Tenemos mucho conocimiento sobre las rutinas de belleza y los pasos imprescindibles, sin olvidar nunca nuestro tipo de piel: mixta, grasa o sensible. Pero, si lo que realmente quieres es un rostro luminoso, uniforme e hidratado, no puedes olvidarte del paso más imporante de todos: la limpieza facial. La clave no solo está en no olvidarte de este paso, sino de cómo lo llevas a cabo, y también, por supuesto, de los productos que eliges para ello.
Porque si tu piel no está como esperadas, puede que el problema no esté en lo que aplicas, sino en la forma que lo haces. Cristina Galmiche, facialista experta en pieles sensibles y creadora del reconocido método que lleva su nombre, lo deja claro: la limpieza es el paso más importante de cualquier rutina facial. Y por eso, nunca debes olvidarte de ella si lo que quieres es tener salud en tu piel.
¿Por qué la limpieza facial es tan importante?
Según Galmiche, limpiar la piel mañana y noche es imprescindible para mantenerla sana y luminosa. «Una buena limpieza permite que la piel respire, se regenere correctamente y que los productos que aplicamos después sean realmente eficaces», explica. Como nos explica la experta omitirlo, o incluso hacerlo mal, puede conseguir alterar el equilibrio natural de la piel, lo que la convierte en un rostro reactivo, apagada o incluso propensa a imperfecciones. En mi caso, los granos en la zona de la barbilla es el reflejo de esas semanas que no estoy tan pendiente de este paso y el estrés aparece en mi piel.
A veces, el fallo más común y repetido es el más obvio. En este caso suele ser habitual hacerlo deprisa, o directamente saltárselo o por el contrario, abusar de activos o productos. «Hay quienes limpian en exceso y dañan la barrera cutánea, y otras que lo hacen tan superficialmente que la piel sigue sucia», advierte la experta. También la elección del producto a utilizar es importante, si apostamos por fórmulas demasiado agresivas, la experta nos explica que esto puede llevar a eliminar el manto lipídico y dejan la piel tirante.
Para Galmiche, el secreto está en una limpieza consciente, suave y constante. En su método, el primer paso es una leche limpiadora que retira el maquillaje y las impurezas acumuladas durante el día. A continuación, una loción calmante que equilibra y relaja la piel, y finalmente una loción equilibrante que prepara el rostro para recibir el resto de la rutina.
Según la experta, la piel tiene una necesidad por la mañañana y otra por la noche. La facialista nos explica que por las mañana se utiliza para eliminar toxinas, restos de sudor o incluso exceso de grasa que se acumula a lo largo de la noche. Y sin embargo, por la noche se trata de retirar los excesos o productos aplicados durante el día, como el protector solar, la contaminación o el maquillaje. . «El desmaquillado no es suficiente; necesitamos limpiar en profundidad para que la piel quede lista para regenerarse mientras dormimos», señala Galmiche.
«La piel que no se limpia de manera adecuada pierde luminosidad, se vuelve irregular al tacto y responde peor a cualquier tratamiento» nos cuenta. Además, como añade, puede desarrollar sensibilidad, granitos y envejecimiento prematuro. «Cuando una persona cree que tiene mala piel, muchas veces solo tiene la piel saturada y mal cuidada», comenta la facialista.
Es una de las excusas más repetidas, pero la realidad es que no es necesario tener una rutina muy extensa ni se necesita mucho tiempo para cuidar tu piel a diario. Pero, para todos esos días de pereza, hay que recordar que no te llevará más que un par de minutos. Cristina nos resume los pasos imprescindibles para la limpieza. Por la mañana: leche limpiadora, loción calmante y equilibrante, y luego tu hidratante y protector solar. Por la noche: limpieza más profunda, sérum y crema. Como resume Galmiche: «No se trata de usar muchos productos, sino de hacer bien lo básico. Y la limpieza es lo básico por excelencia», concluye la experta.