Cómo elegir el tono de sombras de ojos que favorece si tienes canas

Llevar el cabello con canas se ha convertido en una declaración de estilo. Cada vez más mujeres deciden abrazar su color natural y mostrar una melena plateada o blanca con orgullo. Sin embargo, con este cambio también surgen nuevas dudas sobre maquillaje, especialmente en lo que se refiere a los ojos: ¿qué tonos de sombras favorecen más cuando el pelo se vuelve gris o blanco?

Lo primero que hay que entender es que el color del cabello modifica la armonía del rostro. Las canas suavizan los rasgos, pero también pueden apagar la mirada si se usan los tonos equivocados. Por eso, elegir bien la gama de sombra de ojos es fundamental para aportar calidez, luz y definición a la mirada.

Los expertos en maquillaje coinciden en que las sombras en tonos neutros cálidos son las más favorecedoras. Marrones suaves, beis con acabados dorados, melocotón o terracota ayudan a equilibrar el tono frío del cabello y aportan un efecto saludable a la piel. Además, combinan con cualquier color de ojos y se pueden intensificar fácilmente para un look más sofisticado.

Para las que prefieren un acabado más luminoso, las sombras champán, taupe o dorado claro son ideales. Reflejan la luz y dan un toque juvenil sin recargar. Aplicadas en el párpado móvil o en el lagrimal, iluminan la mirada y suavizan el contraste con el cabello plateado.

En cambio, los tonos demasiado fríos —como los grises azulados o los plateados metálicos— pueden endurecer las facciones y apagar el rostro. Si se quieren usar, lo ideal es combinarlos con un toque de calidez: un marrón medio en la cuenca o un delineado en bronce o chocolate que equilibre el conjunto.

Otra opción muy favorecedora son los malvas suaves y rosados empolvados. Aportan frescura, realzan los ojos claros y sientan especialmente bien a las pieles maduras. Eso sí, conviene evitar los rosas demasiado fríos o perlados, que pueden resaltar el enrojecimiento natural del contorno.

El acabado también influye. Por ejemplo, las sombras satinadas o ligeramente luminosas rejuvenecen más que las mates puras, que pueden acentuar las líneas de expresión. Un toque de brillo estratégico en el centro del párpado aporta volumen y vitalidad a la mirada.

Por último, los maquilladores recomiendan no olvidar las cejas y las pestañas. Con las canas, el contraste disminuye y definir bien las cejas con un tono suave (ni demasiado oscuro ni demasiado grisáceo) ayuda a enmarcar el rostro. Unas pestañas bien curvadas y una máscara negra o marrón intensa completan el look y hacen que los ojos destaquen todavía más.

Por otro lado, cabe destacar que hay sombras que no resultan nada favorecedoras. Aunque puedan parecer una extensión natural del cabello, los grises metálicos o azulados tienden a apagar la mirada y endurecer las facciones. En lugar de armonizar, pueden hacer que el rostro parezca más pálido o cansado.

Las sombras en negro tampoco quedan bien y pueden resultar demasiado intensas. En lugar de definir, puede hacer que los ojos se vean más pequeños y las líneas de expresión se marquen más. Mejor sustituirlo por marrones oscuros, grafito o bronce.