Quién es Janja da Silva, la primera dama de Brasil que se enamoró de Lula en la cárcel: una socióloga comprometida, influyente y 21 años más joven

Ixone Díaz Landaluce Publicado · 26 de abril de 2023, 07:16 h

«Quiero presentarles a alguien que ya he mencionado, pero que no todos conocen: mi futura compañera». Cuando en noviembre de 2019 el ex presidente brasileño Lula da Silva abandonó la cárcel después de 19 meses en prisión condenado por un caso de corrupción, lo primero que hizo, ante las cámaras de televisión de todo el mundo, fue presentar a su novia y futura esposa: Rosângela da Silva.

En octubre, el político volvió a ser reelegido después de derrotar en las urnas a Jair Bolsonaro y Janja da Silva, como la conoce todo el mundo, se convirtió en la nueva primera dama del país sudamericano. Este martes, el matrimonio ha llegado a España en visita oficial y el miércoles serán recibidos por Felipe VI y la reina Letizia en el Palacio Real.

Aunque se conocieron a mediados de los años 90, ella y Lula no volvieron a reconectar hasta 2017 cuando coincidieron en un acto benéfico. Él acababa de enviudar de su segunda esposa, María Letícia Rocco, con la que compartía cuatro hijos y que falleció de un derrame cerebral cuando los problemas de Lula con la justicia ya ocupaban los titulares. «Cuando pierdes a tu mujer y piensas que la vida no tiene sentido, que todo acabó, aparece una persona que empieza a darle sentido nuevamente. Estoy enamorado como si tuviera 20 años, como si ella fuera mi primera novia», le contó Lula a la revista Time.

Pero cuatro meses después de iniciar una discreta relación románticas, el ex presidente entraba en la cárcel por un caso de corrupción. Fueron 580 días. Y 580 las cartas que Lula y ella intercambiaron en ese tiempo. A veces, él conseguía mandarle flores, de las que ella presumía después en Instagram. Janja le visitaba casi a diario y se llevaba su ropa para lavarla en casa.

Cuando el Tribunal Supremo de Brasil absolvió a Lula de los delitos de corrupción de los que estaba acusado y el político fue excarcelado, la pareja empezó a convivir en una apartamento en Sao Paulo. Se casaron en mayo del año pasado, cinco meses antes de las elecciones, en una ceremonia tan íntima que los invitados solo fueron informados de la ubicación a última hora. Para él, 20 años mayor que Janja, era la tercera boda. Su primera mujer, Maria de Lourdes, falleció dos años después de casarse debido a una hepatitis aguda durante el parto del primer hijo de la pareja. El bebé tampoco sobrevivió.

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Activista histórica del Partido de los Trabajadores, en el que milita desde que tenía 17 años, Janja da Silva estudió Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Paraná y ha trabajado como asesora parlamentaria, aunque también tiene experiencia en el sector privado desarrollando políticas de responsabilidad social corporativa.

Muy presente en la campaña de Lula, donde acompañó al candidato en mítines, reuniones y eventos de todo tipo, su carácter protector ha despertado suspicacias entre la vieja guardia del político que ella se ha encargado de calificar de «un poquito de machismo». Aunque no tiene cargo ni atribuciones oficiales y dentro del organigrama del partido solo es una militante de base, Lula la nombró responsable de organizar su toma de posesión en enero.

Alegre, enérgica y con gran iniciativa, ha citado a Eva Perón y Michelle Obama como sus modelos a seguir y poco después de que Lula ganara las elecciones, avanzó que su intención era «reformular el concepto de primera dama». «No voy a ser una ayudante. Voy a estar a su lado, juntos, luchando, para que podamos darle a Brasil la esperanza que esta gente merece». Es también el discurso que ha adoptado el propio Lula cuando se refiere a ella. «No me gusta mucho hablar de Janja porque ella puede hablar de sí misma», dijo el año pasado adoptando una retórica más femenista.

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Con más de dos millones de seguidores en Instagram, Janja da Silva ha conseguido que algunos de los asuntos que le interesan y en los que lleva décadas implicada encuentren un hueco en la agenda y el discurso del presidente. Es el caso de la lucha contra la violencia de género y el racismo, la promoción de políticas feministas y el apoyo al colectivo LGTBI. De hecho, antes de que el gobierno de Lula se formara, la primera dama avanzó que el ejecutivo de su marido tendría un Ministerio de Mujeres. Por eso, algunos analistas políticos han dicho de ella que su nivel de influencia la convierte en una «ministra sin cartera».

El matrimonio visita España esta semana. Este miércoles, Lula da Silva y su mujer son recibidos por Felipe VI y la reina Letizia en el Palacio Real, donde se ofrece un almuerzo en su honor. Antes, el presidente de Brasil se reunirá con el presidente Pedro Sánchez en La Moncloa.

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