NO TE PIERDAS

La reina Letizia rescata su traje gris de cuadros más elegante de Hugo Boss para la reunión con la Fundación Princesa de Girona

Luna Berroa, la joven prodigio del cine español que estrena película con Amenábar: «Hay que tener siempre un plan B en la vida»

Con solo 17 años, Luna Berroa ha desfilado en Italia, ha protagonizado un musical y ha concursado en MasterChef. Ahora, estrena película con Alejandro Amenábar.

Luna Berroa con blusa asimétrica de Loewe, falda midi de Adolfo Domínguez y gafas de Aquazzura RUBÉN VEGA

Acaba de regresar a Madrid de un viaje de estudios a Asturias. Luna Berroa (Madrid, 2008) ha estado una semana con sus compañeras de instituto celebrando el fin de curso de primero de Bachillerato. «¡Imagina cómo lo hemos pasado!», responde con media sonrisa pícara al preguntarle. Cuando arranque el nuevo año académico, empezará el segundo curso de bachiller enfocado en Música y Artes Escénicas en otro centro madrileño, pero Luna no es una estudiante centennial al uso.

Será entonces cuando arranque la promoción de su última película, que compaginará con sus clases de cultura musical, literatura o inglés. A cara lavada, en vaqueros y camiseta o vestida de gala y posando en la alfombra roja, depende de la ocasión. El próximo 12 de septiembre estrena en cines El Cautivo, de Alejandro Amenábar, la nueva y esperada película del director hispano-chileno en la que ella es la única mujer en todo el reparto y que el cineasta también mostrará a principios de septiembre en el Festival de Toronto, donde ya proyectó por primera vez Mar adentro (con la que ganó el Oscar a la Mejor Película Internacional) y Mientras dure la guerra.

Luna Berroa llega puntual a las ocho de la mañana con su madre para esta sesión de fotos en el parque de El Retiro. A falta aún de unos meses para cumplir 18, tiene ya una carrera de niña prodigio que no deja de crecer en proyectos y relevancia. Con ocho años estaba haciendo campañas de moda infantil para Mango, DSquared2, Iceberg, Massimo Dutti, Calvin Klein, Benetton o Neil Barrett, además de desfiles en la pasarela de Pitti Immagine Bimbo, en Florencia.

Camisa de seda, de Louis Vuitton; y falda mini con doble cinturón, de Mango. RUBÉN VEGA

No hizo un par de campañas, no. Las firmas la llamaban sin parar y ella le pedía a su madre que le dejara hacerlas todas. A los 10 años ya era Nala en el musical El rey León. Estuvo dos años y medio haciendo tres funciones a la semana en un teatro de la Gran Vía madrileña y dos más los fines de semana. Después llegó su participación en MasterChef Junior y su primera película, El Universo de Óliver (2022). Y todo compaginado con la Educación Primaria en el colegio Madres Concepcionistas, así como la ESO.

Quién es Luna Berroa, la nueva niña prodigio del cine español

«Mis padres quieren que estudie, siempre me lo han dicho, hay que tener siempre un plan B en la vida», nos confiesa mirando a su madre. «Pero mi ilusión siempre ha sido la interpretación y todo lo que gira alrededor», añade. «Los dos años más felices de mi vida fueron cuando cantaba, bailaba y actuaba en El rey León. Salir al escenario, actuar con los demás compañeros y recibir los aplausos del público al acabar cada función son sensaciones incomparables con nada. No podía ser más feliz», asegura con una madurez que sorprende. «Cada vez que lo recuerdo, todavía me emociono y, aunque hace años que no he vuelto a representar el papel, me sigo acordando al pie de la letra de mi guión y del de todos mis compañeros. Creo que no se me olvidará nunca».

Es una adolescente y una mujer, con educación y un agudo sentido del humor, aunque también sabe mantener las distancias y controla sus emociones. Luna es una estudiante anónima y una brillante joven estrella. «Es una diva», dice su madre, Ana Hernández, con una naturalidad extraordinaria.

Camisa, de Emporio Armani; body de pedrería, de Giorgio Armani; calcetines, de Miu Miu, y deportivas, de Louis Vuitton. RUBÉN VEGA

«Ha nacido así, es una estrella desde muy niña, siempre segura, empoderada, resuelta y fascinada con todo lo que es moda, arte, creatividad. Nos pedía sin parar ir a castings y, al principio, no lo veíamos, la verdad. Pero insistía e insistía. ¡Es un alma libre! Y es una niña buena, responsable y madura, pero necesita continuar su educación. Cuando hizo el musical, le decíamos que tenía que tomarlo como si fuera una actividad extraescolar, igual que sus amigas del colegio hacían otro tipo de extraescolares. Que tenía que aprobar todo para poder hacer eso o cualquier otro proyecto que deseara», continúa su madre, una madrileña casada con el venezolano Ramón Berroa, con quien tiene otras dos hijas, Leire, de 19, y Gala, de ocho; y que la acompaña a todos los proyectos desde su infancia. «Me encanta que venga conmigo, quiero que lo haga siempre», asegura la actriz sonriendo. «Y cuando ella no puede, lo hace mi padre».

A Luna la llevan acompañando de plató en plató y de casting en casting desde que tiene uso de razón. «Esto me gusta desde que recuerdo. ¿Por qué? No lo sé, me gusta. Como a otras les gustan las matemáticas o la medicina. La interpretación, el cine, el teatro o la música son mi vida, lo siento desde niña, pero también voy a seguir formándome y, cuando acabe la ESO, quiero opositar a Policía Nacional. Solo por si acaso, por si esta profesión artística se truncara de alguna manera, porque mi plan vital es el arte y mi objetivo es continuar en el cine, en la parte interpretativa o en la técnica y creativa, como productora, directora, y también en el teatro, en contacto cara a cara con el público».

El calor empieza a apretar en este verano tórrido y, entre foto y foto, que resuelve con una naturalidad que solo dan los años que lleva posando ante las cámaras, le pregunto por esa otra vocación tan distinta: «Lo mismo, me gustan los valores de la Policía, su función de servir a los demás, proteger a la sociedad. Hice unas prácticas y me encantó».

Camisa, de Carolina Herrera; pantalón, de Mango; mules, de Loewe, y gorro, de Giorgio Armani. rUBÉN VEGA

Pero pronto continúa dejando claro que lo suyo es la escena. «El teatro tiene una espontaneidad inigualable, es intuitivo e inmediato. Mire, le voy a contar una anécdota: en una toma de El Cautivo tenía que soltar un pañuelo de mi mano y Amenábar quería ver cómo volaba de muchas maneras distintas para ver con cuál se quedaba, así que repetimos la escena una y otra vez, no recuerdo ni cuántas... En el teatro el pañuelo solo puede soltarse una vez, no hay más oportunidades. El mismo mundo y, a la vez, mundos tan distintos... Como la vida. Como yo con ese plan B».

Luna Berroa es Zoraida en la nueva película de Amenábar

Su rodaje con Amenábar duró dos semanas entre Valencia, Alicante y Sevilla; y Luna, Zoraida en la cinta, entró a formar parte del reparto casi de rebote. «Me presentaba a otra película, pero me vieron los directores de casting de El Cautivo y me llamaron para realizar una prueba. La segunda ya la hice en casa de Amenábar con Julio Peña, el protagonista, que interpreta a Miguel de Cervantes. No podía creerlo. He visto varias de sus películas y es mi director favorito. Me encantó Los otros, con Nicole Kidman, Ágora... No puedo estar más contenta y agradecida por verme en este proyecto, que además es precioso. También me gusta mucho Juan Antonio Bayona, La sociedad de la nieve es impresionante, y me encantaría trabajar a sus órdenes».

El equipo de casting de Amenábar había hecho una selección larguísima, casi un año decidiendo el reparto, pero cuando conocieron a Luna, no tuvieron duda. Le ha ocurrido otras veces. Cuando la seleccionaron para El rey león, en realidad quien se presentaba era su hermana mayor, Leire, que es cantante. Y en MasterChef Junior le ocurrió lo mismo y la quisieron en la edición desde el momento que la vieron.

«Tiene una magia especial, la ha tenido siempre», apunta su madre, que también habla con orgullo de sus otras hijas: «Leire tiene una voz preciosa, yo le diría que única. Solo le falta tener la seguridad de Luna; y a la pequeña le interesan otras cosas... Parezco la madre de la artista, ¿no?», dice mientras ríe y añade: «Soy feliz si ellas son felices, pero también hay que ponerles límites... Hay que educarlas, una labor que no es nada sencilla y que todos los padres entenderán muy bien«.

Jersey y falda, de Miu Miu. Las sandalias son de Elie Saab. RUBÉN VEGA

Como cualquier hija, Luna no está demasiado de acuerdo con algunas normas, como la de volver a casa antes de las dos de la madrugada si sale alguna noche con las amigas. «Es cuando empieza la fiesta. A algunas amigas las dejan llegar más tarde», protesta. Sobre sus hermanas, resume: «Nos peleamos como todas las hermanas del mundo, pero nos queremos, nos queremos mucho y nos apoyamos en todo lo que es importante para cada una».

Nos seguimos moviendo por el parque madrileño bajo el sol ardiente con un vestidor portátil para evitar trayectos muy largos entre cada cambio de ropa hasta el espacio que hemos contratado. Luna está encantada, ni una queja. Le da igual cualquier inconveniente, quiere salir bien. Se mira en el monitor del fotógrafo y asiente, se gusta, pero mide sus comentarios y emociones.

«Me he pintado las uñas burdeos porque creo que pegan con todo», dice al mirar una imagen en el ordenador. «Lo pensé antes de venir por si en la sesión no hacíamos manicura», remata. Es una profesional. Es previsora y resolutiva, como decía antes su madre. «Bueno, todos tenemos complejos, pero hay que minimizarlos, no conducen a nada», comenta al oír el coro de voces del equipo diciendo que está guapísima. No necesita muchos halagos. Se conoce, se respeta y se exige a sí misma lo mejor que pueda dar. «Soy muy disciplinada y las obligaciones no me condicionan ni me agobian. Me gusta comprometerme con lo que hago, en los estudios y en el trabajo».

Top, falda, cinturón y sandalias, todo de Prada. RUBÉN VEGA

Su compromiso en El Cautivo fue total: «Quería darlo todo y me sentí muy bien en el rodaje. Después, cuando he visto la película, me ha parecido buenísima y me he gustado en pantalla. Todos me trataron muy bien, como a una compañera más. Me sentí también así porque trabajé como una más, como una adulta».

Su papel en esta narración biográfica de Amenábar es el de Zoraida, un personaje ficticio en el imaginario del autor de Don Quijote de la Mancha, breve pero simbólico, una joven que lucha por su libertad y por decidir su destino, la única mujer entre un mundo de personajes masculinos que giran alrededor de Miguel de Cervantes durante su cautiverio en Argel. «No puedo contar nada sobre la historia, pero estoy segura de que nadie espera en absoluto lo que va a ver y sí puedo decir que es una película única y maravillosa. Creo que será muy bien recibida».

La historia que no puede contar Luna arranca en 1575 tras la captura de Cervantes por unos corsarios argelinos cuando regresaba a España en la galera Sol, procedente de Italia. Su cautiverio durante cinco años marcó su vida y su producción literaria y El cautivo narra esa etapa oscura de esclavitud ante el Bajá de Argel, pero también un cautiverio interno que es toda una revelación con la que Amenábar teje la trama de intentos de fuga, intrigas y traiciones, orientación sexual y amor.

Durante un visionado privado, el propio Alejandro Amenábar confiesa: «Empecé el proyecto hace ocho años, con otra película y una serie de por medio. Ha sido un trabajo muy documentado y, desde la ficción, espero que el público descubra cosas muy desconocidas de Miguel de Cervantes, como me ocurrió a mí a lo largo de estos años de estudio. Y que cada cual saque sus conclusiones».

La promoción de la película pone a Luna ante los focos mediáticos, pero también sabe que en septiembre arranca un nuevo ciclo escolar y que su otro foco estará en los estudios, las amigas y la familia. Es una celebridad y una estudiante más. Es una adolescente que intenta arañar un poco más de tiempo para llegar a casa por la noche y una estrella comprometida con su objetivo vital. Es fuerte y frágil, madura e inocente, una joven que vive el presente y sigue soñando el futuro.

«Soy consciente de que la fama puede cambiar a una persona, pero yo no soy así, no soy nada afectada y tengo la cabeza bien amueblada. Lo que no impide que ya tenga muchas ganas de volver a ponerme delante de las cámaras y de tener planes y sueños de trabajar con actrices como Jenna Ortega, Zendaya, Angelina Jolie, Zoe Saldaña, Ana de Armas... Son muy inspiradoras». En lo personal también tiene sueños. Muchos, como no podría ser de otra forma a su corta edad. «Sí, quiero formar una familia, en el futuro me gustaría casarme, tener una boda preciosa y niños», avanza. «Pero ahora no estoy centrada en los chicos. No es mi prioridad. Todo a su tiempo», añade. Difícil de creer, le digo, que no flirtee con algún compañero o que en las redes sociales no le lluevan los piropos. «No, no, ahora no me interesa. Y los hombres son torpes para eso, no se enteran de si alguien te gusta... Las redes sociales me encantan, pero no conocería al padre de mis hijos ahí. No puedes saber cómo es una persona por una foto».

Temas

Cine