilación y sin perder ni un ápice de entusiasmo, Pascale Mussard es hoy la directora creativa de Petit h, un taller que a ella le gusta llamar de recreación y experimentación.
Pascale Mussard
En él se le da una nueva vida a los materiales que, debido a los altos estándares de calidad de la firma, han sido descartados: pieles con defectos casi imperceptibles, sedas con una tintura inexacta, porcelanas descascarilladas... Con estos materiales como punto de partida, diseñadores y artistas crean objetos de una belleza extraordinaria y atípica, que aúnan vanguardia con tradición, presente con futuro.
Pascale Mussard - Directora creativa de Petit H
Mujerhoy: ¿De dónde viene su interés por reutilizar los materiales descartados? Pascale Mussard: Creo que siempre ha estado en mí. Cuando era pequeña, iba cada día a los talleres de Hermès al salir del colegio y allí pasaba la tarde viendo cómo trabajaban, rebuscando en los cajones y recogiendo restos de materiales que no utilizaban y que para mí eran como tesoros. En casa tenía cajas en las que lo guardaba todo.
MH: ¿Y un día le dio salida creativa a esa obsesión? PM: Todo empezó durante un seminario en Hermès. La nueva directora industrial dijo que tal vez en 25 años no tendríamos ninguno de los materiales que usábamos en ese momento y que no podríamos permitirnos desperdiciar nada. Su discurso conectó directamente conmigo.
MH: ¿Así creó Petit h? PM: Sí, iba a dedicarme a desarrollar un pequeño laboratorio de investigación, en el que todos los artesanos pensaran juntos sobre los materiales y sobre el futuro.
MH: ¿Cómo es el proceso? PM: e formado un pequeño equipo reuniendo al mejor artesano de cada rama: marroquinería, orfebrería, carpintería... y los he puesto a trabajar junto a los diseñadores. Lo normal suele ser empezar con el diseño y después buscar los materiales más adecuados, pero nosotros lo hacemos al revés.
MH: Y el resultado son objetos fantásticos con un componente claramente infantil. PM: ¡Exacto! Petit h está muy ligado a la infancia, sobre todo en la forma de percibir objetos y materiales de una manera completamente nueva, sin ponerse límites, dejando a un lado los prejuicios. Es un proceso de creación libre.
MH: ¿Cómo encajan esos objetos en su visión del lujo? PM: Hermès tradicionalmente no pertenecía al mundo del lujo, era una casa de artesanos. El concepto como se entiende ahora, orientado a la élite del dinero, vino después. En el mundo de la artesanía hablamos de las emociones y, cuando eres pequeño, hasta el que menos tiene posee la capacidad de soñar. Y es a esa parte de cada persona a la que se dirige el lujo de Petit h, a la que sueña que todo es posible.
MH: ¿Cómo fue crecer en una familia como la suya? PM: Mi familia me ha permitido mirar las cosas de otra manera, me ha dicho siempre que la belleza está por todas partes. Mi padre era arquitecto y mi madre era maestra de escuela. Los dos tenían en común el amor al arte.
MH: ¿La alentaron para desarrollar su fantasía? PM: Sí, siempre. Pienso que en una familia tan austera y en un mundo tan serio como la artesanía, hay que tener un punto de fantasía y Hermès siempre la ha tenido.
MH: ¿Su destino fue desde el principio formar parte de la empresa familiar? PM: No, en absoluto. La primera persona que me contrató fue una diseñadora, Nicole de Vésian. Era el año 1978 y me contrató para ocuparme de la parte administrativa de su negocio creativo. Éramos solo tres: ella, yo y un joven diseñador que se llamaba Christian Lacroix. Un día nos anunció que había sido contratada para trabajar para una gran firma, que Christian y yo iríamos con ella y que al día siguiente nos reuniríamos con el presidente. Se llamaba Jean-Louis Dumas y era mi tío. Así fue como entré en Hermès, por una casualidad.
MH: Tras los años, ¿qué es lo que más admira de los artesanos? PM: Son personas con una disciplina increíble que trabajan con calidad, tradición y emoción. Para mí, tienen manos mágicas y hacen cosas extraordinarias de un trozo de cuero o de cualquier otro material. En Petit h trato de animarlos a que no repitan lo que ya han hecho antes, a que se desafíen a sí mismos.
MH: ¡Cree que la innovación puede ir unida a la tradición? PM: Algunos de nuestros avances ya se han incorporado a colecciones de la maison, como la piel que se pliega con la técnica del origami o nuevas tinturas que permiten introducir más color en los bolsos. La tradición debe mezclarse con la innovación, con un poco de intuición, algo de visión de futuro, un poco de fantasía y una gran porción de suerte.