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Qué pasó cuando Nina Simone dejó un chicle pegado en su piano en su último concierto en Londres (casi una experiencia religiosa)

Warren Ellis, el violinista de Nick Cave, sabe que Nina Simone es lo más parecido a Dios que se puede ver encima de un escenario. Por eso, cuando vio la oportunidad de rescatar el chicle que pegó en un piano, ni se lo pensó.

El 1 de julio de 1999, Nina Simone actuó por última vez en Londres. No solo en aquel concierto pero especialmente en aquel último concierto, el público era consciente de estar viviendo un excepcional momento de comunión con una diosa. Entre bambalinas asomaba Nick Cave, comisario del programa del Meltdown Festival cuyo cartel encabezaba Simone. En las primeras filas devoraba todo lo que pasaba Warren Ellis, desde 1994 violinista inseparable de Cave (en los Bad Seeds, en Grinderman, en las bandas sonoras) y arrebatado fan de la cantante. Tanto, que fue la única persona en el abarrotado Royal Festival Hall que, en cuanto la doctora Simone (como insistía en que la llamaran) abandonó el escenario, se abalanzó sobre el piano Steinway para llevarse la toalla en la que había secado su sudor y, lo más importante, el chicle que había pegado en su tapa.

Más de 20 años después, el chicle de Nina Simone se convierte en una reliquia de un poder incalculable gracias a la mágica sensibilidad de Warren Ellis. Un objeto de poder que, en vez de quemarse en el Mordor de turno, se expone en los museos. Ellis relata el increíble camino del chicle, transfigurado en oro, en plata, en un anillo diseñado por Ann Demeulemeester, en la principal atracción de una exposición itinerante, en un libro que es alegre y bondadoso, ligero pero a la vez profundo, de una sencillez emocionante. Un relato sobre la capacidad de las cosas para encerrar unos sentimientos que, de otra manera, se perderían en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Créetelo: en cuanto leas este libro vas a querer regalárselo a las personas que más y mejor quieres. Aún estamos en enero y ya han cantado bingo: apostamos a que El chicle de Nina Simone es el libro más bonito de 2022.

Cualquier que haya escuchado un disco de los Dirty Three, especialmente Ocean Songs (1998), sabe de la belleza de la que Warren Ellis es capaz. La música es el lenguaje natural de su sensibilidad, pero su bondad queda mejor retratada en los retazos biográficos que van salpicando El chicle de Nina Simone, algunos enormemente conmovedores. Spoiler alert: «Me di cuenta de que el chicle estaba sacando lo mejor de la gente», dice en la página 125. «Siempre han sido los demás quienes han sacado el potencial que llevo dentro. De alguna manera, soy el reverso del chicle. Todo tiene que ver con la conexión. Gente que me ha animado a ser lo mejor posible, a ir sin ataduras. A dejar que las ideas alzaran el vuelo. A dejar que yo alzara el vuelo».

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