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Si pensábamos que la gran polémica sobre el racismo, los Oscar y la Academia del cine estaba terminado, nos equivocábamos. El discurso introductorio de Cris Rock servía para avivar el fuego latente y se convertía en 'trending topic' a los pocos minutos. Algunos, incluso, se atrevían a juzgarlo como un ataque racista contra los blancos...
La pregunta con la que comenzaba su 'speech' daba muestra de que nadie iba a quedar indiferente: "¿Es Hollywood racista?". Lo lanzaba antes de comenzar a contestar y de verter sobre productores y guionistas, "tremendamente majos", la sombra de que jamás contratarían a ciertos profesionales por el simple color de su piel.
“Definitivamente sí, pero es el tipo de racismo al que te acabas acostumbrando. Es como en las hermandades universitarias, es como 'nos gustas, Rhonda, pero no eres una Kappa'", era la contestación con la que daba comienzo la 88ª edición de unos Premios Oscar descafeinados -quizá porque esperábamos el numerito habitual de Jennifer Lawrence tropezando-.
"Estoy en los Óscar de la Academia, también conocidos como los premios de los blancos. ¿Se dan cuenta de que si nominaran a los presentadores, yo no habría conseguido este trabajo?", añadía para echar algo más de leña al fuego.
Chris, cuestionado por haber aceptado presentar la gala a pesar de ser negro, lanzaba un duro mensaje a una de las parejas que más han defendido la postura del racismo en Hollywood, Will Smith y Jada Pinkett. "No queremos boicotear nada, queremos las mismas oportunidades", comenzaba para explicar el sentir del matrimonio.
Pero, en seguida, venía la 'bofetada': "Jada no viene. Es como si yo opinara sobre las bragas de Rihanna, nadie me ha invitado". Ahí queda eso...
Rock bromeaba con el asunto y proponía a los organizadores de la gran fiesta del cine mundial a crear la categoría de "Mejor amigo negro del protagonista", para limar las susceptibilidades y conseguir que siempre hubiese un negro entre los nominados.
Una manera brillante de quejarse y, a la vez, de hacer autocrítica. Un monólogo para atacar, de manera sutil y muy bien hilada, al cinismo en Hollywood y en aquellos que buscan una excusa ante lo inexcusable: ¿quizá este año los actores blancos hayan hecho mejores papeles?