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“Quiero ser recordado como alguien que hizo lo que le dio la gana”

El único diseñador del mundo cuyo nombre de pila bautizó su creación sin él pretenderlo visita España para presentar el libro definitivo sobre su obra. Muchos lo conocieron por la serie ‘Sexo en Nueva York’, pero él, como el arte, ya estaba allí. hablamos con el último gran dandi de la moda.

Manolo Blahnik durante su visita a Barcelona. / gtres.

ANDRÉS GUERRA

Cuando un caballero vestido con un traje malva de americana cruzada consigue que fotógrafos, blogueras, diletantes y prensa especializada se aparten a su paso como las aguas ante Moisés, tenga por seguro que nos encontramos ante un emperador de la moda. Hoy, tras la desaparición de los Saint Laurent, Dior y Versace, quizá sea una de los pocos que pueda arrogarse tal distinción. Manolo Blahnik, aquel que dio su nombre de pila al zapato más celebrado del mundo.

A pesar de ser internacionalmente conocido y venerado tanto por expertos y editores de moda como por las mujeres que no pueden pagarse un par de sus creaciones, no quiere que su compañía crezca. Sigue considerándose un artesano y abrir una tienda en Londres, el pasado mes de enero, le parece una empresa formidable. Quizá, lo más ostentoso de estos casi 50 años dedicado a su obsesión por crear el zapato perfecto, es que compró todo el edificio que alojaba su pequeño establecimiento de la calle 54 en Nueva York.

El diseñador, de niñez canaria y vida europea afincada en Inglaterra –alterna en la conversación el español con el inglés y el francés sin apercibirse de ello–, fue el invitado más rutilante de la 080 Barcelona Fashion. Blahnik escogió este certamen de moda dedicado a las firmas emergentes para presentar su libro 'Fleeting gestures and obsessions'.

  • Corazón: En 2009 dijo que aún no había logrado su zapato perfecto. Manolo Blahnik: Y lo sigo diciendo. Eso llegará el día en que esté satisfecho y no creo que lo esté nunca. Los primeros que hice fueron los más excitantes para mí. Yo soy muy antiguo y eso es lo que me mantiene ilusionado. No me gustan los ordenadores: necesito estar en la fábrica, ver y tocar. Y llevo décadas trabajando con las mismas fábricas y proveedores, no me gusta cambiar. Busco gente con la que congenie. Una vez tuve una idea diabólica de hacer manoletinas, pero se esfumó.

  • Corazón: Doña Letizia llevó unos zapatos suyos el día de su boda. ¿Le gusta como icono de elegancia? Manolo Blahnik: De ella puedo decir que es bellísima. Está aprendiendo una forma de vivir que no era la suya y lo hace cada vez mejor.

  • Corazón: En 2012 le otorgaron el premio Nacional de Moda. ¿Se siente reconocido en España? Manolo Blahnik: Pues no lo sé, porque como no vivo aquí… Pero fue un enorme honor y es uno de los premios que más quiero. Me encanta España y me obsesiona el arte español. ¿Cómo negar que este país es mi casa? Verás mis raíces en mis zapatos. No lo podré negar nunca.

  • Corazón: Es un enamorado del cine español, particularmente de Almodóvar, y tiene amistad con muchas actrices españolas. Algunas aparecen en su libro. Manolo Blahnik: Siempre estoy esperando a que Pedro estrene una película. Y adoro a Maribel Verdú, que es una diosa, Paz Vega, que es bellísima, Julieta Serrano, Rosario Flores, Aitana Sánchez Gijón o Ángela Molina, que es mi debilidad.

  • Corazón: Hay un modelo que lleva el nombre de Lola Flores. Manolo Blahnik: No te puedes desligar de lo que te evoca una copla aunque estés mil años fuera de este país. Quizá a los jóvenes les importe un pepino, pero en mi generación, allá donde estuvieses sonaba algo de Lola o de Concha Piquer.

  • Corazón: ¿De dónde se siente? Manolo Blahnik: Mientras más mayor me hago más siento el calor de mis raíces. Mi padre era checo y mi madre española, lo que es muy bueno. Nunca me he sentido en casa en ninguna parte pero me siento en casa siempre. Como un viejo gitano.

  • Corazón: ¿Qué le falta a España para proyectarse internacionalmente? Manolo Blahnik: No le falta nada, que salgan ustedes fuera y lo promuevan, porque los talentos están aquí.

  • Corazón: ¿Quizá el apoyo de las autoridades políticas? Manolo Blahnik: No creo mucho en las autoridades, pueden ayudar hasta cierto punto a dar impulso, pero deben ser los creadores. Es lo que yo pienso.

Famosos son Unamuno y Valle-Inclán. Los

  • Corazón: ¿Qué diseñador español le ha marcado más? Manolo Blahnik: Tengo pasión por Sybilla. Marcó una época interesantísima en España

  • Corazón: ¿Cómo vivió la fama que le dio en su día la serie 'Sexo en Nueva York'? Manolo Blahnik: o sé lo que es la fama verdaderamente, aunque parezca estúpido y falso lo que estoy diciendo. Admito que llegas a un aeropuerto de EE.UU. y me tratan bien, me pasan el primero… Pero es tan estúpido eso de la fama… Si fuese Unamuno, Valle-Inclán o Henry James... Eso sí que es fama porque está ahí para siempre. Los zapatos los usas y los tiras o los guardas en el desván.

  • Corazón: Fue complicado crearlos para 'María Antonieta' Manolo Blahnik: Fue una idea de la diseñadora de vestuario Milena Canonero. "Que no sean muy académicos", me encargó. Trabajé con genios. Hay otro proyecto de cine pero prefiero no desvelarlo aún.

  • Corazón: ¿Le gusta que sus zapatos sean conocidos como 'Manolos'? Manolo Blahnik: No mucho. ‘Manolos’ me suena a un bar de toreros retirados o una compañía de transportes, pero lo asumo. Estoy bromeando. Es un gran honor porque es el nombre más común de Latinoamérica y España, y eso me honra.

  • Corazón: ¿Qué le movió a publicar su obra 'Fleeting Gestures and Obsessions'? Manolo Blahnik: Los editores llevaban tiempo dándome la lata para que hiciese algo así y yo pensaba que era pretencioso, pero ahí está. Hubiese puesto muchísimos más nombres pero no había sitio.

  • Corazón: 'Fleeting es ‘gesto fugaz’. A qué se refiere y cuáles son sus obsesiones. Manolo Blahnik: Es cuando tengo una idea o conozco a alguien, aunque sean dos minutos, y consigue marcarme. La obsesión es el zapatito.

  • Corazón: ¿Por qué prepara ahora tan inmenso legado? ¿Quiere hacer balance? ManoloBlahnik: No hago balance. Yo no soy un nostálgico.

  • Corazón: ¿Tiene un heredero para su obra? Manolo Blahnik: Por favor, no. Pero mi sobrina es muy buena, está haciendo un gran trabajo en la compañía. Yo quiero una empresa como la que tengo, pequeña

  • Corazón: ¿Sabe cuánto factura anualmente? Manolo Blahnik: Lo ignoro, debería llamar a mi sobrina. Creo que va bien. Hemos abierto una nueva tienda en Londres y algunos dicen que estoy loco, porque llevo 40 años con la misma. Me hizo ilusión, pero no haré nada más.

  • Corazón: ¿Cuál fue su primer contacto con el diseño? Manolo Blahnik: Después de la Guerra Mundial todo llegaba a España a través de Argentina: Vogue USA, Life, Time... Recortaba lo que me gustaba. Me fascinaban las fotos de Richard Avedon, pero no tenía ni idea de que iba a acabar diseñando extremidades. Quería dedicarme al diseño aplicado, al cine o al teatro, hasta que descubrí que era un mundo muy histérico, muy nervioso.

  • Corazón: ¿Qué le marcó más de su infancia? Manolo Blahnik: Yo de pequeño sufría pesadillas y era una tortura para mis padres y quienes me cuidaban. Mamá encontró la solución leyéndonos. Ella estaba poseída por los poetas Lorca y Machado. Nos producía una especie de encantamiento y siempre le pedía más. Con 12 años tenía pasión por leer. Cuando estuve en la escuela en Ginebra –hablo de finales de los 50–, ella nos decía: «Tenemos que leer, que me acaba de llegar de Argentina este libro». Y entonces nos leía El gatopardo. En esa época comencé a madurar en cuanto a saber lo que quería. Releo el libro al menos una vez al año y habré visto la película 50 veces

  • Corazón: ¿Qué es lo que más detesta en el negocio de la moda? Manolo Blahnik: La copia, el plagio. Hace años que lucho por un secuestro de mis dibujos, que en China reproducen exactamente igual aunque en plástico. De hecho, a través de mi página web pueden cursarse denuncias de plagios.

“Doña Letizia está

  • Corazón: Un diseñador dijo que cuando te copian es que has triunfado. Manolo Blahnik: Eso era hace mucho tiempo; ahora te copian y lo hacen exactamente. Hermès tiene cosas realizadas por exempleados suyos en China que son prácticamente iguales. Odio eso.

  • Corazón: ¿Cómo es su proceso de creación? Manolo Blahnik: Requiere mucha paciencia y yo soy muy impaciente, imagina lo que me cuesta. El boceto puede salir en dos minutos pero luego hay que añadir un millón de cosas y puede convertirse en una tortura. En Londres comencé trabajando con quienes hacían el calzado para la corte, en Bond Street, todo muy artesanal, un producto fantástico. La velocidad del mundo se come esto.

  • Corazón: ¿Cuántos modelos tiene cada una de sus colecciones? Manolo Blahnik: Debería controlarme porque a veces son como vómitos de ideas. Suelen ser ciento y algo. También hacemos clásicos que repito todas las temporadas.

  • Corazón: El mundo de la moda está en continua efervescencia. ¿Cómo ve usted la incorporación de los tacones al calzado masculino? Manolo Blahnik: El mundo entero avanza a una velocidad inmensa, pero eso no es nuevo. En la corte española y en la francesa había ‘taconcísimos’. Prefiero a los hombres con zapatos anónimos aunque de color

  • Corazón: ¿Y llevar calzado deportivo todo el día? Manolo Blahnik: Es una estupidez. Una persona tiene ganas de estar cómodo ciertos momentos del día, pero para ir de noche… Es solo una moda.

  • Corazón: ¿Cuándo dejaron de interesarle las pasarelas? Manolo Blahnik: Hace mucho tiempo. Son monótonas y la repetición me fatigan. Casi todo es igual siempre. Deberían buscar una nueva estructura para presentar las creaciones, una forma diferente de expresar lo que tienes que vender y no una hilera continua de chicas monísimas con música atronadora. Lo veo demodé. Me gustaría volver a los tiempos de la couture, que también adaptó el prêt-‘â-porter, en los que se hacían pequeños pero simpáticos shows. Era mucho más interesante y sabían caminar perfectamente. Ahora es un espectáculo que entretiene a la gente sin mucha ilusión. Debemos evitar la monotonía de los desfiles.

  • Corazón: ¿Qué echa de menos del pasado? Manolo Blahnik: Todo el mundo tenía un criterio personal. Era estupendo ver el triunfo de la perfección en un vestido… Ahora lo puedes ver en la maison Margiela de John Galliano. Tengo esa manera de pensar de que las cosas duren si están bien hechas. Recuerdo mucho a Saint Laurent y hoy me gusta Azzedine Alaïa. De todos modos, es inútil lamentarse por el pasado, hay que adaptarse al futuro.

  • Corazón: Siempre ha defendido a John Galliano, a pesar de que fue despedido de Dior por un episodio de insultos antisemitas en público. Manolo Blahnik: No tengo que defenderlo, es el último gran talento. Tuvo un problema enorme por su adicción pero si me llama mañana, voy corriendo.

  • Corazón: ¿Impartirá este año su clase mensual en el Royal College de Londres? Manolo Blahnik: No, ni el próximo. No tengo tiempo. Mis alumnos son estupendos y van a triunfar, tengo un buen olfato para la gente que tiene algo diferente. Pero no me gusta la enseñanza

  • Corazón: ¿Cuándo se bajarán las señoras de la plataforma? Manolo Blahnik: Nunca deberían haber subido a las plataformas. Son muy anticuadas y destruyen las proporciones. Es como un circo, me recuerda tiempos horribles que veo en películas de los años 40. Gente desesperada que llevaba cosas de corcho.

  • Corazón: Tenía casi 30.000 zapatos en su finca de Bath. ¿Ha pensado hacer un museo con esa grandísima colección? Manolo Blahnik: Ya los saqué de allí porque no cabían. Los tengo almacenados en un lugar con temperatura estable, pero no me interesa hacer un museo. Si alguien se anima…

  • Corazón: ¿Qué le dice a las mujeres que sufren sobre altos tacones? Manolo Blahnik: Que llevan zapatos mal hechos. Los míos tienen un buen equilibrio, es de lo que estoy más contento en estos 45 años. Si son enormes, tipo Hollywood bulevar o prostituta, no me gustan.

  • Corazón: ¿Cómo le gustaría ser recordado? Manolo Blahnik: Como alguien que hizo lo que le daba la gana y estaba contento.

19 de febrero-20 de marzo

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