Es la favorita para convertirse en la triunfadora de los Premios Max de este año, una razón suficiente para lanzarse a la taquilla online del Centro Dramático Nacional para hacerse con una butaca. Rápido: en breve colgarán el cartel de «localidades agotadas» en el Teatro Valle Inclán de Madrid, donde se representa hasta el 17 de octubre. Se trata de una obra escrita y dirigida por Alfredo Sanzol, autor de otros hits teatrales como «La respiración» o «En la luna», que compite como finalista en cinco categorías de los Premios Max: mejor espectáculo de teatro, autoría, dirección, actor (Francesco Carril) y espacio escénico. No puedes perdértela.
El montaje recorre la vida de un cura navarro que, en 1963, decide dejar el sacerdocio y viajar a Estados Unidos para aprender inglés y marketing. Se trata de una historia que bascula entre la ficción y la realidad, pes el personaje del sacerdote, Jorge, está inspirado en el padre de Sanzol, quien a principios de los años sesenta se acogió a los procedimientos que concedían la dispensa a aquellos sacerdotes que querían dejar de serlo. Esta fue novedad promovida en la época por Juan XXIII y Pablo VI, y también aparecen episodios reales como un viaje a Texas y una peculiar historia con unos rancheros. Otras escenas son pura ficción, como un encuentro con Martin Luther King.
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Pasan volando las tres horas de esta comedia que no escamotea risas: el público no para de carcajearse durante toda la función. Mucho tienen que ver los dos actores principales, Francesco Carril y Natalia Huarte, increíbles y a la vez totalmente convincentes como ese matrimonio ingenuo, como de cine clásico, que pasea por el mundo. Algunos críticos han resaltado que al tono general de la obra le falta complejidad, algo de melancolía o tristeza que compense tanta risa. Sin embargo, en el patio de butacas nadie parece notarlo. Y mucho menos desearlo. Ahora mismo, la terapéutica risa es la mejor política.