A partir de cierta edad, usar una crema de manos es un paso imprescindible. La piel que las rodea es una de las zonas que antes delata el paso del tiempo, ya que pierde elasticidad, se vuelve más fina, aparecen las manchas solares y las arrugas se marcan con más facilidad. Por lo que, al igual que cuidamos el rostro con tratamientos específicos, nuestras manos también necesitan fórmulas eficaces, constantes y de calidad.
Mi madre lo tiene claro. Siempre ha sido muy meticulosa con el cuidado de sus manos, y es fácil entender por qué: las tiene suaves, sin asperezas y casi sin manchas, incluso en invierno. Su truco —además de no salir nunca de casa sin protector solar— es elegir bien el producto. Ella no cambia fácilmente de crema de manos, y desde hace tiempo tiene una favorita que siempre repone: una crema francesa de parafarmacia que trata, previene y protege como pocas.
Su filosofía orgánica, su formulación responsable y su textura impecable la han convertido en un básico no solo para ella, sino para todas a las que nos la ha recomendado. Y sí, yo también la he probado, y ahora entiendo por qué insiste tanto.
Formulada con aceites de ciruela y girasol orgánicos cultivados en Francia, esta crema nutre en profundidad, repara las manos dañadas y protege frente a las agresiones externas, como el frío o el viento. Además, mejora visiblemente el aspecto de las uñas y las cutículas, algo que no todas las cremas de manos consiguen. Su riqueza en vitamina E y ácidos grasos esenciales hace que con muy poca cantidad se note una diferencia real en la textura de la piel.
La textura es otro de sus puntos fuertes: es fundente, se absorbe con rapidez y no deja sensación grasa. Puedes aplicarla en cualquier momento del día sin que interrumpa lo que estás haciendo. Lo mejor es que desde las primeras aplicaciones, las manos recuperan elasticidad, se ven más lisas y se sienten más suaves.
¿Otra ventaja? Su formulación es 100 % natural, vegana y responsable. Aprobada por Yuka con una buena puntuación, esta crema refleja el compromiso de Patyka con la cosmética ecológica eficaz. Si te preocupan las manchas, la deshidratación o el envejecimiento en las manos, a mí esta es una de las que más me gusta.
Wood Sage & Sea Salt de Jo Malone London. Esta crema de manos combina hidratación con una experiencia sensorial que la hace muy especial. Su fórmula está pensada para usarse en cualquier momento del día, con una textura ligera que se absorbe sin dejar residuos.
Lo mejor es que deja la piel suave y perfumada con una de las fragancias más emblemáticas de la marca, con notas marinas, amaderadas y salinas. Aporta una sensación de frescor y bienestar que no es fácil encontrar en productos de este tipo.
Rosa Rossa de Guerlain. Con más de un 97 % de ingredientes de origen natural, esta crema de Guerlain es una alternativa ligera y sensorial para quienes buscan una hidratación delicada con un toque floral. Enriquecida con manteca de cera de abeja, deja las manos suaves, flexibles y ligeramente perfumadas con las notas afrutadas de la línea Rosa Rossa.