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¿Por qué cuando tienes un problema acudes al especialista, pero con la piel te fías de lo que te dice una amiga o de lo que ves en Instagram? Haz bien las cosas, consulta con un profesional, que te haga un diagnóstico y te recomiende los tratamientos idóneos.
De nada sirve aplicarse la crema más cara si antes no has hecho los deberes. Desmaquillarse mañana y noche no es un capricho, es básico para tener una piel bonita. “Pero hay que evitar el agua muy caliente o muy fría, frotar y abusar de las toallitas limpiadoras”, señala la farmacéutica Rocío Escalante.
Después de purificar la piel es, posiblemente, el gesto más importante. Y no solo para mantenerla elástica, sino porque, durante el día, el agua de la epidermis se va evaporando, y más en invierno, por efecto de las calefacciones. “Al hidratar la piel reforzamos su resistencia a las infecciones e irritaciones, además de mejorar su aspecto y aumentar su luminosidad”, señala la personal skin trainer Carmen Díaz.
Ten dos porque su función es distinta. La de día protege de la polución, los rayos y la deshidratación, y contiene ácido hialurónico, antioxidantes, DMAE, etc. La de noche repara y suele incluir retinol o ácidos.
Es uno de los mayores quebraderos de cabeza, pero si le prestas atención verás resultados. “Usa un champú adecuado, ponte mascarilla dos veces por semana, cepilla el pelo antes de lavarlo y corta las puntas regularmente”, aconseja el estilista Eduardo Sánchez.
Las cremas son grandes aliadas para mantener una piel joven y en buena forma, pero sus efectos se multiplican si las combinas con gadgets de uso doméstico. Por ejemplo, los aparatos de microcorrientes combaten la flacidez. Y los masajeadores con tecnología sónica estimulan la circulación y favorecen la producción de colágeno y elastina.
¿Sabías que las brochas, los pinceles y otras herramientas de maquillaje también se limpian? Si no lo haces, pueden convertir tu cara en un foco de bacterias. Periódicamente, usa jabón neutro y agua templada para higienizarlas, y deja que se sequen al aire.
Hoy se sabe que el exposoma –los factores externos que influyen en nuestra salud– es el responsable del 75% del envejecimiento. Y entre todos esos elementos, el sol es el más dañino. “Algunas investigaciones evidencian que las personas que no usan fotoprotección diaria envejecen un 24% más”, señalan desde la AEDV
Las ventajas de reducir la ingesta de esta sustancia son mucho más dulces que su consumo. Además de ahorrarte la aparición de caries, minimizarás el riesgo de problemas cardiovasculares, evitarás acumular grasa en abdomen y cartucheras y también la temida glicación, un proceso que envejece la piel.
La máxima es estar saludable y conseguir nuestra mejor versión, no encajar en estereotipos alejados de la realidad. Tómate en serio lo de practicar deporte a diario y cuida la piel del cuerpo también en invierno, con body creams y anticelulíticos.
“Beber agua y llevar una dieta saludable tiene beneficios para la salud de la piel. Por contra, el tabaco es uno de los mayores enemigos, ya que produce radicales libres y disminuye la vitamina A”, recuerda Cristina Villegas, jefa de Dermatología del Hospital Sanitas La Moraleja.
Por tu propio bien, tómate la vida con filosofía. Ese enemigo silencioso es devastador para el cutis. La ansiedad desencadena la producción de cortisol y esto tiene efectos secundarios: altera la barrera cutánea y la piel se vuelve más sensible, se ralentiza su recuperación nocturna, produce inflamación, acelera la oxidación de las células y favorece a las arrugas.