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Vitamina C: todo lo que debes saber del mejor activo antiedad

Sirve para todo: desde acabar con las manchas a dar más luminosidad al rostro, sin dejarnos su objetivo más interesante: borrar las arrugas. Deberías ser fan de la vitamina C, así que te lo contamos todo para que la incluyas ya en tu rutina de belleza

Vitamina C, tu nuevo antiedad favorito./Joel guerrero/unsplash

Vitamina C, tu nuevo antiedad favorito. / Joel guerrero/unsplash

Stefanie Milla
STEFANIE MILLA

A poco que a uno le guste la cosmética, sabrá que existen algunos activos dermatológicos top. Imbatibles. Eficaces. ¡Súper héroes cutáneos! De algunos, como el ácido hialurónico, ya hemos hablado aquí. Y ahora le toca el turno a la vitamina C, una de las moléculas antiedad más potentes que existen. Combate las manchas, unifica el tono, oxigena la piel y es antioxidante. ¿Alguien da más? Vamos a hacer un repaso corto de las bondades de la vitamina C pura y activa con la piel y son muchos:

1. Cual sargento, pone orden en los melanocitos y reduce la síntesis de melanina, lo que mejora el aspecto de la piel. Sin llegar a eliminar las manchas existentes, es excelente para controlar la aparición de nuevas manchas, y proporciona un tono más uniforme al cutis.

2. Es un extraordinario activo antioxidante, por lo que reduce notablemente el daño de los radicales libres, ¡un escudo de defensa para la piel! Se ha comprobado que mejorar los niveles de vitamina C y E en la piel mejora la resistencia de la piel a los rayos UV.

3. Estimula la regeneración de la vitamina E en la piel: juntas, son imbatibles en el Team AntiRadicales Libres. Esta conjunción disminuye la formación de los lipoperóxidos, que provocan envejecimiento cutáneo.

4. Aplaca y calma los procesos irritativos de la piel. El estrés, la contaminación, los tratamientos agresivos… generan inflamación a nivel celular que la vitamina C ayuda a calmar.

5. Ayuda a tener una piel más firme porque transforma la prolina en hidroxiprolina. Y de esta forma, estimula la producción de colágeno nuevo. Los fibroblastos dependen de la vitamina C para crear colágeno: sin ella, no hay firmeza y la flacidez se abre paso.

6. La vitamina C juega un papel importante en la diferenciación de los queratinocitos. Y ahora, lo traducimos al castellano: mejora la función barrera y la integridad de la capa más externa de la piel, la epidermis. En resumen, la fortalece y hace más resistente.

El quid de la cuestión

Siendo tan eficaz, ¿cómo es que no se encuentra en más cosméticos? La razón es química: conseguir que sea estable – y no pierda eficacia – y que además tenga una actividad real sobre la piel y que a la vez no sea irritante no es fácil. De hecho, ¡es complicadísimo! Y aunque muchísimos cosméticos afirman tener vitamina C (que no digamos que no la tengan, que conste), de eso a que funcionen… hay un abismo.

Cuál es la más eficaz

Sinceramente, saber qué cosméticos con vitamina C funcionan es para hacer un máster en cosmética y dermatología a la vez… Intentaremos, con la mejor de las intenciones, hacer un resumen más o menos claro.

- El ácido ascórbico es la forma más activa de la vitamina C, pero es muy inestable, por lo que pierde eficacia pronto. Para mantenerla estable tiene que estar en su forma ácida – con un pH inferior a 4 o bien estar en fórmulas sin agua.

- Como hemos comentado antes, la vitamina C es hidrosoluble (se disuelve en agua), por lo que a menudo se usa en fórmulas anhidras. Es decir, sin agua. Por eso existen fórmulas en polvo que se mezclan directamente con la crema, o bien con la vitamina C suspendida en siliconas o aceites, lo cual le da mucha eficacia, pero una textura más pesada. Una buena forma de evitar el agua – que además provoca que la vitamina C se acabe oxidando – es mirar que en la etiqueta no aparezca “water” (agua) como uno de los primeros ingredientes.

Para que la vitamina C sea realmente eficaz para la piel tiene que tener una concentración mínima del 8%. A mayor concentración, más efecto, aunque según el Instituto Pauling (creado por Linus Pauling, premio Nobel de Química y uno de los grandes especialistas en vitamina C de la historia), cuando de piel se trata, no tiene demasiado sentido ir más allá del 20%: la piel no puede absorber más allá de esa cifra. Y además, a mayor concentración también mayor irritación. En general, el porcentaje ideal de vitamina C va del 10 al 15% de ácido ascórbico.

Cualquier producto con ácido ascórbico tiene que estar bien protegido, en envases que no dejen pasar la luz. Aun así, se oxida pronto. De ahí que haya tantos formatos de vitamina C en tamaños pequeños o en versiones que tienen la vitamina C aislada hasta su momento de uso, con fórmulas que se mezclan en el mismo momento de la aplicación.

Una opción popular es “esterificar” el ácido ascórbico, un “truco” químico por el que se bloquea el lugar molecular donde el ácido se oxida, aportándole estabilidad frente a la luz y al agua.

Por qué hay que tener cuidado con ella

Una vez dicho todo esto, es importante recalcar además que la vitamina C, a estas concentraciones y pH eficaces, puede ser irritante. Los síntomas pueden ser desde un clarísimo picor y malestar al aplicarla a reacciones menos llamativas, pero también visibles, como la aparición de granitos, rojeces… Una piel que se encuentra incómoda, vamos. En ese caso, es mejor usar fórmulas con menor concentración que serán más tolerables y seguirán ofreciendo gran parte de esos beneficios – pero con menor irritación.

Como vemos, formular bien la vitamina C (pero bien de verdad, que tenga sentido dermatológico) no es nada fácil. Por eso se buscan alternativas a la vitamina C en su forma de ácido ascórbico, que, como hemos visto, es eficaz a rabiar, pero tiene sus pegas.

Sus derivados con efecto cosmético

Es cierto que los derivados son menos potentes, pero, curiosamente, tienen un excelente efecto sobre la luminosidad de la piel y son más fáciles de formular y/o más agradables de incluir en cremas y sérums.

Uno de los derivados de la vitamina C más populares es el Ascorbil Glucosido, puesto que es muy estable y, además, fácil de formular, y se puede incluir en cremas o sérums de uso agradable, aunque no se puede alcanzar concentraciones tan altas como con el ácido ascórbico.

También muy frecuente es el Ácido Etil Ascórbico, pues es muy estable y a la vez tiene gran capacidad de penetración.

Entre los más populares se encuentra el MAP, el Magnesio Ascorbil Fosfato, un derivado de la vitamina C estable con un pH 7, que sí puede ser soluble y más estable en agua. Si se usa en concentraciones altas, a partir del 15%, es más estable en polvo.

El Tetraisopalmitato de Ascorbilo tiene la ventaja de ser soluble en aceite, y, además, mejorar la luminosidad de la piel. Es estable en un pH inferior a 5 y parece que penetra mejor que el MAP.

El resumen que importa

Que un cosmético tenga vitamina C no quiere decir que ofrezca los muchos y espectaculares beneficios que ésta tiene sobre la piel. Es importante elegir fórmulas que realmente tengan actividad dermatológica – y encontrar además la que más se adapta a nuestra piel, iniciando su uso siempre por la noche y, en caso de ser una fórmula muy intensa, usándola sólo cada tres noches, para luego ir aumentando de forma progresiva la frecuencia de uso.

Por cierto… si para alguien es fundamental esta vitamina es para los fumadores, puesto que la nicotina agota las reservas que de ella tenemos en la piel, lo que se traduce en un cutis más ahogado (le llegan menos nutrientes y menos oxígeno), más flácido (sin vitamina C, no producimos colágeno) y que cicatriza peor debido a esa falta de oxigenación.

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