LOS MEJORES
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El colorete ha pasado de ser ese toque final sutil a convertirse en el auténtico protagonista del rostro. Y si hay una tendencia que ha conquistado desde pasarelas hasta TikTok, esa es el blush blinding. ¿Su secreto? Un acabado jugoso y ultraluminoso. La piel se ve radiante, fresca, con ese efecto buena cara que tanto nos gusta porque se ve muy natural. Lo mejor de todo es que esta técnica funciona a cualquier edad y favorece a todo tipo de pieles, siempre que sepas adaptarla.
¿En qué consiste exactamente el blush blinding? Es la técnica que busca llevar el rubor un paso más allá, aplicándolo en zonas estratégicas del rostro y combinándolo con texturas luminosas para crear un halo de color y luz. Se trabaja a capas, mezclando coloretes satinados con iluminadores suaves (no nacarados, sino casi imperceptibles) para que el resultado no sea un brilli-brilli artificial, sino un resplandor que parece venir de dentro. El truco está en fundir muy bien los productos para que no haya líneas ni cortes: la piel debe verse jugosa, como si acabases de dar un paseo al sol.
El paso a paso es sencillo, pero requiere mimo. Empieza con una base ligera y luminosa, que unifique sin cubrir en exceso. Aplica un colorete en crema o líquido en las manzanas de las mejillas y difumínalo hacia las sienes, como si dibujaras una C suave. Después, añade un toque de iluminador —líquido o en crema también— justo por encima del rubor, fundiéndolo bien con los dedos o una brocha pequeña. Si quieres más intensidad, puedes sellar con un colorete en polvo de acabado satinado y un extra de iluminador en la parte alta del pómulo. El secreto está en no arrastrar, sino presionar y difuminar.
Para quienes prefieren un look más natural, basta con un colorete rosado o melocotón de acabado glow, aplicado con brocha de pelo suelto y sin miedo a subirlo hasta el párpado. Si buscas un efecto más sofisticado, puedes atreverte con tonos más intensos como el ciruela o el fucsia, siempre jugando con la luz para evitar un acabado plano.
Su textura gel-crema ultraligera que se funde en la piel como si fuera seda. El dúo combina acabados mate y luminosos, ofreciendo un efecto segunda piel hidratante y modulable, perfecto para quienes buscan un rubor de aspecto saludable, sofisticado y nada cargado. Disponible en tonos universales, es un comodín que transforma las mejillas en una nube de frescura con apenas un toque de dedos.
Su textura bálsamo se desliza como una caricia sobre mejillas y labios, aportando ese efecto glow de paseo al sol. Cada paleta ofrece una combinación mate y otra perlada —excepto la más atrevida—, pensadas para adaptarse al estado de ánimo del día. Gracias a su fórmula con manteca de karité, hidrata hasta ocho horas y mantiene el rostro con ese sonrojo natural tan buscado, sin perder intensidad ni frescura.
Representa la esencia del maquillaje consciente y funcional. Su fórmula ecológica, multifunción y modulable, permite construir el color según lo requiera el look: desde un velo sutil hasta un pigmento vibrante que transforma mejillas y labios. Una vez aplicado, se funde dejando un acabado mate natural y una sensación ligera como el aire. Ideal para quienes prefieren un maquillaje sin complicaciones pero con efecto wow.
Juega en otra liga: la de la piel perfecta. Este colorete en polvo se acompaña de un tono corrector Airbrush Flawless Finish que afina y suaviza los poros, al tiempo que ilumina las zonas clave del rostro.
El rubor mate aporta ese rubor delicado y romántico tan característico de la firma, dejando un acabado uniforme, fresco y elegante. El combo perfecto para un efecto piel de porcelana con luz propia, sin artificios.