Master en lavado

Aunque parezca una contradicción, lavarlo todos los días con un champú agresivo puede provocar un efecto rebote. Si la piel detecta una eliminación excesiva de lípidos, da la orden de producir más. Por eso las fórmulas seborreguladoras atacan el exceso e incluyen activos calmantes.

Tienes que fortalecer el enganche del bulbo, pero, al mismo tiempo, librarlo de todo lo que se acumula sobre él y lo asfixia (suciedad, células muertas, lípidos, partículas de productos de styling) con una limpieza cero agresiva.

Trátalo con delicadeza. Por la forma irregular de sus hebras, tiene una gran tendencia a la rotura. No lo laves demasiado a menudo y busca champús con activos nutritivos y poca espuma, porque los agentes que la crean lo deshidratan aún más.

Al tener más glándulas sebáceas en el cuero cabelludo (como los pelos tienen menor diámetro caben muchos más), los lípidos que generan hacen que la melena se aplaste en las raíces. La buena noticia es que puedes lavarlo todos los días sin que sufra, porque la grasa se encarga de protegerlo.

Cada vez que lo mojas, lo sometes a un proceso de oxidación. Tenlo en cuenta y pásate a la limpieza específica para cabello coloreado, con activos que eviten el arrastre de pigmentos. Y usa champús con depósitos de color al menos una vez al mes.

El problema está en tu cuero cabelludo. Espacia el lavado un par de días, pero no más. Tu objetivo es dominar la irritación y evitar los picores, así que necesitas un champú con activos calmantes.

Ya no te puedes quejar de que los champús anticaspa te dejan el pelo sin brillo, porque eso está más que superado: H&S ha logrado una reformulación con partículas de micro-zinc hasta ocho veces más pequeñas que consiguen acabar con la caspa sin afectar a la suavidad ni al acabado.