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Esencias: el básico de la belleza asiática que tienes que probar

Son sofisticados híbridos entre un fluido hidratante y un sérum: las llamadas esencias o lociones de tratamiento se están abriendo paso con fuerza en cosmética. ¿Vale la pena invertir en un cosmético más? ¿Qué hacen y cómo funcionan?

Las esencias o lociones de tratamiento son un híbrido entre un fluido hidratante y un sérum./Shutterstock

Las esencias o lociones de tratamiento son un híbrido entre un fluido hidratante y un sérum. / Shutterstock

Stefanie Milla
STEFANIE MILLA

Lo reconozco: la primera vez que me hablaron – y me dieron a probar– una esencia la cosa me llevó su tiempo. Mi primer error fue pensar que era un tónico. No, no lo es. O que era una hidratante líquida. Tampoco. A pesar de que tiene un poco de ambos… Para acabar de liarla, en España el mercado no acaba de ponerse de acuerdo en cómo llamarlo. Algunos lo califican de esencia, pero también lo encontramos como tónico hidratante, cuidado líquido, tónico suavizante, loción de tratamiento… Y ya puestos a ser exactos, y a pesar del enganche que tiene cualquier artículo que mencione a la K-Beauty, podemos decir que la esencia es parte del ritual asiático – y la cosmética japonesa no escapa a ella.

Inicialmente, la forma más cómoda de explicar a las aficionadas qué era este cosmético facial era hacer referencia a la loción de pitera de SKII (que, para más inri, ya hace años y años que no se vende en España). No era una loción conocida por el gran público, pero quien la probaba… ayyyy, ¡quien la probaba no escapaba a su embrujo! De hecho, no faltan fans entregadas que bien la compran fuera o la rastrean por internet para seguir disfrutando de sus dos dosis diarias de suavidad cutánea asegurada.

Son líquidos, pero muy poderosos a la hora de hidratar. / Suttherstock

A estas lociones de tratamiento aún les está costando un poco entrar en el mercado español, a pesar de que se encuentran ya en la mayoría de las marcas más potentes -como decía, demasiado a menudo con nombres diferentes, lo que hace muy complicado distinguirlas a primera vista-. Es lógico entender que a la consumidora le esté costando trabajo adoptar un nuevo cosmético más en su rutina. No sólo por entender lo que es y cómo se usa, ¡sino porque cuesta invertir en un producto más si no tenemos muy claro lo que consigue!

Con las lociones de tratamiento sucede como con el sérum: si nunca se ha usado, no pasa nada. Pero una vez comenzamos a usar uno y nos damos cuenta de que sus beneficios se notan –y mucho–, se convierte en un básico del que no se quiere prescindir.

¿Cómo explicar entonces las esencias o lociones de tratamiento a quienes no la conocen? Son un concentrado líquido de activos hidratantes, que a menudo se completan con activos pro-luminosidad o fortalecedores de la barrera cutánea. Suelen ser totalmente líquidos, casi como el agua, o bien muy ligeramente gelificados, y se extienden por todo el rostro, cuello y escote.

¿Cuándo se aplican? Después de la limpieza. Es más, si se usa siempre tónico, se usan tras el tónico, sin sustituirlo. Y, por tanto, antes del sérum y de la crema. La aplicación es muy agradable y la absorción es inmediata, si bien conviene dejarlo secar unos dos minutos y que penetre antes de aplicar los siguientes productos.

¿Qué se consigue con ellas? Aportar más hidratación y mejorar el aspecto de la piel. Sí, es verdad que eso se consigue aplicando crema. Y más aún si se extiende sérum y crema. Pero si se hace uso de la trinidad hidratante, los efectos se multiplican. No por nada, la aplicación ritual de todos estos productos y la doble limpieza (¡más el uso y disfrute de todo tipo de mascarillas!) son la base del famoso ritual de belleza asiático.

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