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Sí, con mítica lata azul nos referimos a la crema hidratante de Nivea de toda la vida que verdaderamente nuestras abuelas utilizaban para cara, cuerpo y otras zonas olvidadas y secas como los talones o los codos. Ideal para pieles deshidratadas y para evitar estrías. (7,68 euros).
De igual fama es la mítica vaselina de aires vintage y aromas deliciosos que nuestras abuelas siempre, siempre, llevaban en su bolso. Su olor a grosella enamora y su tarro vintage es un flechazo. Pero lo mejor de todo es que hidrata muchísimo los labios secos y cortados, y deja un colorcito jugoso que pone buena cara al instante. (3,84 euros).
Doble ración de nostalgia con la laca Elnett de L'Oréal, un imprescindible de las permanentes y los ahuecados de todas las abuelitas del planeta. Y sí, una de las más vendidas a día de hoy. Esta opción es de fijación normal, permite moldear el cabello al gusto y se elimina fácilmente con una pasada de cepillo. (6,90 euros).
Bella Aurora es otra de las firmas clásicas que no podían faltar en el neceser de nuestras abuelas. Pero especialmente se repetía la mítica crema Doble Fuerza. Hoy, mantiene exactamente los mismos activos para iluminar la piel, regenerarla y eliminar las manchas cutáneas. Se puede aplicar como crema de noche, mascarilla o en las partes del cuerpo más secas como codos o rodillas… (8,40 euros).
Si tu abuela tenía influencia beauty francesa, entonces probablemente podías encontrar en su tocador los polvos Poudre De Riz De Java Poudre Illuminatrice Universelle de Bourjois. Un maquillaje matificante que fue lanzado al mercado en 1879 y que hoy sigue conquistando los rostros de muchas mujeres por su poder para eliminar las imperfecciones con un acabado muy natural. (10,50 euros).
Bajo el lema "el aroma de mi hogar", la icónica firma Heno de Pravia sigue en pie con sus jabones en pastilla naturales, sus geles corporales y sus otros imprescindibles de aseo como sus clásicos desodorantes. Todo mantiene el olor original que tantos recuerdos nos devuelve. (2,75 euros).
Otro clásico de maquillaje es el rubor de Maderas de Oriente. Un tono que sienta de maravilla en todas las pieles y que se adapta a la perfección gracias a su acabado polvo/crema, flexible y empolvado. La otra gran baza (como no) es su olor inconfundible al que nuestras abuelas estaban enganchadas y que si se lo oliste en la infancia, puede que nunca llegues a olvidar. Y sí, se ha hecho viral recientemente en las redes. (5,88 euros).
La utilizaron Audrey Hepburn, Catalina la Grande y también nuestras abuelas. El secreto del éxito de esta colonia creada hace más de 200 años no es otro que su precioso frasco, pero sobre todo, su perfecto olor cítrico y floral inconfundible, fresco y renovador. (41,73 euros).
Es una tendencia beauty que vuelve, pero si hay algo que no podía faltar en el neceser de nuestras abuelas, era una crema hidratante multiusos como la Eight Hour Cream de Elizabeth Arden, que se puede aplicar de pies a cabeza. Te adelantamos que es la favorita de la reina Isabel II y que se agota sin parar en Amazon. (22,93 euros).
Cada temporada cambia su diseño, pero los Polvos Terracotta de Guerlain siguen siendo un cosmético de culto internacional que nuestras abuelas empezaron a llevar desde 1984. Desde entonces, todos están inspirados en el desierto y se encargan de iluminar el rostro con un resplandor instantáneo, natural y saludable durante todo el año, como el primer día. (38,75 euros).
Un rojo de labios icónico que nuestras abuelas guardaban con cariño para las ocasiones más especiales, es el Pure Color Envy de Estée Lauder. Una barra satinada y cremosa que deja unos labios muy bonitos, definiendo su forma y manteniéndolos hidratados durante 6 horas. (30,60 euros).
Ni cápsulas ni parches ni champús ni sérums. El producto capilar para frenar la caída del cabello y estimular el crecimiento del mismo se vende desde hace más de 70 años en las farmacias. El tónico capilar Ron-Quina de Kesmar era un imprescindible de antaño que se ha vuelto a poner de moda y que se agota sin parar. (6,95 euros).
Otra genialidad con más de 90 años de vida que usaron nuestras abuelas es la crema de Abéñula. Un pequeño tubo que sirve para desmaquillar los ojos, y de paso fortalecer muchísimo las pestañas. Además, elimina la sensación de fatiga de la vista. ¿Quién quiere un sérum de pestañas teniendo Abéñula? (9,74 euros).
El desodorante en crema de Lancaster es un clásico de baño en las historias familiares. Y lo mejor es que en esta ocasión no solo lo usaba tu abuela, también lo hacía tu abuelo gracias a su filosofía unisex: olor neutro a limpio y una textura suave que se absorbe con rapidez. (6,56 euros).