Meik Wiking, el hombre más feliz del mundo: «la única persona que puede decir si eres o no feliz eres tú mismo»

Meik Wiking (1978) pasa su tiempo tratando de medir la felicidad. Uno de sus hallazgos pone el acento en el hygge, un concepto nórdico que trata de resumir qué cosas sencillas nos hacen felices: una casa acogedora y bien iluminada, o una mesa bien surtida con amigos alrededor.

Pero, lejos de los que tratan de vender libros de autoayuda, es consciente del valor del entorno para ser más o menos feliz. Hace algo más de 10 años, este licenciado en Ciencias Políticas, decidió abandonar su trabajo en el Gobierno danés, en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y dedicarse a la investigación de la felicidad.

Tenía 33 años y pasó muchas noches sin dormir, pero tuvo claro que el camino era tener un propósito, no más dinero o prestigio. Hoy, Meik Wiking es director ejecutivo del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad de Copenhague, del que fue fundador.

Uno de sus libros más vendidos es 'Hygge, la felicidad de las cosas pequeñas'. Este concepto es ya un clásico del estilo de vida nórdico, y en su última publicación profundiza sobre el tema: Hygge Home: cómo hacer de tu hogar un espacio feliz (Cúpula).

«Mucha gente piensa, este trabajo son 100.000 € y este, 120.000, así que elijo lo segundo. Pero vemos que, muchos de los que cambian de empresa, valoran la felicidad que les proporciona el cambio, pero no el dinero». Este fin de semana, Weiking participa en el Mercedes-EQ Welife Festival que Vocento convoca en Madrid, para aprender a cuidarnos y vivir mejor.

MUJERHOY. ¿Cuál es el objetivo de un Instituto de la Felicidad?

MEIK WIKING. Pretende contestar básicamente a tres preguntas: cómo medir lo que es una buena vida; entender por qué hay gente más feliz que otra; y cómo mejorar la calidad de vida. Busca ayudar a tomar mejores decisiones, a elegir mejores lugares para vivir y para trabajar, una mejor conexión en las familias y con el entorno social.

MH: ¿Qué es lo más frustrante que encuentran en sus investigaciones?

MW: Hay muchos estudios que nos dicen cómo vivir una vida más feliz, pero no todo el mundo los conoce. Mucha gente confunde el dinero con la felicidad. El dinero tiene un impacto en la felicidad, porque no tener dinero causa infelicidad, pero, a partir de un cierto nivel de ingresos, no influye sobre las emociones que experimentas.

MH ¿Puede explica que es hygge?

MW: En Dinamarca se refiere a crear un ambiente agradable, a conectar con otras personas, disfrutar de la vida diaria y de los placeres sencillos. Siempre recuerdo un viaje a Suecia con unos amigos. Estábamos en una cabaña, con la chimenea encendida, vino y buena comida, disfrutando de la compañía. Y uno de ellos preguntó: ¿puede haber algo más hygge? Y respondí: «Sí, el que hubiera una tormenta fuera». Porque hygge también es sentirse protegido del exterior.

MH: ¿Se parece al estilo de vida mediterráneo?

MW: El espíritu mediterráneo pone el foco en las relaciones, en la familia, en la conexión, y también en los amigos y en compartir una buena comida. Todo esto es muy importante para la felicidad. Eso es lo que define esencialmente el hygge y creo que es una buena tradición. Me interesa mucho.

MH: ¿Qué peso tienen las circunstancias en la felicidad?

MW: Creo que hay que considerar la felicidad de la misma manera que la salud. Si miramos cómo es nuestra salud y cuánto vamos a vivir, sabemos que está influenciada por la vida que llevamos, y podemos tomar decisiones sobre ello. Pero también hay una influencia del entorno, al igual que la felicidad, que está influenciada por las políticas que desarrolla un país, por el nivel de desempleo, y por las decisiones que tomamos sobre nuestro tiempo, nuestras amistades o nuestro trabajo.

MH: Pero la felicidad no es estable.

MW: La felicidad es un sentimiento personal. La única persona que puede decir si eres o no feliz eres tú mismo. En todas las personas hay subidas y bajadas, es parte de la vida. Tratamos de entender cómo las mejores condiciones permiten a la gente florecer y ser felices, pero también cómo tendrán momentos de estrés e infelicidad.

MH: Con la situación actual es difícil hablar de felicidad.

MW: Sí, pero al mismo tiempo es muy importante diferenciar entre aquello sobre lo que puedo influir y aquello sobre lo que no. No puedo influir sobre la pandemia o la guerra en Ucrania, pero puedo dar dinero a la Cruz Roja para que ayude allí. Y puedo influir en lo que pasa en mi casa, en esa atmósfera.

MH: ¿Cuál es la mejor manera de educar niños felices?

MW: Lo importante es enseñarles a disfrutar del bosque, de la buena comida o los amigos, de cosas sencillas que no cuestan dinero. Lo malo es comparar, en lugar de apreciar lo que tienes, mirar lo que tienen a tu alrededor. Eso pasa en las redes sociales. Siempre habrá gente con más y mejor que tú.

MH: ¿Y qué diferencia hay entre el éxito y la felicidad?

MW: Según cómo definas el éxito. Si se trata de ser reconocido en tu trabajo, el éxito está relacionado con la felicidad. Si se trata de tener dinero, no necesariamente. En ciertos niveles de renta, 100.000 € más o menos no cambian el ánimo. Cuanto más tenemos de algo, menos placer obtenemos de ello.